Mallorca celebra su primer Congreso para la Evangelización

A la búsqueda de una “Iglesia en salida”

T. VADELL, B. J. DELGADO, Diócesis de Mallorca | Los pasados días 15 y 16 de noviembre, la Iglesia de Mallorca celebró su primer Congreso para la Evangelización, –que no de “Evangelización, como matizó su obispo, don Javier Salinas–. Dos días en los que esta Diócesis hizo un alto en el camino para contestar la gran pregunta: “¿Para qué estamos aquí?”. La ponencia de Xavier Morlans, tres comunicaciones (caridad, litúrgia y anuncio) y 20 talleres fueron los encargados de buscar respuesta a ese interrogante junto a los más de 700 congresistas asistentes. El nombre del evento, muy claro: “Iglesia en salida”.

El rojo del Espíritu Santo fue el color del Congreso, y no sólo por destacar en el original logotipo, sino porque hiló cada parte del Congreso, pudiendo decir con todo rigor que fue el Espíritu Santo quien presidió el Congreso, ya que fue de quien más y mejor se habló. Un vídeo de bienvenida emocionante, breve y cargado de sentido dio la primera señal de que el encuentro iba a ser una combinación tan inusual como milagrosa de razones y afectos.

mallorcaLa ponencia marco de Xavier Morlans sentó las reglas del juego de este Congreso. De manera analítica y a la vez propositiva, Morlans ilustró de qué forma la revolución de la razón tiene mucho que ver con el tsunami de secularización en el que estamos sumidos; con una invitación a aprender a flotar en el agua asumiendo la situación, como hiciera aquella familia de “Lo imposible”, que milagrosamente logró sobrevivir. Citando a Benedicto XVI, Morlans recordó que lo esencial de un cristiano no es pensar bien y actuar correctamente, como se viene creyendo equivocadamente por demasiados cristianos de un tiempo a esta parte; sino haber tenido un encuentro real y personal con Jesucristo: “Buscamos a una persona, no a una comunidad”, matizó Morlans, tratando de desmitificar la comunidad como solución única a todo cuanto no funciona. También previno del riesgo de juntarnos en grupos cuya finalidad no es la Evangelización sino el opuesto, juntarse para sentirse a gusto y ocultar el miedo de salir a anunciar a Jesús. Sin despreciar la importancia vital de vivir la fe en comunidad se centró en lo que denominó la gran cuestión: “¿Cómo conseguir que la semilla de la fe germine en el otro? Pregunta en torno a la cuál efectivamente giró el Congreso. De forma elegante pero tajante cuestionó el modelo de nuestras catequesis, tantas veces empeñadas en la tarea inútil de hacer crecer una vida que no ha nacido. Habló también de distintas metodologías con las que favorecer este encuentro íntimo con Dios. El método en el que insistió: el testimonio es importante, pero la palabra también lo es. A su debido tiempo y con la debida prudencia, es fundamental el anuncio explícito del kerygma.

El entusiasmo fue generalizado al escuchar que una persona tan enamorada de la caridad de Dios como de la institución que lleva su nombre (Cáritas) llevó adelante la primera de las comunicaciones: “Si no hemos hecho una profunda experiencia de Dios, ¿cómo vamos a transmitirla?”. Auxiliadora González dejó muy claro que la opción preferencial por los pobres es atrevernos a comunicarles a ellos antes que a nadie la alegría de sabernos queridos infinitamente por Dios. Darles nuestra ayuda, material y espiritual acercándonos a ellos con humildad y atención, siguiendo las pistas que Benedicto XVI nos dejó en la “Deus caristas est”.

José Antonio Goñi recordó que la liturgia es un punto de llegada en el proceso que comienza con el primer anuncio, pero también puede ser un punto de partida, ya que la liturgia es la celebración de la belleza, de la que fue buen ejemplo la Eucaristía que puso punto y final al Congreso.

mallorca3Toni Vadell, vicario episcopal para la Evangelización, sintetizó en su comunicación las anteriores, añadiendo su gran conocimiento de la peculiaridad mallorquina. Así, habló de la amenaza de no ofrecer a Dios una tierra trabajada donde su semilla pueda crecer, corriendo el riesgo sacar las piedras que aparentemente la hacen más fuerte. La necesidad de que la fe se viva en comunidades como la de Emaús, que tras un encuentro real con el Señor, corre entusiasmada rumbo a Jerusalén, aún sabiendo que allí les espera la misma entrega que al Maestro. ¿Cómo gestionar los problemas normales de la comunidad? Con Jesús, que nos invita a sentarnos en la hierba, como en el día de la multiplicación de panes y peces, renunciando a ocupar cada uno su propia silla, y dejando que nuestras únicas diferencias vengan de la variedad de dones que el Señor nos ha dado. Vadell insistió en la urgencia de reconocer y agradecer el don de Dios a la Iglesia en cada uno de nuestros hermanos.

Y entonces, ¿qué es Evangelizar? La definición más breve la dio Juan Manuel Cotelo en su taller: “Llenarnos de Dios para dar a Dios”. También don Javier Salinas, hizo propuestas muy claras en torno a esta cuestión: “la formación de grupos de reflexión de la Palabra de Dios, con fecha y lugar para comenzar; la puesta en marcha de un Movimiento diocesano familiar para acompañar la fe de niños, jóvenes y adultos; y la adhesión de la diócesis a la Iglesia universal en el año dedicado por el papa Francisco a los consagrados y consagradas”, a quienes brindó un sentido homenaje.

mallorca7El obispo Salinas, leyendo páginas de la Evangelii Gaudium en un gesto de humildad y comunión con el papa Francisco, recordó el bien que estas líneas del Papa pueden hacernos a todos en un momento crucial de nuestra historia. Con el recuerdo a la presencia incondicional y fiel de María, concluyó la emocionante Eurcaristía que clausuró el Congreso, en la que se rezó y cantó al unísono, con una potencia y vigor en alto contraste con el pueblo residual y adormecido que corremos el riesgo de consolidar. Los organizadores despidieron a los más de 700 congresistas en sintonía con la bienvenida, con una creatividad digna del aplauso que recibieron en su nombre los niños de la coral de la Catedral (Vermells de la Seu). Habiendo entonado el canto final de la Eucaristía, a la vez que salían del templo haciendo el gesto vivo de la “Iglesia en salida”, volvieron a entrar despojados de sus tradicional vestimenta para cantar, mostrando la variedad de colores de su ropa de calle, diferentes piezas de nuestra cultura y de las de sus hermanos de la barriada de Son Gotleu de Palma, donde estos niños ayudan a otros, con menos recursos, a educar sus voces, entonar juntos y descubrir así la belleza que unidos son capaces de reflejar.

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