El último superviviente del Vaticano II: “Francisco sabe que es hora de descongelar el Concilio”

Luigi Bettazzi, obispo émerito italiano, último superviviente de los padres del Concilio Vaticano II

“Medio siglo después, quizá sea hora de volver a pensar las conclusiones indicadas por Pablo VI en ‘Humanae vitae’ y ‘descongelar’, cómo está tratando de hacer Francisco, el legado del Vaticano II”, afirma en una entrevista a Avvenire el obispo Luigi Bettazzi (94 años), el único miembro con vida de los prelados participantes en el Concilio. Precisamente este fin de semana tuvo lugar en Roma una conferencia sobre ‘Humanae vitae’ organizada por grupos provida y profamilia.

Según Bettazzi, Pablo VI no se adentró en la anticoncepción en su encíclica porque “no creía que fuera apropiado abrir cambios a la teología consolidada”. Su decisión fue “atormentada”, porque “temía que no lo entendieran y eligió el rigor, por presiones también del Santo Oficio”. Y es que “a la Iglesia no le gustan los saltos hacia delante”.

El prelado pone deberes a la Iglesia: “Hoy es quizás el momento de escuchar a Juan XXIII: no es el Evangelio el que cambia, nosotros somos, con el paso de los años, quienes podemos entenderlo mejor. Y así no es la doctrina la que cambia, somos nosotros quienes podemos entender mejor el significado leyéndolo a la luz de los signos de los tiempos”. “Hoy, la situación social es profundamente diferente y la reflexión teológica ha avanzado mucho –añade–. Amoris laetitia expresa este cambio de perspectiva”.



Bettazzi mantiene que hoy se está reanudando el Vaticano II y que Francisco conseguirá implementarlo, pese a las presiones. “Los ataques no son signo de caridad: algunas personas son papistas hasta que creen que el Papa no está de su lado”, señala sobre los cuatro cardenales de la dubia. Al mismo tiempo, sentencia: “Los ataques a Pablo VI fueron respetuosos, no como los que hemos visto en los últimos meses contra Francisco”.

Contra el capitalismo perverso, Doctrina Social de la Iglesia

“El capitalismo también ha sido causante de la explotación y el genocidio debido a la economía de mercado; el abuso para obtener riquezas se ha traducido en la perversión del ser humano y el fracaso de la moralidad al dar prioridad a la codicia sin límites”. Duras declaraciones del economista Jeffrey Sachs en una conferencia en la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, que tuvo lugar del 19 al 21 de octubre, como recoge VITA.

No es un economista cualquiera. Comparado con Keynes, es reconocido como el economista más importante del mundo de hoy. “La Doctrina Social de la Iglesia ofrece una ruta crucial para una ética global de desarrollo sostenible”, sostiene Sachs. Y matiza: “La alternativa a la perversión del capitalismo es la Doctrina Social de la Iglesia”.

Con respecto a la visión económica del Papa, el economista indica que “Francisco trae el mensaje de Jesús al corazón del capitalismo contemporáneo, que nos recuerda que necesitamos un marco moral para la economía del siglo XXI”, porque “la moralidad y la dignidad humana deben ocupar el primer lugar”.

Wuerl: “¿Acaso conocen en roma los dialectos locales?”

“Al descentralizar la autoridad del Vaticano a las conferencias episcopales para la traducción de textos para las liturgias del latín a los idiomas locales, Francisco simplemente está implementando una reforma solicitada por el Concilio Vaticano II”, dice el cardenal arzobispo de Washington, Donald Wuerl, en una entrevista con National Catholic Reporter.

El purpurado va más allá: “El concilio claramente dijo que estas traducciones eran responsabilidad de los obispos, en comunión, obviamente, con Pedro”. Y cita ejemplos de obispos de Asia, India o África, que traducen textos a un dialecto: “¿Acaso en Roma conocen esos dialectos?”, se pregunta.

El cardenal compartió un hecho que demuestra el respeto del Papa por los obispos locales. Durante la canonización en 2015 de fray Junípero Serra, decidió leer un pasaje en el idioma local de una tribu americana con la que trabajó el santo. Un sacerdote californiano lo tradujo y Wuerl lo envió a Roma para ser verificado. Cuando se preparaban para celebrar la misa, se acercó a Francisco para comentarle el proceso de aprobación. A esto, el Papa le contestó: “¿Y por qué no lo aprobaste tú? Tú eres el obispo aquí”.

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