Formar para la incidencia, la democracia y la participación

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La apuesta de la diócesis de Tibú

La posibilidad de acuerdos definitivos entre el Gobierno y las FARC hace más notoria la apetencia de un futuro distinto en el Catatumbo.

Según monseñor Ómar Sánchez, obispo de Tibú, la principal preocupación de la Iglesia en la región está asociada a fomentar la participación y la incidencia de la ciudadanía de cara a la construcción de una democracia que no margine ni reproduzca esquemas de corrupción.

Junto a muchas tareas, destaca la necesidad de promover una cultura y pedagogía que capitalice el punto de quiebre que vive el país, con miras a que sea posible una paz básica, estable y de satisfacción de derechos.

Contra la idea de que los acuerdos son la cúspide de la paz, el prelado llama la atención acerca del papel que juegan las bases sociales en la exigencia de un cumplimiento de eventuales pactos y de condiciones diferentes de vida.

“Gobierno, organizaciones sociales, grupos armados; hoy todos pretenden las juntas de acción comunal porque son un verdadero potencial, porque ellas logran afectar realmente los territorios”, señala el obispo; “ahí es donde tenemos que hacer una formación para la incidencia, la democracia y la participación”, explica.

En 2011, cuando recién fue constituido como nuevo ordinario del lugar, una de las cosas que le llamó la atención al llegar al Catatumbo fue la diversidad de actores, de camionetas, de chalecos de agencias internacionales y de uno que otro organismo del Estado. Diversas instituciones trabajaban en la región, pero sin conocerse ni adelantar acciones de manera conjunta. La diócesis convocó, entre otras, a organizaciones como OCHA, ACNUR, PNUD, SENA y FUDESCAT. “Nos conocimos y tomamos la decisión de hacer una red, que se llama Red Sueños Catatumbo”. La iniciativa nació en 2012 como un escenario abierto al diálogo, al análisis y a la sensibilización; el fin que persigue es aunar esfuerzos y voluntades para la construcción colectiva de un modelo de desarrollo sostenible y la superación de la crisis humanitaria que se vive en la región.

La anterior es una de las herramientas con las cuales la Iglesia local ha querido responder a los desafíos que le presenta la realidad.

La segunda herramienta surgió del trabajo mancomunado y consiste en un material pedagógico que tiene por nombre “Hablemos de paz en el Catatumbo”. El componente está diseñado para que la gente comparta inquietudes y pensamientos; para que confronte opiniones y se informe de manera clara acerca del momento que está viviendo el país y de todo lo que está en juego. Cuenta con una línea histórica a manera de cenefa para plasmar sobre ella los momentos más importantes de la vida de la región; los dolores de la sociedad civil, sus dramas y sus sueños. Según explica el obispo, la gente hace una lectura de su realidad y plantea parte de su futuro allí. Un “animómetro” registra didácticamente qué sabe la ciudadanía de su historia y cuánto se deja interpelar por ella. Un siguiente bloque temático permite acceder a un reconocimiento estructurado de los acuerdos de La Habana. Se cuenta, igualmente, con un material audiovisual por medio del cual se propone un ejercicio comparativo entre el proceso que adelanta el gobierno nacional junto a las FARC y otros procesos en el mundo. Se trata de una conferencia del director de la misión de la OEA en Colombia, en la cual el funcionario explica su experiencia durante muchos años en Centroamérica y cómo uno de los principales peligros para un proceso de paz consiste, justamente, en la posibilidad de que se frustre por cuenta de no involucrar a la ciudadanía.

Referente de organización

sardinata-nortedesantander.gov.coLa apuesta por trabajar a nivel de las juntas de acción comunal ha comenzado a dar frutos. Un ejemplo lo constituye el surgimiento de la Corporación Pacelli Nuestra, semanas atrás.

Después de la avalancha que hace algunos años afectó al corregimiento nortesantandereano de Pacelli, los habitantes de la población, por recomendación de la diócesis de Tibú, asumieron la tarea de construir ellos mismos un plan de desarrollo integral sostenible.

En lugar de reclamar y depender de ayudas externas, decidieron optar por un ejercicio organizativo que los dignificara y que les permitiera valerse de sus liderazgos. La Iglesia Católica y algunas de las organizaciones que conforman la Red Sueños Catatumbo han acompañado la experiencia. Siete proyectos fueron incluidos dentro del plan: gestión para la titulación y formalización para la tenencia de la tierra; construcción de vías terciarias; electrificación rural; fundación de un centro experimental de investigación, validación y transferencia tecnológica; creación y fortalecimiento de microempresas locales; ampliación y mejoramiento de vivienda rural; y creación de la corporación que gestionará el plan de desarrollo.

La corporación ya es un hecho y el plan piloto de Pacelli ha comenzado a ser reconocido como un referente “en términos de organización; de apuesta local de desarrollo, sin conflicto, en diálogo abierto con el Gobierno, donde éste interpreta las necesidades de la comunidad; un ejercicio fundamentalmente de participación”, como subraya Mons. Sánchez.

En tanto que la promoción de la participación y la incidencia de los campesinos es uno de los principales desafíos a los cuales la diócesis de Tibú intenta dar respuesta priorizando tareas, ella misma, como jurisdicción, es un referente respecto de lo mucho que puede hacer la Iglesia Católica a nivel nacional en función de la construcción de futuro.

Miguel Estupiñán

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