Adiós a Mario Peresson, educador, teólogo y pastoralista

  • El religioso salesiano falleció en la mañana del 30 de abril, en Bogotá, a los 78 años de edad
  • “Ha sido un apóstol de la pedagogía cristiana, un auténtico maestro de la escuela católica”, ha destacado el secretario general de la CIEC

En las primeras horas de la mañana del 30 de abril la Inspectoría de San Pedro Claver  informaba, “con dolor y esperanza”, el sensible fallecimiento de Mario Leonardo Peresson Tonelli, “gran salesiano, padre y amigo”.

Horas más tarde se anunciaba su velación en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen –junto al colegio León XIII, del que fue su rector, en el centro de Bogotá– a partir de las 8 a.m. de este 1º de mayo.

Para la escuela católica, la vida religiosa y la Iglesia colombiana, en general, su partida deja un vacío de grandes proporciones, a juzgar por las múltiples expresiones de condolencia y testimonios que se han tomado las redes sociales y los grupos de Whatsapp.

Apóstol de la pedagogía cristiana

“El padre Mario ha sido un apóstol de la pedagogía cristiana, un auténtico maestro de la escuela católica de América”, ha dicho a Vida Nueva el secretario general de la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), Óscar Pérez Sayago, al recordar el homenaje que le hizo el 25º Congreso Interamericano en enero de 2018 en Bogotá, galardonándolo con el premio Jesús Maestro.

“Con sus investigaciones, obras y escritos aportó ampliamente a la identidad de la educación católica de cara al siglo XXI”, ha reconocido Pérez Sayago.

Entre sus múltiples publicaciones, A la escucha del maestro (2012), editada conjuntamente por la CIEC, la CLAR y PPC, ha sido una de las síntesis de pedagogía cristiana de mayor impacto en el continente, durante los últimos años.

Educador y académico

En sus 78 años de vida –cumplidos el pasado 27 de noviembre– Mario trascendió como educador, teólogo y pastoralista en múltiples escenarios.

Con los salesianos fue Inspector (provincial) y lideró diversos proyectos educativos y catequéticos, además de coordinar investigaciones para analizar la realidad juvenil en Colombia.

También ejerció como docente e investigador de la facultad de teología de la Pontificia Universidad Javeriana, en Bogotá, principalmente en las áreas de patrística y mariología, desde los años posteriores a sus estudios en París y en Roma, cuando fue testigo del ‘mayo del 68 francés’ y del Concilio Vaticano II.

A finales de los 70, con el triunfo de la revolución sandinista, fue invitado a asesorar la cruzada de alfabetización de Nicaragua.

El educador popular

Me dejé cuestionar por el cuestionamiento social”, fueron sus palabras para explicar cómo fue reconociendo y comprometiéndose, progresivamente, con la opción por los pobres, la teología de la liberación y la educación popular. Es ampliamente reconocido su aporte y pionerismo en Colombia en estos tres ámbitos.

“A Mario le gustaba que todas las personas lo llamáramos por su nombre: Mario, suscitando así cercanía, confianza, acogida, sencillez, cariño. Fue su actitud siempre, de maestro y hermano, a la manera de Jesús con el corazón de don Bosco”, recuerda su amigo Fernando Torres Millán, consultado por Vida Nueva. Juntos compartieron búsquedas y proyectos en Dimensión Educativa, primero, y posteriormente en KairEd.

“Amó la vida y la sembró abundantemente en sus muchas obras, palabras, reflexiones y escritos. Amorosa vida testimoniada cada día en su sonrisa, su gracia, sus palabras, su sabiduría, su generosidad”, añade Torres Millán, al evocar su legado en el campo de la educación popular. “Su vida fue ante todo una bella historia de fe comprometida con la educación transformadora en donde los pobres y los jóvenes son protagonistas en la construcción de otro mundo mejor posible”, concluye.

Foto: KairEd.

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