El reencuentro más personal del Papa en Japón: Adolfo Nicolás

Francisco compartió sus últimas horas en Japón con sus hermanos jesuitas. En el marco de la Universidad Sophia, donde mantuvo un encuentro con la comunidad educativa, el Papa tuvo la oportunidad de reunirse previamente con los miembros de la Compañía de Jesús destinados a tierras niponas, además de compartir con ellos tanto la eucaristía como el desayuno.

Francisco, durante el desayuno con los jesuitas en Tokio

Francisco, durante el desayuno con los jesuitas en Tokio

Fue entonces cuando tuvo lugar uno de los momentos más emotivos de este viaje para el Papa, desde el punto de vista personal. Si las visitas a Hiroshima y Nagasaki y el encuentro con las víctimas del desastre de Fukushima han provocado en él un impacto enorme, el reencuentro que vivió hoy en Tokio no se quedó atrás.

Con los mayores y enfermos

En su saludo personal a los sacerdotes mayores y enfermos de la Compañía de Jesús, Jorge Mario Bergoglio bendijo a Adolfo Nicolás, el jesuita español que fue prefecto de la Compañía entre 2008 y 2016. Así lo atestigua la imagen que compartió el director de La Civiltà Cattolica, Antonio Spadaro, en redes sociales.


El religioso palentino reside actualmente en Japón, después de concluir en 2016 su servicio como el 29º sucesor de san Ignacio de Loyola. Enviado como misionero a Japón en 1961, donde comenzó sus estudios de Teología. Salvo pequeños períodos en Roma y Filipinas, pasó la mayor parte de su vida en Japón, donde ejerció como provincial de la ‘Niponica’ –nombre latino de la provincia japonesa-, fue asesor del Episcopado japonés y moderador de las provincias jesuíticas de Asia Oriental y Oceanía.

Retirarse de la vida pública

Tras dar por terminadas sus responsabilidades como superior general de los jesuitas, Nicolás optó por retirarse de la vida pública y se ha dejado ver y escuchar en contadas ocasiones. Cuando se hizo efectiva su renuncia, el padre Nicolás solicitó no regresar inmediatamente a Japón, sino ser enviado a Filipinas, donde quería servir en el Instituto Pastoral de Asia Oriental en Manila.

De allí se despidió en septiembre de 2018, con un encargo a los jesuitas: “En Asia no es suficiente decir que debemos ser humildes e imbuidos por el sentido del misterio y cosas por el estilo. Más bien, tenemos que mostrar el camino, y esto es pastoral”.

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