Federico revela las riquezas de los pobres

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 Al fin y al cabo, ¿quiénes son los pobres y quiénes son los ricos? Todo en nuestra cultura nos dice y repite que los ricos son los que tienen a su disposición el poder del dinero y que los pobres son los que no tienen ese poder. Por tanto, se ha impuesto la idea de acabar con los pobres y con la pobreza, como programa de progreso.

Pero hay hombres como el padre Federico Carrasquilla que piensan lo contrario y no lo hacen por su cuenta sino iluminados por el Evangelio. Según ellos, la verdadera riqueza está en los pobres y es asunto de humanidad que la repartan entre los ricos.

Federico, te veo entrar desenvuelto y fraternal como si nos hubiéramos despedido ayer y nos hubiéramos saludado todos los días. Y no, te conocía por tus textos luminosos y por ese libro que me marcó: Escuchemos a los pobres, que acaba de salir en una segunda edición, pero solo te veo ahora.

DSC_0341No te vistes como los pobres, pero, como a ellos les pasa, no te importa si las medias son del mismo color, que si el pantalón se escurre o está ajado, eso no es asunto tuyo. Me preocupó ver tu caminado difícil y tu cuerpo pasado de kilos. No supe por qué no te dije: “Cuídate porque hombres como tú le hacen falta al mundo”.

No es la frase cariñosa que te hubieran dicho los superiores, para los que fuiste un dolor de cabeza. Reímos contigo cuando nos contaste lo de la partida de bautismo que reconstruiste para un pobre hombre que iba a perder su jubilación por falta de un papel; porque eso era para ti, un papel, lo que para canonistas es un documento cuasi sagrado e inviolable. Y qué tal lo de los 1.900 matrimonios que quedaron mal hechos por falta de un requisito de esos que no te quitan el sueño pero que sí te impacientan. Te debieron considerar un caso perdido como párroco, los de arriba, y un amigo indispensable, los de abajo.

¿Sabes? No conocía la historia de tu entrada al seminario, pero cuando te la oí encajó en la idea que me había hecho de ti al leerte. Eso de que entraste al seminario a los 11 años porque no te amañabas en una casa con ocho hermanos y un papá que todos los días pedía tener un hijo cura; y que al entrar al seminario encontraste lo que más te gustaba: jugar, rezar y estudiar, en ese orden. Y luego, lo dices sonriendo, pero va muy en serio: “lo de cura me resbala, lo que quería era vivir exclusivamente de Jesús. El sacerdocio no tiene que ver con los curas, es una opción por Jesús”. Lo dices con tanta seriedad que siento que estás desnudando tu alma, y cuando trato de procesar lo que dices, ya estás afirmando:

“No tenemos una pobreza de convención, sino la pobreza de los pobres”, Carlos de Foucauld

“No tenemos una pobreza de convención, sino la pobreza de los pobres”, Carlos de Foucauld

“Cuando busco a Jesús, encuentro que es inseparable del pobre. Ahí es donde aparece. Que es imposible. Pero el pobre que me mostraban no me gustaba, porque el pobre tiene la marca de incapacidad y de mendigo. Entonces yo empecé a buscar. En esas me mandaron a terminar estudio en Roma y allá conocí toda la línea del padre Charles de Foucauld y yo dije: ‘Esto es por ahí. Este Jesús sí me gusta’. Porque para Foucauld Jesús es otro estilo de vida y el pobre también, al pobre no lo muestra él por las carencias, sino como hermano. Y de ahí me ordené y me mandaron a Bélgica. Entonces el primer día, me dicen: ‘Este mundo es distinto y distinto porque se mira la vida de otra manera: hoy el cambio es otra manera de ser persona’. Y ahí me vino la intuición de la antropología del pobre. Exacto. Ser pobre es otra manera de ser persona, que marcada por las carencias… sí, pero lo de las carencias no es lo fundamental. Entonces empecé a elaborar eso, pero, curioso, nunca me interesé por los pobres. Yo me interesé por Jesús y la pobreza y ser pobre. Cuando vine a los cinco años a Colombia, ahí mismo me fui a buscar a los pobres, a hacer contacto”.

De modo que ese fue el proceso. Así fue como comenzó todo tu rollo con los pobres y ya van 54 años viviendo con los pobres, sintiendo con ellos, estudiándolos. Tus estudios de antropología tuvieron ese motivo. Pero no fue fácil, imagino.

