“La comunión que comparten católicos y anglicanos es cierta pero imperfecta”

cardenal José Tomás Sánchez, Filipinas

El Papa y el arzobispo de Canterbury conmemoran la evangelización de Inglaterra

Rowan Williams arzobispo de Canterbury y Benedicto XVI

Rowan Williams y Benedicto XVI, a su llegada al monasterio del Celio

ANTONIO PELAYO. ROMA | En el ya lejano 1960 tuvo lugar en el Vaticano el primer encuentro entre el papa de Roma y el arzobispo de Canterbury, después de la ruptura provocada por el matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena. El histórico gesto fue protagonizado por Juan XXIII y Geoffrey Fisher. Seis años después, el primado de la Comunión Anglicana lord Arthur Michael Ramsey vino de nuevo a Roma para visitar a Pablo VI y este le hizo entrega del anillo que había usado como arzobispo de Milán.

Desde entonces, los encuentros entre los supremos pastores de ambas Iglesias cristianas han sido frecuentes, y el diálogo teológico ha dado pasos muy significativos, a pesar de las dificultades surgidas en los últimos años por las ordenaciones episcopales de mujeres y de personas homosexuales.

Desde que en 2002 Rowan Williams fue elegido 104º arzobispo de Canterbury, primado de Inglaterra y de la Comunión Anglicana Mundial, se ha entrevistado con Juan Pablo II y Benedicto XVI en numerosas ocasiones; la más reciente, durante la Jornada por la Paz en Asís el pasado 27 de octubre. Pero no por frecuentes, los encuentros pierden importancia, aunque tengan un eco menor en los medios de comunicación.

Su Gracia Rowan Williams ha vuelto una vez más a Roma para asistir, el 10 de marzo, a las solemnes vísperas del III Domingo de Cuaresma, presididas por Benedicto XVI en la iglesia de San Andrés y San Gregorio en el Monte Celio, frente a las ruinas del Palatino y el Circo Máximo. El motivo era el milenario de la fundación, en el 1012, por san Romualdo, del eremo de Camaldoli y de la Congregación de los Monjes Camaldulenses.

Mil años de la misión

En el año 597, el papa san Gregorio Magno envió a Agustín y a cuarenta monjes de este monasterio a anunciar el Evangelio a las poblaciones de la actual Inglaterra; de ahí que el monasterio del Celio sea considerado fuente y origen de los vínculos entre la Comunión Anglicana y la Iglesia de Roma. Esta ha sido la tercera vez que los líderes de ambas Iglesias se unen en oración en este histórico lugar.

El Papa y el Primado llegaron a primeras horas de la tarde al monasterio del Celio, donde fueron recibidos por el prior de los monjes camaldulenses, Alessandro Barban, y el cardenal vicario, Agostino Vallini. Después de dos breves lecturas de sendas cartas del apóstol Pablo, pronunció un discurso el Primado anglicano.

Rowan Williams arzobispo de Canterbury y Benedicto XVI

Un momento de la celebración de las vísperas

“Santidad –dijo en inglés Rowan Williams–, aquí, en 1989, nuestros predecesores de venerada memoria, el papa Juan Pablo II y el arzobispo Robert Runcie, definieron como ‘cierta pero imperfecta’ la comunión que comparten nuestras dos Iglesias. ‘Cierta’, a causa de la común visión eclesial en la que están empeñadas ambas comunidades, compartiendo la convicción de que la Iglesia es por su carácter una y particular: la perspectiva de la restauración de la plena comunión sacramental, de una vida eucarística que sea plenamente visible y, por eso mismo, de un testimonio que sea plenamente creíble, de modo que el mundo confuso y atormentado pueda entrar en la luz acogedora y transfigurante de Cristo”.

“Es, sin embargo, ‘imperfecta’ –continuó– a causa de los límites de nuestra visión y del déficit de profundidad de nuestra esperanza y paciencia. Nuestro reconocimiento del único Cuerpo en la vida corporativa de unos y otros es inestable e incompleto; y sin un tal reconocimiento definitivo, no somos plenamente libres para compartir el poder transformador del Evangelio en la Iglesia y en el mundo”.

