‘Alabama Monroe’: réquiem para ‘country’

Alabama Monroe, película

Alabama Monroe, película

J. L. CELADA | No hay lágrimas suficientes para llorar la muerte de un hijo, ni canciones en el repertorio más selecto que alcancen a expresar –mucho menos a aliviar– el dolor y la sensación de vacío que deja en sus afligidos padres una desgracia así. Que se lo pregunten, sin ir más lejos, a los protagonistas de Alabama Monroe, absolutamente desbordados por la enfermedad y el trágico final de su pequeña.

El último trabajo del belga Felix Van Groeningen, nominado al Oscar como Mejor película de habla no inglesa, se mueve en una horquilla temporal de apenas una década: desde que la pareja se conoció, se enamoró y tuvo una hija en común, hasta que el cáncer se la arrebató de sus brazos, a pesar de los intentos desesperados por curarla. Episodios que la narración articula en un ir y venir del presente (Gante, 2006) al pasado (siete años atrás), para subrayar el dramático contraste entre los días de plena felicidad y el abismo que se abre entre ambos tras la desaparición de la niña.

Él (Johan Heldenbergh, autor de la obra teatral en la que se inspira esta cinta) es un cowboy centroeuropeo que vive en su caravana y canta y toca el banyo en su grupo de bluegrass (“el country más puro”). Ella (Veerle Baetens) es la tatuadora tatuada y el amor de su vida. Dos almas libres, cuyas diferentes creencias no les han impedido acabar formando una familia. Sin embargo, la irrupción de su particular 11-S (esa fecha de infausto recuerdo que ya nunca olvidarán) sacudirá sin contemplaciones los cimientos del nuevo hogar.Alabama Monroe, película

A partir de ese instante, ellos, que le habían cantado al “sueño de una tierra prometida” o habían proclamado que cruzarían “el mar a nado” para aliviar el dolor del otro, sufren en carne propia el cáncer que debilita cualquier relación: discusiones, reproches, búsqueda de culpables, ajuste de cuentas… Nada que no sepamos o no hayamos visto en otras producciones (la francesa Declaración de guerra, por ejemplo), pero que aquí adquiere una intensidad inédita gracias a la extraordinaria banda sonora que acompaña e ilustra esta historia.

La partitura de llantos y silencio que ejecuta este réquiem para country nos irá conduciendo hacia la catarsis final, en la que la crisis afectiva destapa una crisis religiosa: la increencia de él estalla en un alegato contra Dios y sus “pruebas de fe”, contra el papa, contra la inmortalidad del alma…, mientras que ella se aferra con fuerza a la cruz para seguir sintiendo la presencia de su hija en un pájaro o en una estrella.

“¿Volverá a cerrarse el círculo, tarde o temprano, Señor?”, “¿nos espera un hogar mejor en el cielo, Señor?”, cantan juntos por última vez en medio de su desconsuelo. Y el espectador, que a duras penas contiene ya el aliento, se ve arrastrado en su caída, camino de un desenlace aún más desgarrador. ¿Se lo van a perder?

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: The Broken Circle Breakdown.

DIRECCIÓN: Felix Van Groeningen.

GUIÓN: Carl Joos y Felix Van Groeningen, sobre la obra teatral The Broken Circle Breakdown Featuring the Cover-Ups of Alabama, de Johan Heldenbergh.

FOTOGRAFÍA: Ruben Impens.

MÚSICA: Bjorn Eriksson.

PRODUCCIÓN: Dirk Impens.

INTÉRPRETES: Johan Heldenbergh, Veerle Baetens, Nelle Cattrysse, Geert Van Rampelberg, Nils De Caster, Robbie Cleiren, Bert Huysentruyt, Jan Bijvoet, Blanka Heirman .

En el nº 2.883 de Vida Nueva

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