URUGUAY: Heladera solidaria

Empezaron atendiendo a 20, pero ya son 200 las personas beneficiarias del programa de asistencia alimentaria en Salto

El servicio fue ideado para atender, durante el invierno, las necesidades de las personas en situación de calle de Salto. Sin embargo, la situación de vulnerabilidad de tantas familias ha llevado a que el proyecto Heladera Solidaria alcance a otras personas que por alguna razón no cuentan con ingresos que le aseguren la comida diaria.

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Se trata de una iniciativa implementada por unos 50 feligreses de la Catedral San Juan Bautista de la diócesis de Salto, entre otras iglesias y capillas de la ciudad. En mayo comenzaron atendiendo a 20 personas por día, dos semanas después a 50. Hoy, en la Casa Diocesana de Salto se entregan 210 viandas diarias. Sin duda, el crecimiento del número de gente que se acerca a buscar comida ha sido exponencial; esto habla de una situación social crítica que demuestra los resultados de los avatares de un sistema excluyente.

Supervisado por José García, vicario pastoral y ecónomo diocesano de Salto, frente a este crecimiento no previsto, el grupo de colaboradores se ha visto desbordado. Además, en muchos casos, a las raciones de comida se ha sumado la entrega de ropas de abrigo, ya que las bajas temperaturas exigen estar alimentado, pero también, abrigados.

Que no falte la comida

“Hay personas que llaman y me dicen: ‘hoy cocinamos un guiso o un ensopado’. Otros traen cinco litros de leche; otros, bandejas de arroz con tuco o alimentos secos. Con eso nos vamos arreglando para no dejar a nadie sin un plato caliente de comida”, dijo García a la prensa.

Ante el recrudecimiento del frío, mientras las personas esperan para recibir su comida, los beneficiarios del servicio reciben una taza de sopa o de leche chocolatada. Algunas familias que van a retirar sus viandas son del barrio, pero la mayoría viene desde más lejos, llegando a caminar hasta 10 kilómetros cada día.

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García comentó que hay un matrimonio con un bebé que viven a cinco kilómetros de distancia: “ellos hacen el trayecto a pie, ida y vuelta”. Frente a este caso, el sacerdote adelantó que les van a gestionar un boleto gratuito para ayudarlos.

Para asegurar la comida diaria a estas personas, otro grupo de colaboradores se organizó para prestar el servicio los días sábados al mediodía.

El proyecto Heladera Solidaria es solo un paliativo frente a estas situaciones de pobreza. Por eso, los organizadores sumaron a la iniciativa a un grupo de licenciadas en Trabajo Social, quienes llevan un registro de cada uno de los beneficiarios, a los que se les brindan asesoramiento para acceder a otros programas del gobierno.

R. P. MONTEVIDEO

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