“Para mí fue durísimo, porque los pobres fueron los que me quitaron a mí toda la ilusión. Yo llegué al peor barrio de Medellín, a vivir como ellos, sin ninguna seguridad, yo me quité el seguro social y todo, como ellos. Yo me sentía como Cristóbal Colón descubriendo América y a los ocho días ya empezaron a darme punzaditas: yo comía en la casa de la gente, trabajaba y me ganaba la comida como ellos y como a los ochos días de estar comiendo en la casa de una gente me dice una señora: ‘Padre, ¿cómo se siente?’. ‘Yo, feliz, yo llegué aquí al paraíso’. Y me dice: ‘Sabe que sí, porque nosotros hemos comentado mucho, pensamos que usted, que viene de la universidad, no se va a amañar aquí. Y lo vemos feliz. Y eso que usted no es de los de nosotros’. Una patada en el estómago. Pues yo no les hice caso, pero todo el año duraron repitiéndome eso: ‘Lo que usted hace está muy bien pero eso no es lo de nosotros’. Con unos argumentos… ¿Qué decía yo? Cuando uno decía, como gloriándose: ‘Es que aquí esto es muy duro’. Primero: ‘Padre, es que usted está aquí como gloriándose, es que esto es muy duro’. Y me decían: ‘Qué va, padre, si usted se puede ir de aquí cuando le dé la gana’. Entonces la crisis… al final del año, dije yo, fue todo el año como quitándome el pellejo… Fue durísimo, porque es botarte a vos toda la ilusión y al final del año yo dije: ‘Lo que estoy haciendo acá es una comedia’. Entonces me fui a hacer retiro, de los jesuitas, y ahí descubrí dos cosas. Primero, que el compromiso mío no es con el pobre, sino con Jesús que fue pobre, entonces yo tengo que ver cuál fue la pobreza de Jesús y ahí me empató perfecto, con las intenciones de la antropología del pobre. Entonces yo no tengo que ser pobre como los pobres, yo tengo que ser pobre como Jesús. Entonces, ¿por qué Jesús propuso a los pobres como modelo? ¿Por qué? Y segundo, que yo estaba partiendo de ideas, no de la realidad de la gente; yo estaba imponiendo mi manera de ser pobre a la gente y no partiendo de ellos, por eso, me escapé yo de toda la cuestión política. Y en esos grupos de curas revolucionarios yo sacaba eso”.

“Ser pobre es otra manera de ser persona”

Lecciones

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Habías entrado en la escuela en que los pobres son los maestros, aunque ellos no lo sabían. Qué tal la lección de aquella mujer: ¿lo recuerdas?

Apenas se organizaba el Barrio Popular cuando te encontraste esa casa llena de niños ¿Por qué tantos? Le preguntaste a la mujer.

Míos son 7, de la vecina son los otros siete, pero ella tiene que trabajar y yo se los cuido.

No salías de tu asombro cuando, tiempo después, supiste que esa generosa mujer había apuñalado a otra en una disputa junto a la pileta pública. Entendiste que eso de comprender a los pobres no sería fácil. Después te habría de asombrar la mujer que te contó que después de dos entradas a la clínica, por fin, le habían entregado, aliviado, a su niño. Pero cuando fue a bañarlo descubrió que tenía el pecho quemado. Ante su reclamo, la enfermera confesó que en un descuido lo había quemado con agua hirviendo, pero que no lo contara porque perdería su puesto, y que ella pagaría la curación. Pero el niño murió. Al oír la historia, indignado, le dijiste: “hay que denunciar a esa enfermera”. Y esto sí que lo recuerdas, Federico: ella te dijo: “cómo se le ocurre, padre, no ve que perderá su trabajo y ella no lo hizo con mala intención. Además sería yo una desagradecida con una persona que había cuidado de mi niño”.

“Yo empiezo a ver que yo iba como conquistador y más porque tenía una formación intelectual, y que los pobres me iban desmontando todo eso. Que lo que yo buscaba en Jesús y haciendo esfuerzos para tenerlo, los pobres lo tenían así (espontáneo), entonces los valores que yo veía en Jesús, eso lo tenías vos en los pobres sin ningún drama, sin ningún nada. Entonces, los pobres a mí me mostraron los valores de Jesús y Jesús me mostró los valores del pobre. Entonces Jesús me dijo: ‘Eso mío lo estás viendo allá y eso de ellos es lo mío’. Por eso yo me escapé de toda la corriente política. Si yo estuve en los ojos del huracán todo el tiempo… yo no volví a Golconda y a Golconda a mí me invitaron, yo asistí a las reuniones, pero no me gustó porque los vi muy politizados y después formamos el grupo SAL (Sacerdotes para América Latina) y en eso sí yo estuve desde la fundación hasta que se acabó”.

