Oscar Urbina: “El cáncer de la economía colombiana es la corrupción”

  • Durante la apertura de la 108° Asamblea plenaria, el presidente de los obispos de Colombia ha invitado a atacar las causas estructurales de la inequidad
  • “Ante esta compleja realidad vamos a: escuchar, discernir y trazar tareas de acción. Sabemos que no hay fórmulas mágicas, pues la historia la construimos paso a paso”, ha dicho
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Ya arrancó la 108° Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) con una tarea impostergable para la Iglesia en la actual coyuntura que vive el país: “La búsqueda de caminos para impulsar la dimensión social de la Evangelización en el contexto de los 200 años de vida republicana, en los que la presencia de la Iglesia Católica en el peregrinar de nuestro pueblo, ha sido permanente”. Así ha iniciado su alocución inaugural, Oscar Urbina, arzobispo de Villavicencio y presidente de la CEC.

En relación con el título de esta Asamblea “La economía al servicio de la dignidad y del bien común”, el prelado  ha definido –en relación con el tema económico– como “una conquista que está a la base de la construcción de toda sociedad que coloque a las personas en el centro de las transformaciones sociales”, especialmente por la desigualdad campante en las regiones más pobres, donde por ende recrudece la violencia.

Los derechos humanos son nuestros

“Queremos tomar conciencia de que el trabajo, la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios tiene un lugar importante en la reflexión de nuestra Iglesia que peregrina en Colombia”, ha asegurado.

En cuanto al tema de los  derechos humanos fue claro: “no son simples concesiones sociales, sino, elementos nucleares de la propia dignidad humana, y el poder político y la sociedad están llamados a protegerlos”, porque “los derechos no los creamos, los descubrimos en nosotros, son nuestros, antes de cualquier formulación y legislación”.

Opción preferencial por los pobres

Además del tema económico, los obispos también tienen en agenda reflexionar sobre el bien común. Al respecto Urbina ha mencionado que “es el principio central de la ética social, que orienta también la cuestión económica y ecológica”.

“El bien común está vinculado con la opción preferencial por los pobres, pues ayuda a extraer de raíz, las consecuencias de la inequidad que marca hondamente nuestro país”, destacó el arzobispo a lo cual adicionó: “la opción preferencial por los pobres, que no son algo opcional para nosotros los cristianos, es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Por eso el Papa nos propone una Iglesia pobre para los pobres, porque los pobres tienen mucho que enseñarnos”.

Corrupción e inequidad

El tema país era infaltable. Una de las cuestiones fundamentales para resolver radicalmente los problemas de los pobres –en un país tan inequitativo– es precisamente renunciar a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. Además ha destacado que el cáncer de la economía colombiana es la corrupción. “La corrupción sólo se puede perdonar si devuelve lo que se ha llevado” y “la corrupción impide mirar el futuro con esperanza, porque con su prepotencia y aridez, destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres”.

Asimismo la injusticia política, social y económica “nos llama a los cristianos a la compasión y a la solidaridad”, puesto que la solidaridad es una reacción espontánea de quienes reconocen la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes como realidades anteriores a la propiedad privada”. A su vez a exhortado al gobierno a no dejar de “escatimar esfuerzos para que todos puedan gozar de condiciones materiales, espirituales mínimas para vivir su dignidad. Los tres factores afectan la existencia precaria de los pobres, que no sólo sufren las injusticias y la exclusión, sino que ellos mismos luchan contra ella”.

Recordar los 4 verbos

Ahora que el país es el principal destino de muchas familias venezolanas en busca de mejores condiciones, Urbina ha recordado en su discurso a los emigrates. “No solo los que nos llegan del exterior y de nuestro país hermano, sino, las migraciones internas del país. Somos el primer país con un número tan alto de migrantes”.

De este modo –ha destacado– que “emigrar es la expresión del anhelo de felicidad propio de todo ser humano. Crecen los retos para la comunidad política, la sociedad civil y la Iglesia”, por ello ha recordado la intervención del Papa en la Jornada Mundial del Emigrante de febrero de 2017, que en su momento propuso los cuatro verbos: acoger,  proteger, promover e integrar.

Defendamos esta tierra

“Ante esta compleja realidad vamos a: escuchar, discernir y trazar tareas de acción: Sabemos que no hay fórmulas mágicas, pues la historia la construimos paso a paso, en el tiempo más que en el espacio, pero podemos ayudar a colocar la economía al servicio de todo nuestro pueblo y no de unos pocos, luchar contra la exclusión, la corrupción y la inequidad”, señaló

También ha advertido que “el dinero domina en menoscabo de las personas, y anticipando la tercera Asamblea sobre la dimensión social de la Evangelización, que recogerá los ecos del Sínodo sobre la Amazonía, defendamos esta tierra rica en biodiversidad y en la pluralidad de sus culturas, para que sea parte de la casa común que hoy corre el riesgo de seguir siendo saqueada, devastada y destruida impunemente”.

Foto CEC

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