Las 5 claves del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz

La Santa Sede ha hecho público hoy, 12 de diciembre, el mensaje del papa Francisco para la 53ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el próximo 1 de enero. El texto, fechado en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el pasado 8 de diciembre, lleva por título ‘La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica’. “Aprender a vivir en el perdón aumenta nuestra capacidad de convertirnos en mujeres y hombres de paz”, reconoce el Papa. Vida Nueva te desgrana el mensaje en 5 claves.



1. La paz, camino de esperanza ante los obstáculos y las pruebas

“Nuestra comunidad humana lleva, en la memoria y en la carne, los signos de las guerras y de los conflictos que se han producido, con una capacidad destructiva creciente, y que no dejan de afectar especialmente a los más pobres y a los más débiles. Naciones enteras se afanan también por liberarse de las cadenas de la explotación y de la corrupción, que alimentan el odio y la violencia. Todavía hoy, a tantos hombres y mujeres, niños y ancianos se les niega la dignidad, la integridad física, la libertad, incluida la libertad religiosa, la solidaridad comunitaria, la esperanza en el futuro. Muchas víctimas inocentes cargan sobre sí el tormento de la humillación y la exclusión, del duelo y la injusticia, por no decir los traumas resultantes del ensañamiento sistemático contra su pueblo y sus seres queridos”, denuncia Francisco.

Al mismo tiempo, el Papa reconoce que “las terribles pruebas de los conflictos civiles e internacionales, a menudo agravados por la violencia sin piedad, marcan durante mucho tiempo el cuerpo y el alma de la humanidad. En realidad, toda guerra se revela como un fratricidio que destruye el mismo proyecto de fraternidad, inscrito en la vocación de la familia humana”.

2. La paz, camino de escucha basado en la memoria, en la solidaridad y en la fraternidad

“Muchos ofrecen en todo el mundo a las generaciones futuras el servicio esencial de la memoria, que debe mantenerse no solo para evitar cometer nuevamente los mismos errores o para que no se vuelvan a proponer los esquemas ilusorios del pasado, sino también para que esta, fruto de la experiencia, constituya la raíz y sugiera el camino para las decisiones de paz presentes y futuras”, sostiene el Papa.

“La memoria es, aún más, el horizonte de la esperanza: muchas veces, en la oscuridad de guerras y conflictos, el recuerdo de un pequeño gesto de solidaridad recibido puede inspirar también opciones valientes e incluso heroicas, puede poner en marcha nuevas energías y reavivar una nueva esperanza tanto en los individuos como en las comunidades”, añade Jorge Mario Bergoglio.

3. La paz, camino de reconciliación en la comunión fraterna

“La Biblia, de una manera particular a través de la palabra de los profetas, llama a las conciencias y a los pueblos a la alianza de Dios con la humanidad. Se trata de abandonar el deseo de dominar a los demás y aprender a verse como personas, como hijos de Dios, como hermanos. Nunca se debe encasillar al otro por lo que pudo decir o hacer, sino que debe ser considerado por la promesa que lleva dentro de él. Solo eligiendo el camino del respeto será posible romper la espiral de venganza y emprender el camino de la esperanza”, señala.

Y añade: “Lo que afirmamos de la paz en el ámbito social vale también en lo político y económico, puesto que la cuestión de la paz impregna todas las dimensiones de la vida comunitaria: nunca habrá una paz verdadera a menos que seamos capaces de construir un sistema económico más justo”.

4. La paz, camino de conversión ecológica

“Ante las consecuencias de nuestra hostilidad hacia los demás, la falta de respeto por la Casa común y la explotación abusiva de los recursos naturales —vistos como herramientas útiles únicamente para el beneficio inmediato, sin respeto por las comunidades locales, por el bien común y por la naturaleza—, necesitamos una conversión ecológica”, reconoce una vez más el Papa.

El reciente Sínodo sobre la Amazonía “nos lleva a renovar la llamada a una relación pacífica entre las comunidades y la tierra, entre el presente y la memoria, entre las experiencias y las esperanzas”, subraya.

5. Se alcanza tanto cuanto se espera

“El camino de la reconciliación requiere paciencia y confianza. La paz no se logra si no se la espera”, indica. Y continúa: “Se trata de creer en la posibilidad de la paz, de creer que el otro tiene nuestra misma necesidad de paz. En esto, podemos inspirarnos en el amor de Dios por cada uno de nosotros, un amor liberador, ilimitado, gratuito e incansable”.

“El miedo es a menudo una fuente de conflicto. La cultura del encuentro entre hermanos y hermanas rompe con la cultura de la amenaza. Hace que cada encuentro sea una posibilidad y un don del generoso amor de Dios. Nos guía a ir más allá de los límites de nuestros estrechos horizontes, a aspirar siempre a vivir la fraternidad universal, como hijos del único Padre celestial”, concluye.

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