“Me he enfrentado a tres grandes monstruos: el del pobre, incapaz y mendigo; el del rico protagonista; y el del benefactor beneficiado”

No recuerdo de quién es la afirmación sobre las rosas “que son más hermosas cuando no saben que lo son”. ¿Pasa lo mismo con los valores de los pobres? ¿Son conscientes de que los tienen?

“Ni pizca, todo lo contrario, el pobre los vive pero con una naturalidad… por eso yo pongo en una de las características del pobre el no protagonismo. Vos mirás, por ejemplo, a una mujer pobre, sola, con hijos, trabajando… Y uno los admira y les parece lo más rarísimo eso. El pobre vive eso y, por más que le digás que eso es muy valioso, no te cree; por eso, por ejemplo, cuando uno les dice que uno aprende de ellos, ellos no le entienden ni pizca”.

¿Es una tarea pastoral hacerlos conscientes de esos valores?

“Todo lo contrario, es que únicamente cuando ellos descubren los valores y descubren también su destrucción es cuando se hacen sujetos de su desarrollo, porque yo me desarrollo es porque descubro que valgo. El dilema del marxismo fue: el pobre, para que valga, tiene que luchar políticamente y socialmente. Para mí era: porque valen, tienen que luchar políticamente. Por ejemplo, yo les decía: ‘Ustedes viven en una piecita con piso de barro, ¿ustedes piensan que eso es digno? ¿Ustedes piensan que eso lo merecen ustedes? ¿O ustedes merecen tener otra cosa?’.

Mientras él no tome conciencia de sus valores y, segundo, mientras no convierta su destrucción de calificativo ético a tarea ética él no arranca, pero cuando arranca, cuando haga esas cosas, yo le digo…”.

radioestado32Pero cuando uno está con el pobre es natural que quiera ayudarlo… También es natural esa picazón de conciencia de tener y no compartir con el. ¿Cómo has resuelto eso?

“Es que yo le ayudé pero para que él se haga más persona, para que él enfrente sus necesidades. Que ha sido todo el sentido del trabajo mío y que lo he concretado en dos corporaciones. Lo de nosotros no es hacer casas para los pobres, sino ayudarlos para que ellos hagan su casa. El sentido de las obras sociales es necesarísimo, pero hacerlo de tal manera que ellos se sientan sujetos. Eso hay que replantearlo todo, porque el que vos le quités el hambre a la gente es un valor por el motivo que sea, sea por paternalismo, por asistencialismo, por lo que sea… pero es un valor. Pero ese valor se puede volver en contra de ellos, porque los hace mendigos y sometidos y al mismo tiempo tremendamente exigente. Hoy hay que cambiar dos palabritas: el dar y el ayudar. El dar por compartir y el ayudar por acompañar. Porque dar crea dependencia, en cambio el compartir no. Y por eso el que trabaja con los pobres, de alguna manera, tiene que buscar hacerse igual a ellos. Todas las obras sociales se necesitan y en eso hay un potencial humanizador fabuloso que se está perdiendo. Los que hacen las obras sociales, lo fundamental, es tomarse una foto con ellos, entregando un cheque y todo eso. Yo me he enfrentado a tres grandes monstruos: el del pobre, que es incapaz y mendigo; el del rico, protagonista; y el benefactor beneficiado… todos nos tenemos que sentir benefactores y beneficiados.

Hay que decirle al rico: ¿Plata? Muy bueno, pero para qué… Toda esta manada de sinvergüenzas del escándalo de Pretelt. Un tipo tapado en plata. 500 millones para él son como para mí 5 mil pesos. Pero el dinero es…. Lo que hay que cuestionar es cuáles valores. Lo mismo en la sociedad, los valores… Y los valores del pobre son los auténticamente humanos. Yo lo que siempre les he dicho y en este grupo de curas revolucionarios de SAL…Yo nunca ataqué a los ricos ni a los burgueses. Lo contrario: les decía a ellos, ustedes están fregando mucho… ¿cuál de ustedes está aguantando hambre? Entonces al rico es: ¿qué es lo que a vos te mueve, qué valores?, ¿el acumular?”.

taringa_clancolombia_como-vamos-cartagena4Entre los muchos subrayados que le hice a tu libro hay uno particularmente revelador en que sugieres que el mundo cambiaría radicalmente si, en vez de los valores de los ricos, se impusieran los valores de los pobres. ¿Cómo es eso, Federico?

“El cambio del mundo es antropológico. Nosotros partimos de una primacía de la cabeza a una primacía del corazón. Para mí es facilísimo en el fondo. Es decirle a cualquier rico, a Pretelt o a cualquiera de estos: ‘¿A vos en concreto qué es lo que te hace feliz? Las relaciones interpersonales. Entonces organicemos toda la sociedad en función de las relaciones interpersonales, para todos’.

