El Secretario del Estado Vaticano visita México

“La solución del problema migratorio pasa por una conversión cultural y social”

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La presencia del cardenal Parolin en México del 13 al 15 de julio no solo dibujó los tonos de una simple visita de trabajo, hubo cortesía y reciprocidad por aquel encuentro que un mes atrás sostuvieron el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y el papa Francisco en Roma. Al igual que en aquella oportunidad, los temas centrales y comunes a la Santa Sede y a México pasaron por la gravedad del fenómeno migratorio, la consolidación de la libertad religiosa y la posibilidad de la visita del Santo Padre al país.

El Secretario del Estado Vaticano fue invitado por el gobierno mexicano para participar en el Coloquio Internacional México-Santa Sede sobre Migración y Desarrollo. Por ello, Parolin fue recibido por el canciller mexicano, José Antonio Meade, quien organizó, junto a sus homólogos de El Salvador y Honduras, un encuentro entre especialistas y funcionarios para estudiar y poner en el horizonte miradas comunes en torno a la migración en la región.

Durante tres días, el moderno edificio sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México lució las banderas del Estado Vaticano y por las noches fue iluminada su fachada por los colores pontificios; además de esto, el gobierno mexicano recibió al cardenal Parolin casi con protocolo de visita de Estado. Esto lo habría de corroborar el encuentro privado y el almuerzo oficial con el mandatario mexicano testificados en el Palacio Nacional.

“Nueva atmósfera”

A lo largo del lunes 14, Parolin y Meade presidieron los trabajos del Coloquio México-Santa Sede sobre Migración Internacional y Desarrollo. En dicho foro se intercambiaron ideas e identificaron coincidencias en temas relacionados con la migración internacional, la inclusión social, los derechos humanos, el respeto a la dignidad de la persona migrante, así como la contribución de la migración al desarrollo de los países de origen y de destino. 

Frente a funcionarios mexicanos, representantes de El Salvador y Honduras, obispos y académicos, Parolin inició su intervención reconociendo las importantes transformaciones de las instituciones mexicanas desde su última estancia en el país. Entre 1989 y 1992, Pietro Parolin fue apoyo diplomático de la Santa Sede en México en la entonces Delegación Apostólica; y su labor junto al nuncio de entonces, Girolamo Prigione, logró concretar la reanudación de relaciones entre México y la Santa Sede así como el reconocimiento jurídico de las Asociaciones Religiosas en el país durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

“Les confieso que recuerdo aquel periodo de mi vida con nostalgia, pues ya entonces era consciente de que estaba siendo un testigo privilegiado del inicio de las importantes transformaciones que la sociedad y las instituciones mexicanas experimentarían en un futuro cercano. Aquellos eran años de siembra. Me refiero, sobre todo, a la paulatina maduración sobre los derechos humanos en general y sobre el derecho fundamental a la libertad religiosa en particular”.

Parolin reconoció a la sociedad mexicana el pasar “de una lógica de la desconfianza y el recelo mutuos” a “la nueva atmósfera de diálogo confiado, aprecio recíproco y colaboración fructuosa” con la Iglesia.

Crisis migratoria

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Parolin reconoció los esfuerzos del estado mexicano con los programas de atención humanitaria ante el fenómeno migratorio; sin embargo, acotó: “es evidente que el fenómeno de la migración no puede ser resuelto únicamente con medidas legislativas o adoptando políticas públicas, por buenas que sean, y mucho menos únicamente con las fuerzas de seguridad y del orden. La solución del problema migratorio pasa por una conversión cultural y social en profundidad que permita pasar de la cultura de la cerrazón a una cultura de la acogida y del encuentro”.

A los funcionarios de relaciones exteriores les recordó que “el único criterio absolutamente válido para evaluar si una comunidad política cumple con su vocación de servicio al bien común, es precisamente éste: la calidad de su servicio a las personas, pero de un modo especial, a las más pobres y vulnerables… Por eso les invito al reto de una sociedad más justa y solidaria, que reconoce el valor de la movilidad humana y no se cierra en sí misma sino que está dispuesta a la acogida y a dejar espacios abiertos”.

Por su parte, el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre dio lectura al mensaje que el papa Francisco envió con motivo del encuentro multilateral de estudio de acciones frente a la migración y la crisis actual que supone.

Alianza con la Santa Sede

En un intermedio del Coloquio, el cardenal Parolin, los obispos mexicanos y los funcionarios de primer nivel del estado mexicano bajaron al sótano de la cancillería para abordar los vehículos que los trasladaron al Palacio Nacional, en el corazón del Centro Histórico de la capital, donde el presidente Peña Nieto organizó una recepción para el secretario minutos después de firmar las recientes leyes en materia de telecomunicaciones aprobadas por el Congreso; en ese marco, el mandatario afirmó que México “considera a la Santa Sede como un gran aliado para impulsar temas prioritarios de la agenda internacional, contribuyendo a la construcción de un mundo más incluyente y más justo”. Además, reconoció el papel de la Santa Sede para impulsar que el tema migratorio fuera incluido en la Agenda Mundial de Desarrollo Post-2015.

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En el encuentro con el ejecutivo federal participaron el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre; los cardenales Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México. También acudieron, el secretario de la CEM, Eugenio Lira y el titular de la dimensión de pastoral migratoria, Guillermo Ortíz, obispo de Cuautitlán; y Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla y presidente del CELAM. Por parte de las autoridades mexicanas estuvieron el secretario, Antonio Meade; el embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer; y la subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos, María Mercedes del Carmen Guillén.

Finalmente el gobierno mexicano condecoró al cardenal Parolin con la máxima distinción que puede recibir un extranjero “por los prominentes servicios prestados a la Nación Mexicana o a la Humanidad” y “en correspondencia a las distinciones de que fueron objeto los servidores públicos mexicanos” –se entiende distinciones dadas a México por parte de la Santa Sede.

Al día siguiente de las actividades oficiales, medio centenar de obispos de México se reunieron en la Basílica de Guadalupe y concelebraron junto al cardenal Parolin. Antes de la ceremonia, los obispos del Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano tuvieron oportunidad de conversar con el secretario, el tema de la visita del Papa estuvo presente sin concretar alguna propuesta.

Texto: Felipe Monroy. Director Editorial PPC México. Fotos: VNM

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