Obispos chilenos promueven diálogos comunitarios

En muchas diócesis, sus obispos están invitando al diálogo en sus comunidades, a través de cartas pastorales o comunidades de prensa. Lo hacen en línea con los contenidos de la declaración hecha por el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal al inicio de la explosión social, hace 10 días. Allí, al tiempo que condenaban la violencia, decían que “tenemos que hacernos cargo de entender las raíces de esa violencia y trabajar con urgencia para prevenirla, detenerla y generar formas pacíficas de hacerse cargo de los conflictos”.

Cada día, las manifestaciones se fueron haciendo más fuertes debido al aumento de participantes y a su extensión a regiones, aumentando también los hechos de violencia en los que se han producido 20 muertos, 12 de ellos en incendios y saqueos, 5 por acciones de militares o policías y 3 en atropellos.

Justicia y diálogo

Sólo 5 días después, el Comité Permanente emitió una nueva declaración, titulada “Levantarnos de la mano de la justicia y del diálogo”, en la que recordaban su declaración anterior donde hacían presente la necesidad de “comprender el profundo malestar de personas y familias que se ven afectadas por injustas desigualdades, por decisiones arbitrarias que les afectan en su vida diaria y por prácticas cotidianas que consideran abusivas, porque lesionan especialmente a los grupos más vulnerables”.

En ella también expresan su confianza de que “la agenda social se pueda ir construyendo con amplia participación ciudadana. La ciudadanía espera altura de miras de todos sus líderes, y sólo el diálogo fundado en una auténtica amistad cívica podrá superar las legítimas diferencias entre sectores, lo cual contribuirá a la pacificación de los ánimos”, afirmaron los obispos.

Discernimiento grupal

Aportando a ese diálogo, dos días después la Secretaría General del Episcopado hizo público el documento “Sin justicia no habrá paz. Aportes para la reflexión en comunidades”, con un elenco de puntos para abordar la crisis que vive el país en un proceso de discernimiento grupal.

Fernando Chomalí, arzobispo de Concepción, invitó a sus sacerdotes, en especial párrocos y vicarios, a “que promuevan diálogos entre los distintos miembros de la comunidad y de otras instancias sociales y comunitarias que se interesen en participar” indicando que “lo importante es lograr que la Iglesia sea un lugar de acogida de las demandas de las personas, de diálogo y de esperanza”.

El mismo fin de semana esa invitación se concretó en la Parroquia Universitaria de Concepción con más de 100 jóvenes que participaron “de manera muy activa, en este espacio necesario para comprometerse cristianamente, en este tiempo que vivimos como sociedad”, afirmó el padre Víctor Álvarez, de la pastoral universitaria.

También en Copiapó, la Asamblea diocesana de Pastoral, realizada el sábado pasado con 120 agentes pastorales, estuvo centrada en el análisis de la realidad del país y el aporte de los cristianos para salir de la crisis.

Siguen las manifestaciones

La gigantesca manifestación del viernes en la mayoría de las ciudades del país, en la que se estima participaron casi 3 millones de personas, provocó la reacción del gobierno que se concretó en el cambio de 8 ministros. Reacción insuficiente para las expectativas de los manifestantes que han continuado con sus marchas cada día, ahora convocados por la Mesa de Unidad Social que integra a sindicatos, colegios profesionales y otras muchas agrupaciones sociales.

El estallido social ha provocado también expresiones de solidaridad de las Conferencias Episcopales de Argentina, Perú, Uruguay, Paraguay, México y Venezuela, sumadas al llamado del Papa Francisco “sigo con preocupación lo que está sucediendo en Chile. Espero que, poniendo fin a las manifestaciones violentas, a través del diálogo se pueda trabajar para encontrar soluciones a la crisis y hacer frente a las dificultades que la han generado, por el bien de toda la población”.

 

 

 

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