Usar adecuadamente el lenguaje

El Conflicto internacional entre el Islam, o sea la religión musulmana en alguna de sus expresiones, y los países occidentales, incluyendo a las religiones, nos obliga a precisar lo mejor posible nuestro modo de hablar y, claro está, para hacer referencia al caso de Francia, nuestro modo de dibujar. Cuando hay un conflicto como este, el no saber usar adecuadamente el lenguaje nos puede llevar a cometer no sólo errores sino también injusticias y a sufrir represalias.

La mayor injusticia y el peor error es decir: “los musulmanes son violentos”. Para ser justos y verdaderos, hay que precisar mejor los términos.

No es lo mismo islamismo que fundamentalismo. Hay musulmanes fundamentalistas que toman la tradición, esto es, el Corán, los dichos y hechos del profeta (Hadith) y la aplicación estricta de las leyes y castigos (Sharia) al pie de la letra y se niegan a realizar cualquier interpretación de la misma, sin atender a la diferencia religiosa, cultural y política entre la época en que se redactó y el momento actual. Pero no por eso son violentos contra los demás. Sencillamente quieren reafirmar su propia identidad religiosa y cultural como reacción a los procesos de colonización o secularización por parte de Occidente.

Pero hay otros musulmanes fundamentalistas que interpretan los textos del Corán como una invitación a la guerra y estos sí son violentos y causan mucho daño a pesar de ser minoría. Al Qaeda es la organización más vistosa y ha actuado contra New York, Madrid y Londres, para nombrar sólo algunos lugares.

“No es lo mismo islamismo que fundamentalismo”

Las caras de la moneda

Una cosa es ser musulmán y otra cosa es ser islamista. El islamista es el musulmán que no ve ninguna diferencia entre la religión musulmana y el Estado. Para el islamista, todo Estado debe ser musulmán, como lo conciben los que luchan hoy por un estado musulmán. Las fuentes de inspiración de la política y, a la vez, los fundamentos del Estado, se encuentran en el Corán, la Sharia y los hadith a los que ya me referí.

Tal vez has escuchado la palabra Jihad. Este término árabe significa esfuerzo, lucha contra el pecado y búsqueda de la perfección. Pero dentro del Islam, hay quienes lo entienden como lucha armada, guerra santa contra los que no son musulmanes y a la vez obligación por mandato divino. Por eso, fácilmente se resbala hacia el terrorismo que se justifica con frases del Corán.

Seguramente has oído hablar de los Sunnies o sunitas y de los chiíes o chiitas. Es la primera división entre los musulmanes. Los sunníes son el 85% del mundo islámico. Los chiíes o chiitas son el 15% de la comunidad musulmana, la mayoría de ellos en Irán, Irak y el Líbano. Conceden especial importancia al martirio y a las persecuciones y son quienes más anhelan la constitución del Estado islámico en plena guerra en estos días.

Otra cara de la moneda son los sufíes, un movimiento especial, muy místico y parecido a la mística cristiana y judía. Me encanta de ellos Râbi`a Al- Àdawiyya, una mística a quien los musulmanes llaman la segunda María y con ello dan a entender el aprecio que le tienen a la Madre de Jesús. Quieren vivir en el mundo pero sin dejarse atar por las ambiciones mundanas.

Hay musulmanes que viven en un contexto occidental y que quieren conjugar los valores musulmanes con los de la modernidad europea. Este fenómeno actual se llama Euroislam. También se hace el esfuerzo por separar el terrorismo del Islam y de cualquier religión, porque terrorismo es sólo terrorismo, nada más. Dios bendiga al pueblo musulmán y lo conduzca por los caminos de la fraternidad con todo el género humano, sin excepción.

Mons. Luis Augusto Castro Q. Arzobispo de Tunja. Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia

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