En Chile, Mujeres-Iglesia se consolida en muchas diócesis

En su tercer encuentro anual, más de 150 mujeres, profundizaron su mirada teológica sobre la iglesia, destacando el valor que Jesús da a la mujer y renovando su compromiso por aportar en la renovación eclesial.

Hasta la ciudad de Concepción, 500 kilómetros al sur de Santiago, llegaron 150 mujeres desde casi toda la larga extensión del país. Laicas y religiosas, de todas las edades, activas y comprometidas participantes en sus comunidades eclesiales, viajaron en avión, en buses y autos para este tercer encuentro anual nacional de “Mujeres-Iglesia”, agrupación que hasta ahora no acepta reconocerse como movimiento u organización.

El colegio Sagrado Corazón las acogió durante dos días en los que intercambiaron experiencias, revisaron el caminar de Mujeres-Iglesia en estos tres años y reflexionaron sobre las tres grandes declaraciones del Credo. La teóloga Carolina del Río expuso sobre “Creo en Dios Padre”, momento en el que “aprendimos también a llamarle con toda propiedad Madre”, dicen en su mensaje final. “Creo en Jesucristo, el Hijo” fue el segundo tema expuesto por Krety Sanhueza, con el que nos acercamos a su predicación, y “ya no nos quedó ninguna duda de que Jesús llamó también para su ministerio mujeres discípulas y apóstolas”, afirman.

Ciudadanía y sacramentalidad de las mujeres

La tercera declaración del Credo fue expuesta por la religiosa Bernardita Zambrano: “Creo en el Espíritu Santo y la santa Iglesia Católica” en la que “volvimos a renovar el empoderamiento dado por la Ruah en el Bautismo para la plena ciudadanía y sacramentalidad de las mujeres en la Iglesia”, relatan.

En su mensaje final reconocen que estos dos días “quedarán grabados en el corazón de muchas mujeres que por primera vez hacían experiencia de aquella gracia que se da entre las mujeres: la sororidad, como ese espacio cálido, acogedor, contenedor, receptivo que hace posible el milagro de re-conocernos, respetarnos y valorarnos en la rica diversidad que somos las mujeres”.

La profundización en sus reflexiones y la consolidación de sus intercambios van constituyendo bases para dar más solidez y proyección a su caminar. Por ello, en su mensaje final reconocen que “poniendo el corazón y releyendo la historia, vimos como Mujeres-Iglesia ha crecido y se hace necesario organizarnos; un fruto del encuentro ha sido la creación de comunidades regionales que terminaron haciendo una profunda reflexión, a partir de ámbitos teológicos pastorales que necesitan acciones concretas en sus realidades locales”. Esta es una importante renovación en su identidad al incorporar aportes pastorales a la vida eclesial donde participan.

Con fuerte acogida y reconocimiento a la acción del Espíritu en la vida, en la iglesia y en sus propios encuentros, estos grupos han enfatizado esa presencia con la palabra hebrea “Ruah”, término femenino que se refiere a “la espíritu” o “la soplo” que posibilita la existencia de todo.

De ahí que, en el título del mensaje final de este tercer encuentro nacional anual expresen la síntesis de sus reflexiones: “Gracias Ruah, Dios Madre, Jesús hermano”.

 

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