Los cuervos sobrevuelan de nuevo el Vaticano

Lucio Ángel Vallejo y Francesca Chaouqui, detenidos por filtrar documentos papales

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Francesca Chaouqui y Lucio Ángel Vallejo

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Una nueva bandada de cuervos sobrevuela el Vaticano; poco que ver, sin embargo, con los que en 2012 sembraron el pánico. Esta vez son menos carniceros y no serán capaces de producir efectos tan devastadores, pero sería muy imprudente no darles importancia, porque aún no sabemos si volaban por cuenta propia o eran teleguiados por quienes se protegen en la oscuridad del anonimato.

Vengamos, pues, a los hechos: el lunes 2 de noviembre, la Santa Sede hacía público el siguiente comunicado: “En el ámbito de las investigaciones de la policía judicial realizadas por la Gendarmería del Vaticano, en curso desde hace varios meses a propósito de la sustracción y difusión de noticias y documentos reservados [y grabaciones], el sábado y el domingo pasado fueron convocadas dos personas para ser interrogadas sobre la base de elementos recogidos y las evidencias resultantes”.

“Se trata –prosigue la nota– de un eclesiástico, Lucio Ángel Vallejo Balda, y de la laica Francesca Chaouqui, que en el pasado fueron secretario y miembro de la COSEA (comisión referente de estudio y guía sobre la organización de las estructuras económico-administrativas de la Santa Sede), establecida por Francisco en julio de 2013 y posteriormente disuelta tras el final de su mandato. (…) A raíz de los resultados del interrogatorio, las dos personas fueron arrestadas para proseguir la investigación”.

“Con fecha de hoy –abunda el comunicado–, la Oficina del Promotor de Justicia, representada por los abogados Gian Piero Milano, promotor de Justicia, y su agregado, Roberto Zannotti, ha convalidado el arresto de las dos personas, dejando en libertad a la Sra. Chaouqui, para la que ya no eran necesarias medidas cautelares, entre otras cosas por su colaboración con la investigación. La posición de monseñor Vallejo Balda está siendo analizada por la Oficina del Promotor de Justicia.”

“En cuanto a los libros que se publicarán en los próximos días [con el material filtrado], es necesario decir claramente que también en esta ocasión, como en el pasado, son el fruto de una traición grave a la confianza del Papa y, por lo que se refiere a los autores, una operación para sacar ventaja de un acto gravemente ilícito de entrega ilegal de documentación reservada; una operación cuyas implicaciones jurídicas y posiblemente penales son objeto de estudio por la Oficina del Promotor de cara a eventuales procedimientos adicionales, en los que se recurrirá, si es necesario, a la cooperación internacional”. Tales delitos estarían penados en el Vaticano con entre seis meses y dos años de reclusión.

En cuanto al contenido de las grabaciones, en las horas siguientes salieron frases de conversaciones privadas del Papa con responsables de la gestión económica. En ellas, el Papa lamentaría que las finanzas estaban “fuera de control”. También dejó esta llamativa sentencia: “Si no podemos custodiar el dinero, que se ve, ¿cómo podremos custodiar el alma de los fieles, que no se ve?”.

Marcados por la ambición

Para el gran público, los dos nombres citados en el comunicado son poco conocidos. Nos parece por eso oportuno reflejar brevemente sus biografías:

