El Papa “renueva” en la audiencia general su “cercanía” con las víctimas de abusos y el compromiso de la Iglesia “para erradicar este mal”

El detallado informe publicado este martes por la Santa Sede acerca del depredador sexual y pederasta Theodore McCarrick, el antiguo arzobispo de Washington al que el papa Francisco dimitió el año pasado del estado clerical tras expulsarlo del Colegio Cardenalicio, estuvo presente en la audiencia general que el Pontífice ofició este miércoles en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano.



En sus saludos a los fieles de los distintos grupos lingüísticos al finalizar la catequesis, Jorge Mario Bergoglio recordó que el día anterior se había publicado este significativo documento y aprovechó para “renovar” tanto su “cercanía” con las víctimas de “cualquier abuso” como el compromiso de la Iglesia católica “para erradicar este mal”. El Papa dijo estas palabras con rostro serio y, tras pronunciarlas, se mantuvo durante unos instantes en recogimiento con los ojos cerrados.

La audiencia general estuvo dedicada una vez más a la oración. Al comenzar a hablar, Francisco improvisó sobre el texto que tenía preparado al contar que alguien le había dicho que “habla demasiado de la oración”. Se justificó porque esta es “como el oxígeno de la vida” y “llama sobre nosotros la presencia del Espíritu Santo, que nos lleva siempre hacia adelante”.

Dios “no escucha” a los soberbios

Recordando tres parábolas del Evangelio de Lucas, el Pontífice dijo que la oración “debe ser sobre todo tenaz”, porque Dios “es más paciente que nosotros, y quien llama con fe y perseverancia a la puerta de su corazón no queda decepcionado”. También subrayó que “no hay verdadera oración sin espíritu de humildad” ya que Dios “no escucha” a los soberbios.

En su catequesis animó a los fieles a rezar “siempre”, incluso cuando “todo parece vano, Dios parece sordo y mudo y nos parece perder tiempo”. En esos momentos en los que “el cielo se ofusca”, el cristiano no debe “dejar de rezar” aunque la fe le parezca “una ilusión”. Muchos santos y santas, recordó el Papa, también experimentaron “la noche de la fe y el silencio de Dios” y aún así fueron perseverantes. “En estas noches de la fe, quien reza nunca está solo”.

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