El cardenal Aguiar convoca a un “mestizaje de la globalización” con motivo de los 500 años de las apariciones de Guadalupe

Este lunes 30 de noviembre, en el marco de la clausura del Seminario Nacional de Liderazgo Político de México, organizado por la Academia de Líderes Católicos, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, impartió la conferencia magistral titulada “Generación 2031: Acontecimiento Guadalupano”.



Ante 700 participantes conectados a través de la plataforma Zoom, el cardenal mexicano puso su mirada en el año 2031, cuando se cumplirán 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac, acontecimiento que –dijo–ahora debe servir como “modelo de los nuevos mestizajes de la globalización”.

Recordó que, en este sentido, el papa Francisco ha hecho hincapié en echar una mirada al futuro, pero no sólo para visualizarlo, sino para prepararlo conforme al anhelo cristiano de una civilización del amor, a partir de los dinamismos actuales.

¿Qué es el mestizaje de la globalización?

Para el cardenal mexicano, el “mestizaje de la globalización”, que consiste en hacer del mundo una sola familia, podría llevarse a cabo atendiendo los elementos que estuvieron presentes en el mestizaje guadalupano, estos son: lenguaje, cultura, simbología, oportunidad, esperanza e intervención divina al esfuerzo evangelizador del siglo XVI.

Pero, ¿cómo se puede promover hoy un mestizaje al estilo Guadalupe? Para ello –sostuvo– se necesita un previo diálogo y conocimiento de las realidades, “como nos lo ha propuesto el Papa al pedirnos que promovamos la sinodalidad; es decir, la capacidad de tener en cuenta lo que la gente piensa, cree y anhela, y hacer ese discernimiento juntos”.

Pero además –continuó el arzobispo– es necesario el reconocimiento y estudio de los interlocutores y sus ambientes, tomar en cuenta a las nuevas generaciones (el cambio de época) y el estilo de vida de nuestras sociedades.

El cuidado de la ecología como punto clave

En este contexto, el cardenal Carlos Aguiar Retes destacó también la importancia de promover el cuidado de la Casa Común; afortunadamente –dijo– ante esta situación del cambio climático, quienes son más sensibles son los niños, adolescentes y jóvenes; ahí hay una oportunidad magnífica para entrar en su lenguaje, porque para ellos es un valor y oportunidad para transmitir los nuestros”.

“Otro elemento a reconocer son los distingos sociales que siempre han estado presentes; e incluso, otros elementos como es la diferencia de raza, de color, que son tremendas, que no nos ayudan a nada para hacer esta familia única que deseamos”.

Agregó: Pero también está “la interculturalidad y sensibilización hacia el pobre: no podemos anhelar una cultura única, somos pluriculturales, tenemos nuestras riquezas… en la complementación viene la riqueza”.

El último elemento clave para lograr un mestizaje de la globalización, de acuerdo con el cardenal Carlos Aguiar, es la interpelación entre la globalización y la localización, y la búsqueda de su complementariedad:

“La cultura debe estar abierta a las otras culturas, pero ninguna tiene que someter a la otra; el respeto a las otras culturas es fundamental para que tengamos una globalización que nos permita la unidad, la comunión”.

‘Fratelli Tutti’, encíclica aliada

El cardenal mexicano aseguró que como aliado en este mestizaje de la globalización, se tiene, en primer lugar, la encíclica ‘Fratelli Tutti’, del papa Francisco, pues en ella están las claves: fraternidad, familia, pueblo, patria grande, con la ayuda de políticas públicas que vayan en esa línea. Pero también es necesaria una espiritualidad de comunión.

En cuanto a los desafíos –dijo– está la apertura de muros y superación de barreras sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas y raciales.

Y finalmente, al referirse al eje fundamental para el mestizaje es el trabajo -por encima de cualquier interés particular-, a favor de la dignidad humana y del bien común, “ya que vamos en la misma barca y al mismo destino: estamos llamados a la casa del Padre, para ello hemos recibido la vida… el que aprenda a amar tiene las puertas abiertas a la casa del padre”.

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