Francisco deja en libertad a Lucio Ángel Vallejo Balda

Tras más de un año encarcelado por el ‘Vatileaks 2’, el sacerdote cesa su vinculación con la Santa Sede

Lucio Ángel Vallejo Balda, sacerdote español condenado por el Vatileaks 2 filtración de documentos

Vallejo Balda, durante el juicio por el caso ‘Vatileaks 2’

ANTONIO PELAYO, corresponsal de Vida Nueva en ROMA | A las ocho menos cinco minutos de la tarde (hora absolutamente insólita) de ayer martes 20 de diciembre, la Sala de Prensa de la Santa Sede anunciaba que el Papa había concedido a Lucio Ángel Vallejo Balda la libertad condicional. El texto íntegro del comunicado vaticano dice así: “Considerando que el reverendo Vallejo Balda ha expiado más de la mitad de la pena, el Santo Padre le ha concedido el beneficio de la libertad condicional. Se trata de una medida de clemencia que le permite recobrar la libertad. La pena no desaparece, pero goza de la libertad condicional. A partir de esta tarde, el sacerdote abandona la cárcel y cesa todo vínculo de dependencia laboral con la Santa Sede; vuelve a estar bajo la jurisdicción del obispo de Astorga (España), diócesis a la que pertenece”.

Como se recordará, el pasado 7 de julio, el Tribunal Vaticano, presidido por el magistrado Giuseppe della Torre, dictó su sentencia sobre el llamado caso Vatileaks 2, el proceso en el que estaban acusado el citado monseñor Vallejo, exsecretario de la Prefectura para Asuntos Económicos y exsecretario de la COSEA (la comisión establecida por el Papa para coordinar las finanzas vaticanas); la relaciones públicas italiana Francesca Chaouqui; el funcionario administrativo Nicola Maio; y los periodistas Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi. Estos dos últimos eran los autores respectivamente de los libros Avaricia y Via Crucis, donde se publicaban algunos documentos confidenciales sobre la actividad económica de algunos organismos de la Curia.

La sentencia del Tribunal absolvía a los dos periodistas por “falta de jurisdicción” y al administrativo Maio por no formar parte de una “asociación destinada a delinquir”. A Chaouqui la liberaba de la acusación de haber filtrado documentos, pero confirmaba su colaboración en el reato cometido por el monseñor español y la condenaba a diez meses de reclusión, cuya ejecución quedaba suspendida si en los cinco años siguientes no cometía ningún delito. En cuanto a Vallejo, la condena era modestamente severa, ya que su delito (sustracción y divulgación de documentos reservados) era castigado con 18 meses de reclusión. Habiendo sido detenido en los primeros días de noviembre de 2015, habría recuperado la libertad el próximo mes de abril.

Varios meses “aislado”

La reclusión la ha cumplido en dos ambientes diversos de la Ciudad del Vaticano: primero, en el cuartel de la gendarmería vaticana; meses después, se le concedió un régimen de semilibertad y fue trasladado a vivir en el edificio reservado a los penitenciarios de la Basílica vaticana; cuando se comprobó que había violado algunas de las condiciones que se le habían impuesto, volvió a la “cárcel” anterior, donde permanecía recluido y aislado de todo contacto con el exterior excepto una comunicación telefónica diaria con su anciana madre, residente en Logroño, y algunas visitas; entre otras, las de representantes de la Embajada de España ante la Santa Sede, que ejercía subsidiariamente funciones propias de un consulado.

El juicio comenzó a finales de noviembre de 2015 (poco antes del inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia); se celebraron 22 audiencias y desfilaron numerosos testigos llamados por la fiscalía y por los abogados de la defensa. Como dijo en su día el entonces portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, “había que hacerlo porque existe una ley, que es además reciente [2013], promulgada para contrastar las fugas de noticias”.

Posible regreso a España

Algunos esperaban que Francisco concediese a Vallejo la gracia de la libertad durante el Año Santo, pero (como afirman personas próximas al Pontífice) ha querido que la Justicia actuase con absoluta independencia ante lo que él mismo había calificado de “delito” y, además, consideraba los hechos como una traición a la confianza que había depositado en el ecónomo español.

Se abre ahora un nuevo período en la vida del sacerdote riojano (55 años); es probable que se conceda un período sabático y que uno de sus primeros movimiento sea viajar a España para visitar a doña Gregoria, su anciana madre. Sobre lo que hará más adelante, los pronósticos son varios. Ojalá acierte.

José María Gil Tamayo, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha recibido el gesto del Papa con Vallejo como “un motivo de alegría y de agradecimiento”, destacando que habrá de encontrar ahora “una verdadera inserción en la vida diocesana”. El obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, será quien determine su próximo servicio pastoral.

Publicado en el número 3.017 de Vida Nueva. Ver sumario

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir