Doce claves que sustentan el sueño del Buen Vivir*

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Paulo Suess. Teólogo

  • Utopía. El Sumak Kawsay es una utopía –no muy distante de la utopía del Reino– que critica la situación actual, con sus ideologías, falsas promesas y alienaciones, y que hace caminar rumbo a un futuro diferente.
  • Universalidad. El Sumak Kawsay vela por el Buen Vivir de todos –fin de la sociedad de clases y de los privilegios– para siempre –memoria de los antepasados, proyecto para hoy y para las futuras generaciones–.
  • Gratuidad. La gratuidad como origen divina del Buen Vivir –Santísima Trinidad, creación como don de Dios– y la lucha por el restablecimiento del Buen Vivir perdido, hacen parte de las contradicciones históricas. El Sumak Kawsay vela por la no existencia del lucro en el trabajo –explotación, plusvalía–. Nuestro Buen Vivir es resultado del buen vivir de los otros. La felicidad y la infelicidad de los/as otros/as afectan nuestra propia vida. Por los/as otros/as, la lucha continúa, aunque ya hayamos alcanzado una proximidad real con el Buen Vivir.
  • Lucha. El Buen Vivir es un proceso de conquistas y esfuerzos históricos permanentes contra todo lo que estorba la vida de las personas, las comunidades y las sociedades. En el horizonte de esa lucha está la transformación del estado del bien-estar para pocos en un estado de Buen Vivir para todos. Para los pueblos indígenas, en el horizonte del estado del Buen Vivir están las cuestiones de la tierra y del territorio, del reconocimiento y de la autodeterminación.
  • Vigilancia. El Buen Vivir está estructural y culturalmente amenazado por los individuos y por las comunidades y las sociedades. Por nunca alcanzar definitivamente un estado de Buen Vivir, su construcción es un proyecto que exige celo y vigilancia permanentes.
  • Sencillez. La sencillez que nos hace gastar lo necesario para todos no es una extensión de la miseria o de la pobreza; por el contrario, hace que todos vivan mejor con menos y en equilibrio con la vida en su totalidad.
  • Comunidad. La sencillez del Buen Vivir apunta hacia una vida equilibrada dentro de una comunidad en armonía con Dios Padre-Madre, con las otras personas y con la naturaleza. Las actividades esenciales que sustentan la vida son actividades comunitarias y gratuitas.
  • Complementariedad. La comunidad del Buen Vivir comprende las diferencias como  complementariedad relacional y enriquecedora. El Buen Vivir, que es para todos y todas, no permite la exclusión del diferente ni la marginación de las minorías.
  • Armonía. Complementariedad y sencillez plenamente asumidas, permiten vivir en armonía. Vivir en armonía significa construir relaciones comunitarias de consenso entre todos/as y tener conciencia práctica de la interdependencia de la vida de cada uno y cada una, y de los derechos recíprocos entre los ciclos de vida orgánica, inorgánica y cósmica de toda la creación. La armonía entre las diferentes instancias de la vida exige respeto a las diferencias entre todos los seres que habitan el planeta y el cosmos.
  • Equilibrio. En la base del Buen Vivir de las comunidades está el equilibrio entre los saberes ancestrales y los científicos. El Sumak Kawsay hace parte de aquella sabiduría que la humanidad adquirió ancestralmente en las relaciones vividas entre generaciones. La ciencia es parte complementaria de ese saber adquirido. El equilibrio vivencial se encuentra en las relaciones que aparentemente son caracterizadas por oposiciones o contradicciones: el individuo se desarrolla en comunidad, el trabajo integra el placer (danza, música, arte), el ayuno hace parte del comer. Todo está orientado hacia la vida en su plenitud.
  • Ruptura. Por no realizarse históricamente en su plenitud, Sumak Kawsay y Reino de Dios exigen permanentemente ruptura (pachakuti) sistemática y conversión personal, para siempre restablecer de nuevo el equilibrio perdido. Ruptura y conversión tienen dimensiones sociales, políticas, éticas y económicas.
  • Comunicación. En las comunidades prevalece la comunicación oral. El Buen Vivir significa superar los conflictos por el diálogo. La participación de todos y todas con su palabra en búsqueda de soluciones o en la superación de conflictos es una práctica que vela por la democracia participativa, que no delega la palabra a representantes, como hace la democracia representativa.

* Estas palabras claves sistematizan y dan continuidad a las reflexiones del VII Encuentro Continental de Teología India en Pujilí (Ecuador), entre los días 14 y 18 de octubre de 2013. Al mismo tiempo, apuntan hacia la proximidad existente entre cristianismo y herencia indígena en tres puntos esenciales: creación gratuita de Dios, Santísima Trinidad como la mejor comunidad y Reino de Dios como Buen Vivir en plenitud. Traducción: Óscar Elizalde Prada.

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