¿Qué opina la Iglesia en México sobre la violencia desatada en Culiacán, Sinaloa?

  • El arzobispo Rogelio Cabrera asegura que hay otras maneras de contener el mal; “la forma más fuerte y más clara es la lucha legal y financiera”
  • “Estamos así porque el dinero no deja de ser apetecible, porque el dinero no llega a quien tiene que llegar, que son los más pobres”, dijo

El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el arzobispo Rogelio Cabrera López, consideró que la lucha armada no es la solución para acabar con la violencia que sufre el país.

En su mensaje dominical ante la prensa mexicana, el arzobispo hizo referencia a lo ocurrido en el estado de Sinaloa el pasado 17 de octubre, donde se registraron, según versiones extraoficiales, más de 30 balaceras durante 11 horas, entre narcotraficantes y cuerpos de seguridad, lo cual habría dejado un saldo de más de 20 muertos y alrededor de 30 heridos.

Todo esto, luego de la detención de Ovidio Guzmán, hijo de ‘El Chapo Guzmán’, lo que derivó en su liberación para evitar, según el gobierno federal, el derramamiento de sangre.

“Hay otras maneras de contener el mal, y para mí la forma más fuerte y más clara es la lucha legal y financiera; si se cierra el flujo de dinero, creo que puede contenerse la violencia porque el poder del crimen es el poder del dinero”, aseguró el también arzobispo de Monterrey.

Corrupción y criminalidad hermanadas

Rogelio Cabrera afirmó que, independientemente de si fueron o no adecuadas las estrategias del gobierno para enfrentar a los delincuentes, “nosotros consideramos que la vía legal, la vía financiera, y desde luego la disminución del consumo de droga, son el camino para lograr un bien para nuestro país; corrupción y criminalidad están perfectamente hermanadas; quien tiene dinero puede corromper, quien tiene dinero puede matar, quien tiene dinero puede amenazar”.

Para el Presidente de la CEM, México está así “porque el dinero no deja de ser apetecible, porque el dinero no llega a quien tiene que llegar, que son los más pobres; por eso creo que quien se corrompe para la criminalidad no son los más pobres, puede ser cualquier ciudadano que tiene apetito de dinero, puede ser tentado y volverse parte de los grupos que hacen daño al país”.

Trabajo por la paz

Los acontecimientos “que han trastocado la paz en Culiacán, y en algunos otros lugares, son el triste resultado de una serie de situaciones en donde el factor predominante es la corrupción, misma que se acrecienta al olvidarnos que la responsabilidad no es solo de una persona, sino de todos los órdenes de gobierno y de la ciudadanía en general”.

Asimismo, consideró que entre menos consumo de drogas haya, habrá menos poder criminal. Por lo que las acciones preventivas deben ser fortalecidas. “Si bien existen asociaciones que buscan sanar a las personas de las heridas que dejan las adicciones, también debe incrementarse el número de acciones para concientizar a los más vulnerables sobre los peligros en los que se verán involucrados que pueden, incluso, terminar con su vida”.

“Se nos presenta, una vez más, un reto que, con la esperanza puesta en Dios, podremos superar, siempre y cuando asumamos íntegramente nuestros compromisos, sea como autoridad o ciudadanía”, agregó.

Aseguró que muchas de las situaciones de violencia que se viven en la actualidad, “pudieran erradicarse de forma efectiva si los cristianos asumiéramos, como es debido, nuestras responsabilidades, especialmente en la educación y buena conducción de quienes están bajo nuestro cuidado, sea en nuestra familia, en las escuelas o en cualquiera de los ambientes en donde realicemos nuestra vida”.

Trabajar por la paz

Cabe mencionar que en un comunicado publicado el 18 de octubre, firmado también por el Presidente de la CEM, exhortó “a quienes provocan violencia, muerte y sufrimiento a recapacitar, arrepentirse y convertirse. A las autoridades las urgimos a realizar un sobre esfuerzo que reduzca los desbordados índices de violencia que sufre gran parte de nuestro pueblo a lo largo del territorio nacional”.

Finalmente, invitó a los creyentes y personas de buena voluntad a unirse “para trabajar por la paz, venciendo toda rivalidad, confrontación e intereses particulares. Como Iglesia católica nos comprometemos a fortalecer y ampliar aún más las acciones pastorales que contribuyen al respeto de la dignidad de toda persona, a fortalecer las familias, la educación para la paz, la justicia social y ayudar a sanar a las personas y comunidades afectadas por la violencia”.

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