Voces de Paz

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Música desde el alma de los territorios

El pasado 12 de octubre un río de voces pidiendo la paz recorrió las calles de Bogotá. Un camino hecho de flores blancas, aplausos, lágrimas, arengas pacíficas y cadenas de habitantes de la capital recibió a los campesinos, indígenas y afros, muchos de ellos victimizados por la violencia. Justamente por ello y por su deseo inquebrantable de paz, viajaron a Bogotá para pronunciarse con su caminar, con su voz, con sus instrumentos, con sus danzas y para exigir “¡acuerdos ya!”. El coro unánime y a la vez diverso de voces pacificadoras y pacíficas desembocó en la Plaza de Bolívar. Allí, en medio de la multitud, se oyeron las canciones de Voces de Paz, una iniciativa artística que contiene un amplio repertorio musical de diferentes regiones del país. La propuesta musical fue dirigida por los maestros cubanos Corina Campos y Juan Ruanes y fue promovida por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, la organización Comunidades Construyendo Paz en los Territorios (CONPAZ) y la agencia Cristhian Aid. Se financió gracias al apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación, a través de la Fundación Mandubat, en el marco del proyecto Reparación integral y medidas de protección para las comunidades que construyen paz desde el territorio. La suma de esfuerzos y talento artístico se consolidó en un trabajo musical que expresa la pluralidad de Colombia, recupera la memoria y abre los caminos de un futuro digno para todos.

“El pentagrama de la vida”

Participación de los músicos en la movilización que el 12 de octubre irrumpió en la Plaza de Bolívar para exigir una solución a la situación que vive el país

Participación de los músicos en la movilización que el 12 de octubre irrumpió en la Plaza de Bolívar para exigir una solución a la situación que vive el país

Los relatos del trabajo discográfico Voces de Paz se acompasan en currulaos, vallenatos, tonadas populares y rap. Al toque de la marimba, las flautas andinas, el acordeón, los tambores y la guitarra, resuenan los ritmos característicos de cada territorio, que son la base para poner en palabras tanto la barbarie de la guerra como el horizonte de la paz. Tal como lo expresó el padre Alberto Franco, este trabajo artístico refleja aquello que nace “en las comunidades de manera sencilla, en la noche, en la oscuridad, mientras lavan, mientras sueñan, mientras a veces lloran, a veces en las oraciones y en las canciones. Como son tradiciones orales, cuentan su historia como una manera de conservar la memoria, algo que pasó y que les está ayudando en este momento a hacer propuestas alternativas para construir futuro, entonces es la reconexión de esa historia”. Entre el pasado y el porvenir emergen la verdad y la justicia restauradoras, por ello en los cantos de Voces de Paz se denuncia el abandono estatal: “no tenemos luz eléctrica, ni tampoco hospital. El problema de la escuela es otra necesidad”; se devela la desigualdad: “¡ay campesino pones tu sudor pa’ que la plata la coja el patrón!”; se visibiliza la violencia contra la mujer: “por eso los nayeros no podemos aceptar, que el asesinato de Juana se quede en la impunidad”; se hace memoria de los desaparecidos: “hoy vamos a recordar a nuestros seres queridos que un día se los llevaron y no han aparecido”; se cuestiona la explotación de los recursos naturales: “sabes la tierra es todo. La ambición del hombre ha convertido montañas en carbón y polvo y las lluvias ácidas solo caerán”. A la vez que expresan lo terrible, las líricas de paz construyen “el pentagrama de la vida”, mediante la estética de la dignidad. Así, en sus canciones festejan los triunfos de las comunidades y sus luchas incesantes: “venimos llegando de la Concepción, para celebrar la titulación”; “la vida defenderemos de nuestra naturaleza, cuidando el medio ambiente tendremos fortaleza”; “cada letra que escribo es por mi gente luchadora que reclama sus derechos y no quiere más zozobra”.

“Luz para sus comunidades”

La propuesta musical Voces de Paz surgió en el desarrollo de la Cátedra de los territorios y la búsqueda de la justicia socio-ambiental, en la que participaron cerca de 100 líderes y lideresas de territorios que han sido afectados por la violencia. La propuesta pedagógica es liderada por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz (CIJP) y cuenta con tres áreas esenciales: Territorio y Ambiente, Género e Identidades y Participación y Afirmación de Derecho. Para la Hna. Cecilia Naranjo, integrante de la CIJP, esta cátedra quiere “integrar la realidad de las personas y de la naturaleza” y corresponde a “un proceso de formación que nunca acabará” y que estimula a sus participantes “a que ellos sigan y comprendan la importancia de formarse”, porque es tarea de “todo el mundo, desde los grandes hasta los pequeños, crear un nuevo país, una nueva forma de organizarnos y evitar los errores del pasado”. Esta cátedra también fue propicia para que las comunidades que participaron transformaran los sentimientos de ira, sufrimiento e indignación en fuerza creativa, para re-escribir su historia. Como expresó el padre Franco, aquellos que han sido victimizados se han vuelto “luz para sus comunidades” y “sus lágrimas le están dando un nuevo sentido a la paz”.

Hacer canciones, hacer comunidad

Lanzamiento del proyecto musical en la Universidad Santo Tomás (Bogotá)

Lanzamiento del proyecto musical en la Universidad Santo Tomás (Bogotá)

El proyecto musical contó con la participación de 11 mujeres y 17 hombres que representaron a las comunidades del Naya (Valle del Cauca), Cacarica y Curvaradó (Chocó), Trujillo (Valle), Sucre (Cauca), Dabeiba (Antioquia) y Puerto Asís (Putumayo). Cuenta Manuel Segundo Angulo, perteneciente a la comunidad La Concepción del río Naya, que la cultura representada en este trabajo musical es la de sus ancestros que “celebraban sus fiestas patronales con el bombo, el cununo y el guasá. Se sentaban a dialogar cómo podían conformar sus canciones. Se organizaban comunitariamente”. Para María Gloria Lupiesa Chiripua del resguardo Wounaan de Pichimá Quebrada (Chocó) el canto por la paz es un canto para que “los niños cumplan sus sueños”. Los procesos que sostienen el desarrollo de este trabajo comunitario en la construcción de paz surgen de “la fuerza del pensamiento”, confiesa María y agrega que “pensando a sus hermanos, a la comunidad, cómo sufren por la violencia y por el conflicto armado” sale la fuerza “para seguir luchando y para que ellos también tengan esa fuerza, para que luchen”. José Ancízar Cano, campesino de Trujillo e integrante de CONPAZ, ve con mucha alegría los procesos que se están dando en el país, en especial porque dichos procesos se retratan en composiciones musicales suyas como 23 de abril. Además, celebra que acontecimientos históricos como la instalación de una mesa con el ELN, hayan surgido primero en la letra de sus canciones que en la realidad, como si de profecías se tratara.

En medio de la profecía del pueblo, la resiliencia del alma y la articulación comunitaria, iniciativas artísticas y pedagógicas de esta magnitud dan cuenta de los consistentes pasos que en materia de paz y cultura se están dando en los territorios y de la inaplazable correspondencia que el gobierno y los grupos insurgentes deben manifestar a estas voces de paz.

Biviana García.

Fotos: Laura Peña

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