  • Francesca Immacolata Chaouqui nació hace 32 años en San Sosti (provincia de Calabria), hija de una calabresa y de un francés de origen marroquí. Después de unos estudios en la Universidad La Sapienza de Roma, se casa con un informático que trabajó algún tiempo al servicio del Vaticano. Ella se convierte en relaciones públicas de varias empresas italianas y ha trabajado también con la multinacional Ernst & Young. Es el tipo de mujer activa y ambiciosa que frecuenta los salones de la nobleza romana; es allí donde traba amistad con Vallejo Balda.
  • Es él quien la propone para formar parte de la comisión que instituye el papa Francisco en julio de 2013 para que le ayude en su reforma del sistema económico-financiero de la Santa Sede. El nombramiento causó ya entonces cierto estupor, porque Chaouqui no parecía la persona más indicada para dicha responsabilidad y, además, había sido autora de algunos tuits donde atacaba al cardenal Tarcisio Bertone e hizo afirmaciones muy ligeras sobre una posible leucemia de Benedicto XVI (los atribuyó entonces a hackers que intentaban perjudicarla). Lo que nunca ocultó es que mantenía estrechas relaciones con periodistas especializados en escándalos; uno de ellos, precisamente, es Gianluigi Nuzzi, autor de uno de los dos libros que publican esta información basada en documentos filtrados desde el Vaticano. Ella se ha declarado dispuesta a esclarecerlo todo y acusa al monseñor español de haber sido el autor de la filtración. “No soy un cuervo, no he traicionado al Papa –ha escrito en sus redes sociales–. Nunca le he dado una hoja a nadie. Nunca, a nadie. Tengo total confianza en los investigadores”.
  • cúpula de la basílica de San Pedro Vaticano nubladaLucio Ángel Vallejo Balda nació el 12 de junio de 1961 en la localidad riojana de Villamediana de Iregua. Ingresó muy joven en el seminario de Logroño, donde realizó sus estudios eclesiásticos, que luego perfeccionó en la Universidad Pontificia de Salamanca; también alcanzó la licenciatura en Derecho por la UNED. Fue ordenado sacerdote el 1 de agosto de 1987 al servicio de la Diócesis de Astorga, en la que, después de años de pastoral parroquial, fue nombrado en 1990 por el obispo Briva Miravent ecónomo diocesano. Su gestión fue, según fuentes consultadas, eficaz y, con el paso de los años, extendió sus actividades fuera del ámbito astorgano, colaborando en la vertiente económica de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en 2011.
  • Esto le permitió ser conocido y apreciado por el entonces arzobispo de Madrid, el cardenal Rouco Varela, quien transmitió al entonces secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, su nombre como persona capacitada para trabajar en el área económica de la Santa Sede. En septiembre de 2011, el papa Ratzinger le nombró secretario de la Prefectura para Asuntos Económicos de la Santa Sede, organismo que en esos momentos presidía el cardenal Giuseppe Versaldi.
  • Vallejo entró con mucho ímpetu en este nuevo cargo y, puesto que su predecesor en dicho cargo, Vincenzo di Mauro, era obispo, concibió la esperanza de que pronto también él recibiría la mitra como recompensa a sus desvelos. Así se lo transmitió a diversas personas, incluso añadiendo fechas concretas para su ordenación episcopal. El papa Francisco le nombró secretario de la ya citada COSEA y, cuando el 24 de febrero de 2014 creó la Secretaría de Economía, poniendo a su frente al cardenal australiano George Pell y designando como secretario general de la misma al que fue secretario particular del papa Benedicto XVI, el maltés Alfred Xuereb, su decepción fue enorme. Y así lo hacía patente, desgranando comentarios muy poco favorables sobre los citados nombramientos.
  • Vallejo cometió, además, el enorme error de organizar, con la colaboración de Chaouqui, un buffet para 150 invitados vip en la terraza de la prefectura mientras se desarrollaba en la plaza de San Pedro la canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II. La imagen de la “fiesta” causó entonces gran estupor. En estos meses previos a su detención, su frustración era cada vez más evidente y adornada por algunos comentarios desorbitados y en los límites del delirio.

El Opus se desvincula

Una de las primeras reacciones al encarcelamiento del riojano fue la de la Oficina de Información de la Prelatura del Opus Dei en Roma. Su director, Manuel Sánchez, después de manifestar “sorpresa y dolor por estas noticias” y añadir que no disponía de “ninguna información sobre el caso”, aclaró cuál es la vinculación de Vallejo con el Opus Dei: “Vallejo pertenece a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, asociación de presbíteros intrínsecamente unida al Opus Dei, que no tiene el derecho a intervenir en el ministerio pastoral ni en los trabajos que los socios desarrollan en sus diócesis o en la Santa Sede. (…) Fue llamado a trabajar a Roma por la Santa Sede, de acuerdo con su obispo. La Prelatura no intervino ni supo de esa decisión hasta que se hizo pública: sus superiores son los de la Santa Sede y el obispo de la diócesis donde está incardinado”.

En el nº 2.963 de Vida Nueva

 

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