El arzobispo siriocatólico de Alepo: “Siria no está acabada”

  • Antonio Chahda pide ayuda para “reconstruir los edificios y restaurar los corazones” de la comunidad cristiana a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada
  • Tras una guerra que se ha cobrado más de medio millón de vidas, el prelado confía en que los católicos regresen a sus hogares tras un éxodo masivo que diezmó la población

Un grupo de cristianos sirios reconstruye una escuela en Homs/ACN

El arzobispo siriocatólico de Alepo, Antonio Chahda, está convencido de que Siria va a salir adelante. Así lo manifestó durante la presentación de la campaña de Navidad de Ayuda a la Iglesia Necesitada que, bajo el lema “Indestructibles en la fe”, busca sacar adelante 134 proyectos de supervivencia ante la que se considera ya la mayor catástrofe humanitaria tras la II Guerra Mundial. Entre las necesidades más urgentes, el arzobispo destacó “la restauración de las casas, las becas para estudiantes y proporcionar más medicamentos”.

El arzobispo siriocatólico de Alepo, Antonio Chahad, junto al director de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Javier Menéndez Ros

El arzobispo siriocatólico de Alepo, Antonio Chahad, junto al director de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Javier Menéndez Ros

“La ciudad no fue destruida del todo lo que ha permitido que haya familias que puedan vivir y que haya colegios y hospitales que estén funcionando”, recordó el prelado que ve signos de despertar en la población a pesar del medio millón de vidas que se ha cobrado ya el conflicto: “Siria no se ha acabado”. Pero, sí ha quedado maltrecha: “Nuestro obispado con 250 años de historia, la catedral maronita, la iglesia melquita y el templo grecoortodoxo, todo está derrumbado. Pero lo más importante no es reconstruir las piedras, sino restaurar todos esos corazones que han sido dañados y que tenemos que sostener”.

Regresar a casa

Cuando se cumplen justo dos años de la liberación de la ciudad más importante del país después de Damasco, se calcula los cristianos en el país no superan los 700.000 y representan el 4% de la población -aunque hay fuentes que rebajan esta cifra al 1%-, una población diezmada respecto al inicio del conflicto. “Los cristianos están esperando a tener seguridad de que el terrorismo no vuelve y que la guerra ha terminado completamente, para regresar a sus casas y a sus negocios. Estoy convencido de que, si esto sucede, se llegue al 8 por ciento en poco tiempo”, estima el prelado.

Un cristiano reza ante las ruinas de la catedral armenia de Alepo/ACN

Un cristiano reza ante las ruinas de la catedral armenia de Alepo/ACN

Actualmente, en Alepo hay seis comunidades católicas dependientes de Roma, “con seis arzobispos que estamos intentando cuidar de nuestra gente. No queremos que el cristianismo desaparezca de Medio Oriente. Porque si desaparecen los cristianos de allí, desaparece Medio Oriente y desaparece el mundo. Todos los cristianos del país viven gracias a la ayuda que viene de la Iglesia”.

Desaparecidos sin rastro

El prelado lamentó que, a día de hoy, “no sabemos dónde están ni los dos arzobispos ni los sacerdotes desaparecidos, fue horrible y lamentablemente no sabemos cuándo terminará la persecución, pero somos optimistas”.

Estos obstáculos no les impedirán, sin embargo, celebrar la Navidad. “Estamos viviendo este adviento con muchas heridas y lágrimas en el corazón, pero en estos días las familias están adornando los árboles y los niños están preparando el pesebre en sus casas. Queremos poner algo de alegría en medio de la dificultad que estamos viviendo ¡Los mismos musulmanes nos están ayudando a engalanar las calles!”, explica el prelado, que defiende la convivencia en paz entre religiones en Alepo.

Convivencia en paz

“Nos negamos a aceptar que el Islam se identifique con fanatismo”, sentencia este pastor siriocatólico que confirma cómo “con los musulmanes siempre hemos convivido bien, mucho antes de 2011, la vida siempre ha sido tranquila, desde la amistad y la tranquilidad entre todos los ciudadanos. La guerra buscaba romper esa relación entre cristianos y musulmanes, pero no lo han logrado”.

Una familia, ante un nacimiento en la capital siria de Damasco/EFE

Una familia, ante un nacimiento en la capital siria de Damasco/EFE

Sobre el futuro del país, “nadie sabe exactamente cómo se resolverá, simplemente tenemos esperanza y fe en que vuelva la tranquilidad”, apuntó sin concretar si en ese mañana se ve en el poder a Bashar al-Ásad, actual presidente. “Esperamos que llegue alguien que guíe el país de una manera más abierta. Ojalá venga alguien que gobierne un poco mejor. Nosotros como Iglesia no queremos entrar en política, no estamos ni a favor ni en contra de al-Ásad, pero no queremos que nos roben nuestra dignidad. De momento, sí comprobamos que respeta a las minorías”.

Sensibles al drama humanitario

“Queremos recaudar lo máximo posible, no nos hemos marcado una cantidad”, señaló el director en España de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Javier Menéndez Ros, tras la intervención del arzobispo sirio. “Normalmente recaudamos más de un millón de euros”, apostilló el máximo responsable en nuestro país de la fundación pontificia que invitó a la opinión pública a mostrarse “sensibles ante este drama humanitario que va más allá de la comunidad cristiana”.

Entre las iniciativas que está sobre la mesa de la entidad, se encuentran, entre otras, “Una gota de leche” que busca abastecer a 750 familias de Alepo durante 12 años por un valor de 37.800 euros, la ayuda a la escolarización durante ocho meses para 5.140 colegiales y 2.200 universitarios, además de regalos de Navidad para 16.100 chavales, con ropa y dulces. Eso, sin contar los proyectos de reconstrucción de 97 hogares en Homs y Alepo por un valor de 308.000 euros, o la reconstrucción de dos catedrales por 150.000 euros.

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