El cardenal Pell regresa al Vaticano para recoger su vivienda tras ser absuelto de su condena por pederastia

cardenal George Pell, australiano

El retorno del cardenal australiano George Pell a Roma, donde se espera que llegue en los próximos días, no está relacionado con el fulminante cese el pasado jueves de Angelo Becciu, a quien el Papa obligó a que renunciara a sus derechos cardenalicios y a su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.



La visita del que fue ‘ministro’ de Economía en la primera parte del pontificado de Jorge Mario Bergoglio estaba prevista desde hace tiempo, explican a esta revista fuentes vaticanas, y obedece a una razón práctica: la necesidad de recoger sus pertenencias del apartamento en el que vivía. Pell tuvo que regresar a su país en junio de 2017 para defenderse de las acusaciones de haber cometido abusos sexuales con dos menores cuando era arzobispo de Melbourne.

Aunque fue condenado en primera y segunda instancia, el purpurado defendió siempre su inocencia y recurrió al Tribunal Superior de su país, que el pasado mes de abril le absolvió al considerar por unanimidad sus siete jueces que los miembros del jurado que lo condenaron “deberían haber albergado dudas” sobre su culpabilidad. La decisión del Alto Tribunal australiano significó su inmediata excarcelación tras pasarse 404 días preso.

De mudanza

Después de su liberación, Pell comenzó a preparar su viaje a Roma para vaciar la vivienda que ocupaba y permitir así que pueda ser ocupada por otro inquilino. Cuando acudió a Australia para defenderse no pensó que fuera a tardar tanto en regresar y dejó en el inmueble muchas de sus pertenencias. La casualidad ha querido que su retorno se produzca pocos días después del polémico cese del prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. En el Vaticano, donde el purpurado australiano ya no tiene ningún cargo, no se espera que se quede durante mucho tiempo.

Pell consideraba a Becciu uno de sus grandes enemigos en la Curia romana, hasta el punto de que celebró su despido con un insólito comunicado en el que aseguraba que Francisco fue elegido “para limpiar las finanzas vaticanas”, por lo que le agradecía su decisión animándole a continuar en esa línea. El cardenal australiano y Becciu fueron antitéticos cuando este último era sustituto de la Secretaría de Estado, un puesto clave en el funcionamiento interno de la Santa Sede y que ocupó entre 2011 y 2018.

Enemigos curiales

En su comparecencia ante los medios el pasado viernes, el ya exprefecto de la Congregación para las Causas de los Santos reconoció que mantuvo con Pell varios “contrastes profesionales porque nosotros veíamos las cosas de un modo y él de otra”. El purpurado australiano “quería aplicar leyes todavía no promulgadas” y estaba “en contra” de Becciu, contó este último, que llegó a pedirle una audiencia en la que le “sometió a un interrogatorio” preguntándole si estaba o no a favor de la reforma y de la corrupción. En otra reunión de ambos en presencia del Papa, Pell llegó a tildar al prelado sardo de “deshonesto”, a lo que este reaccionó con firmeza.

Pese a estos choques, Becciu aseguró que cuando Pell se marchó a Australia para defenderse de las acusaciones de pederastia, le mandó un mensaje manifestándole el deseo de que pudiera demostrar su inocencia.

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