Primavera de la fe de los católicos en la India

John Barwa, pastor en la perseguida Orissa, ve un auge de vocaciones y bautismos

John Barwa, arzobispo de Orissa, en India

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA. Foto: LUIS MEDINA | Pese a las “evidentes” pruebas en su contra, 54 de los extremistas que, en la Navidad de 2007, protagonizaron numerosos episodios de violencia contra los cristianos en el estado indio de Orissa, un tribunal local los absolvió el pasado 30 de octubre. Así lo ha denunciado el Consejo Global de Cristianos Indios, que califica este hecho como “un fracaso total en la administración de la justicia”.

Y es que, según ha informado esta institución a la agencia Fides, la gran mayoría de los crímenes cometidos en Orissa entonces, así como en el verano de 2008, han quedado impunes. Pese a que su saldo fue devastador: más de 100 cristianos fueron asesinados y unos 56.000 huyeron como refugiados.

Presente ese mismo día en Madrid, en la sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada –para presentar la campaña Ofrece una Misa, destinada a recaudar fondos para sacerdotes con escasos medios–, John Barwa, arzobispo de las diócesis de Cuttack y Bhubaneswar, ambas en Orissa, insiste en que “ahora nos encontramos en otra fase, estando en un momento de tranquilidad”.

Aunque, en conversación con Vida Nueva, admite que no descartan nuevos ataques: “Estos suelen darse cuando hay elecciones, como sucedió la última vez. Los radicales hinduistas, que en el fondo no tienen religión, son alentados contra nosotros por el Partido Popular Indio (BJP, en sus siglas originales). Pero este partido [fundado en 1980, representa al sector más nacionalista, articulado en torno a la tradición hindú] nunca ganará las elecciones… La mayoría de la gente quiere paz, felicidad y convivencia”.

Aun así, el prelado, que pertenece a una doble minoría (a su origen tribal se une su condición de católico, que comparte con apenas el 2,3% de la población), ensalza lo positivo que esta situación produce en su pueblo: “Las persecuciones de hace cinco años no han dado muchos frutos, lo que me hace sentirme orgulloso y feliz. Entonces, destruyeron bienes y vidas, pero no nos quitaron la fe, que ha crecido exponencialmente. Ahora tenemos muchas más vocaciones al sacerdocio y a la Vida Religiosa, y son cientos las personas que vienen para que las bauticemos”.

Trabas por la Ley Anticonversión

Y eso que sigue vigente la Ley Anticonversión, aprobada por primera vez en el Estado de Orissa y extendida desde este a otras regiones de la India. “Pese a ella –explica Barwa–, sí está permitido que bauticemos a alguien que antes era hindú. Lo más grave de esta medida es que pone muchísimas trabas burocráticas a quienes nos reclaman este sacramento. Solo quienes tienen un interés real en ser católicos se atreven a dar un paso tan complejo”.

Sin embargo, el auge de la fe cristiana en su tierra deja perplejos a quienes los persiguen: “Pese a ser una minoría tan pequeña, una gran parte de todas las acciones sociales en la India son llevadas a cabo por comunidades cristianas. Y es precisamente eso lo que temen los extremistas, que la población, al comprobar este ejercicio gratuito de caridad, quiera conocer nuestra fe. Eso es lo que no aceptan”.

En esta situación, lo que más ilusiona a su pastor es el dinamismo y la autenticidad que están viviendo: “En otras zonas del país donde no atraviesan tantas dificultades, no hay este mismo crecimiento. Por contra, nosotros vemos la persecución como una bendición de Dios. No la hemos buscado, pero la aceptamos y perdonamos a quienes nos atacan. Percibimos que Dios nos ha elegido a nosotros, un pueblo muy pobre, para que seamos testigos de la fe, que es lo que da dignidad a las personas que sufren”.

De hecho, como resalta, “pese a que la diócesis es tan pobre que apenas puedo mantener a mis sacerdotes”, se da la circunstancia de que, “también desde aquí, están saliendo misioneros hacia otros países”.

En cuanto a los próximos retos, demanda “trabajar en favor de la dignidad de la mujer. La Iglesia se moviliza en todo el país por esta causa, pues las leyes no garantizan esa dignidad y para los cristianos forma parte de nuestra identidad”.

En Orissa trabaja muy activamente una de sus siete sobrinas religiosas, Meena Barwa. Víctima de una violación múltiple hace unos años (su testimonio de perdón dio la vuelta al mundo), estudió Derecho y ahora ayuda a muchas otras mujeres en esta situación en distintos programas diocesanos.

En el nº 2.870 de Vida Nueva

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