Rafael Luciani: “El nuevo CNE no fue elegido de acuerdo a los canales establecidos por la Constitución”

  • El teólogo venezolano ha denunciado que todas estas maniobras de Nicolás Maduro y su círculo de poder forman parte de una estrategia de desmoralización
  • Señala que “no hay muchas alternativas para una salida pacífica”, por tanto la solución se daría “si la oposición tiene la capacidad de unirse”
  • Toda la actualidad de la Iglesia sobre el coronavirus, al detalle

Con o sin coronavirus el 6 de diciembre de 2020 quedaron fijadas las elecciones parlamentarias en Venezuela, en medio de fuertes críticas ante el intempestivo nombramiento de las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) por parte del Tribunal Supremo de Justicia, afín a los intereses del chavismo.



Vida Nueva ha conversado con Rafael Luciani, venezolano, teólogo, docente, investigador y asesor del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), para analizar la realidad política del país petrolero en voz de este laico venezolano.

“El nuevo CNE no fue elegido de acuerdo a los canales establecidos por la Constitución de Venezuela, ni como parte de un acuerdo político que permita la recuperación de la confianza en una salida electoral”, ha asegurado.

La oposición debe unirse

El teólogo señala que “no hay muchas alternativas para una salida pacífica”, de hecho “los grupos opuestos a la vía electoral, incluso los más radicales agrupados en torno a María Corina Machado, no han podido movilizar a la comunidad internacional para otro tipo de solución al conflicto interno”.

Por ello “hasta el día de hoy, la única vía aceptada por países del continente, así como de Europa, es la negociada y electoral” y “es un hecho”. Ante esto Luciani agrega que “al pueblo venezolano sólo le queda la vía de la organización social, la participación electoral, y la auditoría y defensa del voto”.

Sin embargo aclara que “esta vía sólo será creíble y posible si los partidos políticos de la oposición tienen la capacidad de unirse con una misma estrategia, hablarle claro al país e ir con una sola tarjeta electoral, involucrando a toda la sociedad civil para la auditoria y la defensa del voto”.

“Si esto no lo entiende la oposición y se prepara para ello, quiere decir que no ha aprendido nada de la lógica maquiavélica del régimen, que se caracteriza por la sobrevivencia, lo que lo hace actuar sin moral alguna y con el único fin de permanecer en el poder a toda costa”, acota.

Además “el problema no es si votamos o no, sino, si la oposición es capaz de ofrecerle al país una propuesta unitaria y coherente. En fin, hablar con claridad y decir qué pasará si se vota, o si no se vota” como también ha aseverado que “el régimen sabe que su salida significa la cárcel, el exilio y la persecución internacional para muchos de los que hoy ostentan el poder político”.

Desmoralizar a la población

El especialista ha denunciado que todas estas maniobras de Nicolás Maduro y su círculo de poder forman parte de una estrategia de desmoralización: “Cualquier régimen autoritario o dictatorial tiene que optar por la vía de la desmoralización de la población, aniquilando todo anhelo de futuro y dividiendo a los partidos de oposición para evitar las movilizaciones sociales”.

“Según las encuestas actuales, más del 80% de la población quiere votar, quiere una solución pacífica, y menos del 10% está a favor de Maduro. Este dato debe ser analizado e incorporado por la oposición política para ofrecerle al país una nueva estrategia”, agrega.

Luciani advierte que “lo peor que puede hacer la oposición es formar un gobierno en el exilio. Esta opción terminaría por consumar el modelo cubano, que es lo que el gobierno busca, dejando sin alternativa real la generación de una transición democrática para el país. Hay que analizar el modo de pensar y actuar del régimen cubano, para conocer lo que está sucediendo en Venezuela hoy”.

Diplomacia vaticana

En cuanto a las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y el régimen de Nicolás Maduro, ha afirmado que el no reconocimiento por parte del papa Francisco de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en 2017 constituye un hito.

“Si buscamos qué ha reconocido y qué no el Estado Vaticano, debemos recordar que el 4 de agosto de 2017, el Papa envió un comunicado a través de la Secretaría de Estado diciendo que la Santa Sede pide que se suspendan las iniciativas en curso como la nueva Constituyente que, más que favorecer la reconciliación y la paz, fomentan un clima de tensión y enfrentamiento e hipotecan el futuro”, ha dicho.

Hay otro dato importante para entender la política del Vaticano –subraya– y fue precisamente el 10 de enero de 2019 cuando Maduro asume su segundo periodo presidencial en disputa. En ese entonces “la Secretaría de Estado del Vaticano decidió enviar a un Encargado de negocios ad interim en vez del propio nuncio Aldo Giordano, lo que constituye “un hecho que no ha de pasar desapercibido cuando el protocolo vaticano siempre ha prescrito la presencia de un Nuncio” para este tipo de actos.

La posición del papa Francisco

Rafael ha compartido con el papa Francisco en su residencia de Santa Marta. Muchos de sus compatriotas piensan que Bergoglio le hace juego a Maduro, pues hasta el momento no se ha pronunciado frente a los atropellos en materia electoral.

Sin embargo el teólogo aclara que “no se trata de un silencio. En primer lugar, se trata de un modo de proceder de la institución eclesiástica que es poco conocido, dada su especificidad al tener un doble carácter, pastoral y estatal”, a lo cual se suma “el hecho de que el actual pontificado inició un proceso de reformas, concediendo a las Iglesias locales mayor autoridad”.

De igual modo ha indicado que “los Pactos Lateranenses que le dieron carácter estatal en 1939, el Vaticano no puede calificar a un presidente de dictador. Simplemente no puede hacerlo, aunque queramos”.

A todas estas ha recordado que “experiencias como las de China, donde toda la Iglesia fue expulsada, sólo han podido ser sanadas muchos años después y con lentas negociaciones bajo un sistema de doble Iglesia que perduró casi irreconciliable por siglos”.

Incluso “el Papa Francisco dijo personalmente a los miembros de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana que en la voz de los obispos venezolanos también resuena la mía”, por tanto “el Papa expresa que respeta y asume lo que los obispos locales disciernan y decidan, pues son ellos quienes mejor conocen su realidad, y no Roma”.

“Hay mucho miedo”

En Venezuela las cifras sobre el Covid-19 son un secreto de Estado. Según el Colegio Nacional de Periodistas van más de 40 periodistas detenidos sin el debido proceso. Al respecto Luciani ha asegurado que entre el empoderamiento ciudadano y el control social de los autoritarismos durante esta pandemia, Maduro “asumió la segunda vía en coherencia con los modelos cubano y chino”.

“Durante los meses de confinamiento se han encarcelado a comunicadores sociales, activistas de derechos humanos y médicos que han estado denunciando las deplorables condiciones en las que se encuentran los servicios básicos de la población”, ha lamentado.

Asimismo existe un gran dilema entre los más pobres: mueres de hambre o del virus, por lo cual el régimen “no optó por sus ciudadanos, sino por el fortalecimiento de sus políticas férreas de control social y político con el fin de evitar cualquier intento de movilización o protesta masiva ante el mal funcionamiento de los servicios básicos”.

“Hay mucho miedo. Más del que ya existía, especialmente en las zonas populares, pero el malestar está ahí, en cada persona y en cada comunidad, y el gobierno lo sabe”, concluyó.

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