El Día de la Iglesia Diocesana anima a los fieles a un mayor compromiso

Se solicita apoyo económico para el mantenimiento de sus obras

cepillo de iglesia, cesto para el dinero

VIDA NUEVA | Con el lema La Iglesia con todos, al servicio de todos, el domingo 17 se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada en la que se invita a reflexionar sobre el necesario compromiso de cada cristiano en el sostenimiento económicio de aquella para que pueda realizar su misión.

Como señala, por ejemplo, el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, en la carta que ha dirigido a sus diocesanos, “sin duda que es la colaboración personal y la entrega del tiempo de cada fiel lo que interesa destacar, así como su ejemplo de vida cristiana en la sociedad, en esta ocasión quisiera resaltar su generosa contribución económica a favor del mantenimiento de la Iglesia diocesana y de la Iglesia universal”.

Efectivamente, es desde la decisión libre de cada fiel de contribuir económicamente, ya sea con donativos puntuales, marcando la casilla de la Iglesia en la declaración del IRPF o domiciliando una cantidad fija, como se consigue también que la Iglesia pueda mantener su servicio a todos, creyentes o no. Algo que, cada día, hacen más de 160.000 personas en España, entre sacerdotes, religiosos y religiosas, voluntarios…

Por citar los últimos datos oficiales disponibles (probablemente incrementados a causa del fuerte impacto social de la crisis económica, como apunta Cáritas en sus últimos informes), en 2011, la Iglesia atendió a 4.310.772 personas, 145.522 más con respecto a 2010. Además, durante ese año, como informa la Conferencia Episcopal Española, “se han mantenido de forma significativa las actividades de tipo asistencial de la Iglesia, aumentando los lugares donde se hacen presentes, en especial los centros para mitigar la pobreza, que llegan a suponer un 60% del total”.

Precisamente la crisis está incidiendo en las colectas para esta jornada, que en algunas diócesis decrecen desde hace cinco años. Pero incluso en esta situación hay ejemplos que hablan del compartir, como en el caso de algunas diócesis, como la de Léon, que ha pedido que “las parroquias mejor dotadas se sientan solidarias con las que no pueden hacer frente no ya a gastos extraordinarios, sino incluso a los mínimamente necesarios”.

Porque, como señala su obispo, Julián López, “cuando Francisco habla de una Iglesia pobre para los pobres, se refiere a una Iglesia desprendida y al servicio de todos, que comparte incluso lo que tiene para ella”.

En el nº 2.871 de Vida Nueva.

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