Silvio Báez: “La reorganización de la vida consagrada no puede centrarse en la rentabilidad de las comunidades”

  • El obispo auxiliar de Managua ha participado en la presentación en Madrid del libro ‘El fenómeno comunitario de la vida consagrada’
  • “Tenemos que tomar conciencia calmada de que en el futuro no estamos llamados a ser ni los más numerosos, ni los más influyentes”

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“La reorganización de la vida consagrada no puede centrarse en la rentabilidad de las comunidades, en el número de religiosos, o en la eficacia pastoral”, dijo el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, durante la presentación del libro ‘El fenómeno comunitario de la vida consagrada’ (Perpetuo Socorro) de Luís Alberto Gonzalo Díez, celebrada ayer, 24 de septiembre, en Madrid. “Por el contrario, esta reorganización hoy necesita de una nueva espiritualidad, de una escucha orante y de un discernimiento de los horizontes que se van abriendo”, apostillaba.

De la misma manera, el prelado apuntó la necesidad de que la vida religiosa no pierda “su capacidad profética”, ni tampoco descuide el hecho de que “la profecía exige, ante todo, una estrecha sintonía con el querer de Dios”. Además, exhortó a los presentes a perder el miedo a las comunidades pequeñas, a ser “el pequeño rebaño” del que habló Jesús, quien “comparó el Reino con la más pequeña de las semillas, la mostaza”.

“Tenemos que tomar conciencia calmada de que en el futuro seremos un pequeño rebaño”, recalcó, “de que no estamos llamados a ser ni los más numerosos, ni los más influyentes”. “Lo que nos toca es confiar, disponiéndonos a ser signos del Reino de Dios”, añadió, indicando que, en el futuro, las comunidades “deben ser más sencillas y cercanas a la gente, porque son ellos quienes nos ponen los pies en la tierra y, así, se purifican nuestras intenciones”.

La innovación en la vida consagrada

Por su parte, Luís Alberto Gonzalo Díez, misionero claretiano y director de la revista Vida Religiosa, haciendo referencia al lema del encuentro – ‘¿Necesita la vida consagrada innovación? -, señaló que “los consagrados estamos buscando el futuro en el presente, y a esto lo llamamos reorganización”. Pero, “¿qué es innovación?”, se preguntaba. “Los cambios nos encantan a los consagrados, siempre y cuando no haya que cambiar. Vivimos en esta paradoja”.

“Los religiosos y religiosas nos sentimos portadores de esperanza”, afirmó. “Nuestro paradigma es el cielo en la tierra, pero algo ocurre cuando vivimos una desconexión tan notable con nuestro entorno, sobre todo con los jóvenes, que son quienes tienen que perpetuar esta vida consagrada” ante el “numeroso número de religiosos ancianos que forman nuestras comunidades”.

Relaciones humanas y cercanas

Para Gonzalo Díez, “la innovación es posible siempre y cuando no nos empeñemos en seguir ofreciendo miméticamente”, y eso empieza porque la vida religiosa sea capaz de hacer que “una sociedad con unas relaciones humanas sencillas e iguales nos devuelva justos, alegres y sencillos”. Además, el misionero advirtió de la necesidad de “convertir las comunidades en espacios pedagógicos de fe que comuniquen al entorno lo que arde en nuestro corazón”.

“Los espacios de innovación, los procesos emancipatorios, más que creados deben ser descubiertos”, aclaró, subrayando que, para que algo sea nuevo debe ser distinto a reajustar lo antiguo. “Si de verdad fuéramos tan creativos no tenderíamos a ofrecer todos lo mismo”, apostilló.

Silvia Rozas, directora de Ecclesia, señaló que la innovación pasa por recuperar lo esencial de la vida consagrada. “Las formas, las tareas, las estructuras cambian. Ni siquiera una tarea es lo que nos define. Esto es una conversión personal, comunitaria y congregacional”, explicó. “Seremos profetas si ofrecemos un modelo de vida realmente fraternos”, siendo esta “la revolución de los cuidados y de la ternura, ante una sociedad cada vez más indiferente”.

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