Le siguió el Santo Padre: “El monasterio de San Gregorio en el Celio es el contexto romano en el que celebramos el milenario de los camaldulenses junto a Su Gracia el Arzobispo de Canterbury, que, como nosotros, reconoce este monasterio como lugar natal de los vínculos entre el cristianismo en las tierras británicas y la Iglesia de Roma. La celebración de hoy está marcada por un profundo espíritu ecuménico que, como sabemos, forma parte del espíritu camaldulense contemporáneo. Este monasterio camaldulense romano ha desarrollado con Canterbury y la Comunión anglicana, sobre todo después del Concilio Vaticano II, unas relaciones que se han convertido ya en algo tradicional (…). La presencia constante de monjes en este lugar y por un tiempo tan largo es ya en sí mismo un testimonio de la fidelidad de Dios a su Iglesia que somos felices de proclamar al mundo entero”.

Finalizadas las vísperas, el Papa y el Primado se dirigieron a la Capilla de San Gregorio Magno y encendieron dos cirios en memoria de san Agustín de Canterbury.

El sábado por la mañana, lord Williams había sido recibido en audiencia privada por el Pontífice, y el lunes visitó la abadía benedictina de Montecassino, donde, por invitación del abad Pietro Vittorelli, pronunció una conferencia sobre Los monjes y la misión: una perspectiva inglesa.

“La misión –dijo– es inseparable de la contemplación
, y esto puede ayudarnos a repensar nuestras prioridades en la misión, de modo que nos prevengamos de aproximaciones superficiales al tema (…). La gente se enamora de Dios no porque se le diga que forma parte de una estrategia evangelizadora, sino porque sienten la necesidad de acercarse a Él”.

El cardenal William J. Levada

El cardenal William J. Levada

‘Teología hoy’

El 8 de marzo, la Comisión Teológica Internacional distribuyó un comunicado anunciando la publicación del documento Teología hoy: perspectivas, principios y criterios, en el que sus miembros llevaban trabajando desde 2004 en una subcomisión presidida, en un primer momento, por el profesor español Santiago del Cura Elena, y cuya redacción final ha sido confiada a otra subcomisión, presidida por monseñor Paul McPartlan.

Esto explica, tal vez, que la redacción original sea en lengua inglesa. Pero ya se anuncia que la traducción italiana aparecerá en uno de los próximos números del bimensual La Civiltà Cattolica, revista que, como se sabe, publican los jesuitas en estrecha colaboración con la Secretaría de Estado. Las otras versiones irán saliendo en meses sucesivos.

“El documento –dice la nota informativa– examina algunas cuestiones actuales de la teología y propone, a la luz de los principios constitutivos de la misma, los criterios metodológicos que son determinantes para la teología respecto a otras disciplinas afines, como las ciencias religiosas. El texto se divide en tres capítulos: la teología presupone la escucha de la Palabra de Dios acogida en la fe (cap. 1), se lleva en comunión con la Iglesia (cap. 2) y tiene como fin dar razón de un modo científico de aproximarse a la verdad de Dios en una perspectiva de auténtica sabiduría (cap. 3)”.

Los habituados a la lectura de los textos que Ratzinger ha dedicado a esta materia encontrarán afinidades con su pensamiento en este documento, aprobado en noviembre de 2011. Su publicación la ha autorizado el prefecto de la Congregación, cardenal Levada (del que se sigue diciendo que prepara su dimisión), pero habrá sido, sin duda, enviado antes al Papa. Pablo VI instituyó la Comisión en 1969, por deseo de la I Asamblea del Sínodo de Obispos. La componen una treintena de teólogos, algunos arzobispos u obispos.

cardenal José Tomás Sánchez, Filipinas

El cardenal fallecido, José Sánchez

El 9 de marzo falleció en un hospital de San Juan City (Filipinas) el cardenal José Tomás Sánchez, que estaba a punto de cumplir 92 años y que había sufrido un infarto en febrero. Tras varios años de ministerio sacerdotal y episcopal en su país natal, fue nombrado, en octubre de 1985, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. En 1991, Juan Pablo II le convirtió en prefecto de la Congregación para el Clero, nombrándole igualmente cardenal; pero solo permaneció un quinquenio al frente del importante organismo de la Curia romana. [El Colegio Cardenalicio actualizado]

En el nº 2.793 de Vida Nueva.

Compartir