Francisco pide a los armenios “que los recuerdos dolorosos no se apoderen de nuestros corazones”

Turquía evidencia su malestar ante el viaje papal que comienza hoy


ANTONIO PELAYO (ROMA) | Francisco se dispone a iniciar el 24 de junio un breve viaje a Armenia que se prolongará hasta el domingo 26. Visita muy deseada por el pueblo y sus Iglesias (la apostólica y la católica) y que permitirá al Papa manifestar su solidaridad con los descendientes de las víctimas del genocidio sufrido por esta antiquísima nación a principios del siglo XX.

El año pasado se celebró el centenario del Metz Yeghern (el Gran Mal) y entonces se habló de la posibilidad de que el Santo Padre visitase Armenia. La prudencia diplomática de la Santa Sede aconsejó posponer la visita, que hubiera sido interpretada casi como un casus belli por las autoridades turcas, que siempre han negado cualquier responsabilidad en tan lamentable suceso. El mismo día (14 de abril de 2015) en que proclamó doctor de la Iglesia a san Gregorio de Narek, Francisco envió un mensaje a los armenios en el que reconocía “sentir una gran cercanía a vuestro pueblo” y les mostró su deseo de “unirme espiritualmente a las oraciones que se elevan de vuestros corazones, de vuestras familias y de vuestra comunidad”.

Cercanía que se pondrá ahora de manifiesto en esta visita que comprende tres etapas: la capital, Yerevan, Gyumri y Vagharshapat, donde se encuentra Echmiadzin, la imponente sede de la Iglesia Apostólica Armenia. Con algunos cambios, es un programa muy similar al que realizó en 2001 san Juan Pablo II. Incluye una visita al imponente monumento erigido en Tzitzbernakaberd en memoria de las víctimas del genocidio.

Como prueba de la extrema “sensibilidad” de las autoridades turcas ante el viaje, hay que reseñar la ceremonia que tuvo lugar en el Palacio de la Cancillería (edificio extraterritorial del Vaticano) para conmemorar al embajador turco ante la Santa Sede Taha Carim, asesinado por un comando de terroristas armenios en 1977. El actual embajador, Mehmet Pacaci (que fue llamado a Ankara el año pasado después de que el Papa utilizara la palabra “genocidio” en una ceremonia en San Pedro), lamentó en su discurso “la degeneración metódica y violenta de las controversias que puede dañar a las sociedades modernas”. Se abstuvo, en todo caso, de referirse al viaje de Bergoglio a Armenia.

Reconciliación y ecumenismo

M. GÓMEZ | Dos días antes de partir hacia Armenia, Francisco envió un vídeo-mensaje en el que manifiesta su alegría por la visita y pide a los armenios que recen por ellos. “Voy como peregrino, en este Año Jubilar, para sumergirme en la antigua sabiduría de vuestro pueblo y beber en las fuentes de vuestra fe, rocosa, como vuestras famosas cruces talladas en piedra”, dice el Papa.

Francisco confiesa su “admiración y dolor” por la historia del pueblo armenio, pero pide: “No dejemos que los recuerdos dolorosos se apoderen de nuestros corazones; no nos rindamos frente a los repetidos ataques del mal. Hagamos como Noé que, después del diluvio, no se cansó de mirar al cielo y de soltar varias veces a la paloma hasta que un día regresó, trayendo una hoja tierna de oliva: era la señal de que la vida podía reanudarse y de que la esperanza tenía que resurgir”.

“Como servidor del Evangelio y mensajero de paz, quiero ir en medio de vosotros, para apoyar todo esfuerzo en el camino de la paz y compartir vuestros pasos por el sendero de la reconciliación que genera la esperanza”, anima el Papa, quien espera poder abrazar “a mi hermano Karekin”, y “junto con él, dar un nuevo impulso a nuestro camino hacia la unidad plena”.

En el nº 2.994 de Vida Nueva

 


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