Menos conformismo y más audacia

Importante discurso el que Francisco dirige a los obispos de Brasil

Papa Francisco con obispos de Brasil en Centro de Estudios de Sumaré, Río de Janeiro

FELIPE MONROY, enviado especial a RÍO DE JANEIRODe los 483 obispos de Brasil, cerca de 300 acudieron al almuerzo preparado en el palacio arzobispal de San Joaquín, tras la misa que Francisco presidió en la catedral y el encuentro con la sociedad civil brasileña. Aunque el Papa ya había recibido a algunos colaboradores especiales el martes 23, los pastores –provenientes de 18 regiones diferentes y 275 circunscripciones eclesiásticas– disfrutaron del encuentro más íntimo de cuantos programó el Comité de de la JMJ para la visita.

El discurso papal –el más largo no solo del viaje, sino de su pontificado– fue intenso y de un marcado carácter humanista. Bergoglio volvió a los jóvenes y a los ancianos, a la misericordia, a la radicalidad y paciencia del ministerio, la existencia en la precariedad, la opción por la pobreza,  el no sucumbir al vértigo de la velocidad ni a la fantasía de la globalización implacable. Se trata de un texto que, a buen seguro, será acreedor de interminables lecturas. Una de ellas, la más inmediata, ha sido la de dejar atrás el conformismo de saberse la opción religiosa más convocante: “El hecho es que actualmente hay muchos como los dos discípulos de Emaús; no solo los que buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos, sino también aquellos que parecen vivir ya sin Dios, tanto en la teoría como en la práctica. Ante esta situación, ¿qué hacer?”, les preguntó.

Protección de la Amazonía

Su discurso se dirigió a la Iglesia de Brasil, y abordó temas de referencia regional. Pidió más empeño en la formación y más audacia en la revisión de estructuras; reconoció la acción de los pastores en la inhóspita geografía brasileña; y animó en la protección de naturalezas tan complejas como la Amazonía. Agradeció el gesto el presidente de la Comisión Episcopal para la Amazonía, el cardenal Cláudio Hummes, que recientemente había concluido una visita a algunas diócesis del Amazonas en Porto Velho, donde dijo que “las comunidades eclesiales necesitan de liderazgos que hagan presencia permanente y no esporádica… para dinamizar y defender”.

También celebraron lo dicho por Francisco los prelados de Coari y Borba, que celebran los 50 años de la creación de un par de prelaturas para la Amazonía. A ellos les dijo: “La Iglesia no está en la Amazonía como quien tiene las maletas para marcharse después de haberla explotado todo lo que ha podido. La Iglesia está presente en la Amazonía desde el principio con misioneros, congregaciones religiosas, y todavía hoy está presente y es determinante para el futuro de la zona”. Reforzó con palabras el gesto que dedicó momentos atrás en su encuentro con el indígena de la nación pataxó al colocarse el cocar, –tocado tradicional de aquella tribu amazónica–, y pedir “sacerdotes adaptados a las condiciones locales” y a “fortalecer el rostro amazónico de la Iglesia”.

A un Brasil monumentalmente católico, pero herido por división de interpretaciones, “no le basta un líder nacional, necesita una red de testimonios regionales”, recordó el Papa. “La comunión –añadió ante los obispos– es un lienzo que se debe tejer con paciencia y perseverancia, que va gradualmente juntando los puntos para lograr una textura más amplia y espesa. Una manta con pocas hebras de lana no calienta”. El tejido del que habló también tiene hilo femenino, y a él dedicó un par de frases conclusivas: “No reduzcamos el compromiso de las mujeres en la Iglesia, sino que promovamos su participación activa en la comunidad eclesial. Si pierde a las mujeres –advirtió el Pontífice–, la Iglesia se expone a la esterilidad”.
En el nº 2.859 de Vida Nueva

 

Número especial JMJ de Vida Nueva

 

ESPECIAL WEB: JMJ RÍO 2013

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