‘El gran Gatsby’: glorias efímeras

El gran Gatsby película de cine

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J. L. CELADA | Nueva York, verano de 1922. Los felices años 20, dorados y locos a un tiempo, alcanzan su esplendor en los Estados Unidos: la frenética actividad de Wall Street convive con la ley seca, a ritmo de jazz y charlestón; la prosperidad y el consumo imponen sus reglas, las del mercado, mientras la sociedad se entrega a los excesos de una moral libertina.

Son días de fiestas que parecen eternas, como las organizadas por Jay Gatsby (excelente Leonardo DiCaprio), un misterioso y solitario magnate cuya mansión se transforma cada noche en un carnaval de música, luz y color, un parque de atracciones a donde acuden los nuevos ricos del momento.

Todo ello constituye el caldo de cultivo de la obra de F. Scott Fitzgerald que inspira a El gran Gatsby de Baz Luhrmann, nueva adaptación de uno de los grandes clásicos de la literatura norteamericana del siglo XX. También la materia prima con que se alimenta la pluma del narrador (un camaleónico Tobey Maguire, “encantado y repelido por la inagotable variedad de la vida”), álter ego del novelista de Minnesota e hilo conductor de un relato que se erige en gran fresco de una época y crónica de una desgarradora historia de amor.

Cautivado por la figura de su enigmático vecino, nuestro protagonista se convertirá en testigo involuntario y confidente del flechazo que cambió para siempre el destino del multimillonario Gatsby. Fue cinco años atrás, cuando la I Guerra Mundial le separó de una joven (Carey Mulligan) a la que todavía sigue esperando al otro lado de la bahía, encerrado en su torre de marfil.El gran Gatsby película de cine

En torno a estos tres personajes, el director de la exitosa Moulin Rouge (2001) teje un entramado de relaciones con tal carga dramática, que resulta difícil sustraerse a su magnetismo. Seguramente también por su cuidada puesta en escena, sello inconfundible de un realizador que aquí transmite como nadie “cuán rápido se desvanecen la belleza y la luminosidad de las cosas”. No es que Luhrmann renuncie al lirismo de la letra, que incorpora con habilidad (y buen gusto) a su trabajo, sino que apuesta por el poder de sugestión de las imágenes, para recordarnos que “la vida –como este arte– hay que dominarla”.

Será esa fuerza visual la que nos ayude a entender mejor la carismática personalidad de El gran Gatsby, un hombre de “perfecta e irresistible imaginación”, con un “don para la esperanza”, pero obsesionado por vislumbrar una luz verde que le permita repetir el pasado. Y tal capacidad de impacto en la retina del espectador será la que acabe por disculpar, incluso, ciertas digresiones que prolongan innecesariamente el metraje (amortizar el presupuesto tiene estas cosas).

No obstante, no se le puede negar a esta película su natural facilidad para entretener –¿y emocionar?–, lo cual ya es mucho decir cuando se afrontan este tipo de proyectos.

FICHA TÉCNICA:

TÍTULO ORIGINAL: The Great Gatsby.

DIRECCIÓN: Baz Luhrmann.

GUIÓN: Baz Luhrmann y Craig Pearce, sobre la novela homónima de F. Scott Fitzgerald.

FOTOGRAFÍA: Simon Duggan.

MÚSICA: Craig Armstrong.

PRODUCCIÓN: Baz Luhrmann, Catherine Martin, Catherine Knapman, Lucy Fisher, Douglas Wick.

INTÉRPRETES: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Isla Fischer, Jason Clarke.

En el nº 2.850 de Vida Nueva

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