Cómo construir comunidades e iglesias incluyentes

Aportes de la Iglesia Unida de Canadá al enfoque de equidad de género

 

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La Iglesia Unida de Canadá nació en 1925, tras la unión de tres tradiciones cristianas: la congregacional, la presbiteriana y la metodista. En 1988, su Consejo General declaró que “independientemente de su orientación sexual, todas las personas que profesen fe en Jesucristo y obediencia a él, son bienvenidas a ser o a convertirse en miembros plenos de la Iglesia Unida de Canadá”. También señaló que todos sus miembros son “elegibles para ser valorados para el ministerio ordenado”.

En el 2003 el Consejo votó por apoyar los cambios en la ley canadiense que hacían efectivo el reconocimiento al matrimonio entre personas del mismo sexo. A través de estas decisiones la Iglesia Unida afirmó su compromiso con la justicia de género y el compañerismo, una opción descrita en el documento Justicia de Género y Relaciones de compañerismo: Directrices.

Como una manera de socializar sus aportes a la construcción de comunidades incluyentes, el 6 de marzo 3 representantes de la Iglesia Unida de Canadá se hicieron presentes en Bogotá, con el fin de compartir algunas experiencias. Jim Hodgson, coordinador del programa de cooperación para América Latina y el Caribe; Tim Stevenson, concejal de Vancouver; y Gary Paterson, actual presidente de la Iglesia Unida Canadá, conversaron con un grupo de personas de las iglesias presbiteriana, menonita, Católica, entre otras. La actividad se llevó a cabo en la sede del Centro Popular para América Latina de Comunicación.

Motivación para el cambio

Según Jim Hodgson, el uso de un lenguaje agresivo contra los homosexuales, por parte de algunas organizaciones religiosas, provocó que en los últimos años la Iglesia Unida se interesara en dar a conocer su experiencia frente a asuntos como la orientación sexual y la identidad de género. Nada más diciente en el proceso vivido durante las últimas décadas que la elección del reverendo Gary Paterson como actual presidente de la Iglesia Unida de Canadá: el hecho de ser gay no fue motivo para excluir al ministro ordenado de la responsabilidad confiada por parte de su comunidad.

Según el reverendo Paterson, los cambios necesarios para conseguir una iglesia incluyente necesitan tiempo: 10 años aproximadamente, para un cambio sustancial en una persona; 25 años, para un cambio en una institución; y 50 años, por lo menos, para que el cambio se efectúe en la sociedad. El ministro explicó que si se espera una motivación para el cambio se ha de reparar en el dolor sentido dentro de las comunidades, en la visión de futuro que exista y en una serie pasos que implican abrirse. Ninguno de estos elementos puede faltar si se quiere un avance en la Iglesia en orden a dejar de excluir a las personas que forman parte de la población LGBTI. ¿Conocemos el sufrimiento de los cristianos homosexuales? ¿Estamos dispuestos a dar pasos para dejar de excluirlos? ¿Tenemos visión de un futuro diferente?

Al referirnos a cuestiones de género nos referimos a personas, ante todo; por eso Paterson cree que es importante pasar del ámbito racional al del corazón, que nos sitúa frente a historias de vida y no frente a temas para una discusión descontextualizada.

El estudio ha cumplido un papel clave en el proceso. Según Paterson, los prejuicios se desafían con “información correcta y diciendo la verdad”: “Somos afortunados porque en la Iglesia Unida nos gusta estudiar; cada vez que surge un nuevo problema formamos un nuevo grupo de estudios para abordarlo a fondo y con atención”. He aquí, que la Iglesia Unida de Canadá ofrezca aportes para superar una lectura literal de la Biblia que da pie a una fundamentación acrítica a los lenguajes agresivos contra los homosexuales.

Conocer la historia de los movimientos de inclusión, buscar alianzas entre los movimientos sociales, crear atmósferas de confianza, participar activamente de las iniciativas políticas, abrirse y compartir historias, son algunas de las claves que la Iglesia Unida de Canadá propone. El testimonio del reverendo Stevenson basta para saber que estamos ante una cuestión crucial: “Era como estar viviendo bajo el mar, desesperadamente tratando de encontrar aire; pero cuando surgí y vi la luz del sol, era como una vida nueva, como esa historia bíblica de la resurrección: ¡Lázaro, sal de ahí!”.

TEXTO: MIGUEL ESTUPIÑÁN. FOTO: CEPALC

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