Lo que pasa es que nosotros seguimos mirando la realidad de ahora desde arriba (cabeza) y no desde aquí (el corazón). Este es el mundo del rico (cabeza), este es el mundo del pobre (corazón). Un pobre coge plata y en par minutos la bota, ¿y la bota cómo? El año pasado… yo vivo en un barrio a las afueras de Medellín, de invasión, y un vecino mío llegó y me dijo. ‘Fede, te invito para una fiestecita el sábado’. Había puesto cadenetas en toda la cuadra, invitó a todos para una fiesta, compró dos lechonas. Le dije yo: ‘¿Y por qué vas a hacer esa fiesta?’. ‘Fue que me gané un chance de un millón de pesos’. Y le dije yo: ‘¿En que lo gastaste? ¿Vos no tenías muchas necesidades?’. ‘Uh, sí, yo pagué 500 mil en las deudas más urgentes’. ‘¿Y la otra?’, le dije. ‘No, es que esta plata no la tenía’.

Al pobre le interesa es compartir. En la medida en que al rico se le meta (por él mismo, que quede claro: porque a la fuerza no) que ‘vos te estás ganando 14 millones, ¿para qué ganar 20? ¿Para ir a Estados Unidos y todo? ¿Eso te hace más persona?’. Que es normal en su ambiente, que no puede vivir como yo… ¿Sabe cuánta es la pensión mía? 290 mil pesos. Y yo con eso vivo. Los servicios me los pagan unos amigos. Yo no le voy a pedir a uno que viva eso. Y un tipo que tiene carro, y todo, no puede… Es normal que él viva con un salario de 3 millones o de 4 millones. Pero para qué tú vas a ganar 10 millones, ¿para qué?”

“Hay que cambiar dos palabritas: dar, por compartir; y ayudar, por acompañar”

Un hombre libre

Aparece en este momento en la sala una religiosa que no oculta su severidad al decirle: “Padre, lo están esperando”. Pero Federico no es de los que obedecen reglamentos. Lo esperan para que continúe un curso que está dictando por estos días, pero por el momento hace caso omiso del compromiso. Este es un hombre libre.

¿Concluyo bien, Federico, si pienso que no se trata de repartir la riqueza, sino la pobreza?

“Es eso: es que yo tome conciencia de que la pobreza del otro me interroga, entonces, yo digo, yo voy a colaborar para que lo que yo tengo lo tenga el otro también. Entonces yo me apropio de la pobreza de él. ¿Vos por qué luchás? Porque te apropias de la visión del rico: este tiene un Audi y yo tengo un Renault, para llegar allá. Ahí está compartiendo la riqueza del rico. En cambio, cuando vos compartís la pobreza, decís, yo tengo todo esto, lo necesario para mi medio, a ver qué hago yo con esto, siendo que hay tanta gente… ahí yo estoy compartiendo la pobreza de ellos. Pero eso soy yo, no me lo pueden imponer”.

¿Qué tan viable es que parroquias y párrocos sean pobres, que es el sueño del papa Francisco? ¿Lo ves posible?

“El papel mío como cura es leer todo desde Jesús”

“El papel mío como cura es leer todo desde Jesús”

“Muy fácil. Yo les diría: ‘defínanse, ¿ustedes para qué están de curas? Si su pasión es Jesús o qué… Si es Jesús, a Jesús ustedes lo pueden vivir de cualquier manera; pero si ustedes son curas es porque quieren vivir exclusivamente. Empiecen por ahí y eso los va llevando a lo otro’. Empezar por lo ético no sirve. Yo les diría, y lo he constatado: cuando en la Iglesia penetre la primacía de Jesús y que si yo estoy en la Iglesia es por Jesús… eso, primero, ya no me hace superior a nadie y me hace en comunión con toda la gente; segundo, es porque quiero vivir exclusivamente. Ahí yo voy a cambiar todo. ¿Cómo voy a tener un carro último modelo? ¿Cómo voy a tener unas comodidades que no necesito? Sobre todo que a uno de célibe, de solo, las necesidades se le disminuyen en un 80 por ciento. Nunca le digo a la gente que cambie algo; sino apasiónense por Jesús. Y lean su vida desde Jesús. Lo grave del episcopado en la Iglesia es que no lee lo que está viviendo desde Jesús, cuando es su papel. El papel mío como cura es leer todo desde Jesús”.

Todo esto me deja la idea de que los pobres están escribiendo el borrador del Reino de Dios.

“Sí, exacto. En el sentido de que es la escritura burda, si vos querés, y a ellos hay que pulirles, que lo de ellos es muy valioso”.

Gracias Federico, sos igualito a tu libro sobre los pobres.

Texto: Javier Darío Restrepo

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