El Parolin más íntimo: “Me sigo sintiendo un párroco”

  • Un diario diocesano local le entrevista durante sus vacaciones en el Trentino
  • Reconoce que a veces, ante tantos problemas y retos pendientes, es necesario “no pensar en nada”
  • De Francisco se queda con la “gran serenidad” con la que afronta toda dificultad en el gobierno de la Iglesia

Pietro Parolin y el Papa Francisco, en el encuentro con los nuncios de 2014/CNS

Aprovechando que está unos días de vacaciones en la región italiana del Trentino, el diario diocesano local ‘Vita Trentina’ ha entrevistado al secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, y ha explorado en su lado más personal. Así, el periódico narra cómo, estos días, el purpurado ha aprovechado para acercarse a algunos veteranos párrocos y para celebrar la misa en comunidades más alejadas, como la de Sagron Mis, en la frontera con Belluno.

Preguntado sobre qué significan las vacaciones para él, Parolin destaca que “siempre son una gracia”. Sobre todo pensando en quienes no pueden tomarlas, “que son muchos, y por varias razones”. “Yo diría –abunda– que el descanso físico se necesita. Y, luego, el descanso mental, salir del entorno, de las preocupaciones y de los diversos problemas… Pensar en otra cosa; tal vez, incluso, no pensar en nada. A veces también necesitamos eso, y luego regresamos más recargados para hacer nuestro trabajo”. “En cualquier caso, cada vez vuelvo aquí, me siento de nuevo como un párroco”, subraya.

La gran serenidad del Papa

Sobre los muchos problemas a los que puede enfrentarse cada día quien no deja de ser el principal colaborador del Papa, en una misión única, el secretario de Estado señala que anhela vivirlo con el mismo sentimiento que Francisco: “Con su gran serenidad”.

Algo que, para él, no deja de ser “una expresión de fe”. Porque sin ella, “humanamente hablando, estaríamos atrapados en el miedo y el pánico ante tantos problemas; en cambio, saber cómo afrentarlos uno por uno con este espíritu de confianza, es un gran regalo de Dios”.

“Creo que esta –concluye Parolin– es una de las enseñanzas, además de todas las demás, que el Papa nos ofrece”.

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