Lucio Ángel Vallejo: “El sistema del Estado de bienestar en que vivíamos se ha caído”

Lucio Angel Vallejo Secretario de la prefectura para los asuntos económicos de la Santa Sede

Secretario de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede

Lucio Angel Vallejo Secretario de la prefectura para los asuntos económicos de la Santa Sede

Texto y fotos: DARÍO MENOR | El sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, execónomo de la diócesis de Astorga, es el nuevo secretario de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, el organismo que se encarga del control de todas las cuentas de las instituciones vaticanas. De 50 años, reconoce que en Roma se notan la crisis y los recortes, considera que hay un “mito” sobre las riquezas del Vaticano y explica la difícil coyuntura económica por la que nuestros países han dejado de ser viables. [Siga aquí si no es suscriptor]

– ¿Cómo están las cuentas del Vaticano?

– Es muy difícil de decir, porque controlamos 150 organismos. Es muy diversa y dispar la situación, tanto en volumen como en realidad económica. Problemas, por supuesto, hay. La Prefectura es un organismo que establece Pablo VI para vigilar y controlar las cuentas. Hacemos una auditoría continua para que el Papa pueda estar tranquilo. Realizamos un informe previo muy exhaustivo antes de aprobar los presupuestos. Cuando Secretaría de Estado da su aprobación, lo hace con nuestro juicio.Lucio Angel Vallejo Secretario de la prefectura para los asuntos económicos de la Santa Sede

– ¿Se nota la crisis en esas cuentas?

– Sí, y en muchos aspectos. A la Santa Sede le ha afectado algo tan trivial, y que no depende de nadie, como la oscilación en el cambio entre el euro y el dólar. Muchas de las donaciones se reciben en dólares, mientras que su funcionamiento es en euros. Aunque crecen las donaciones, como ha bajado el cambio del dólar, la cantidad real que le llega ha disminuido. El sostenimiento de la Santa Sede es muy sencillo. Lo que complica un poco la situación económica es el mantenimiento de las nunciaturas, que son muchas. También está el sostenimiento de las obras de caridad del Papa, y todo lo que rodea al hecho de que la Santa Sede sea un Estado-ciudad que debe tener sus estructuras como Estado, aunque sean pequeñísimas. Luego está algo tan complicado como garantizar la sanidad y las pensiones de las personas que trabajan aquí.

– ¿De dónde vienen la mayoría de los ingresos de la Santa Sede?

– De recursos propios, bien sea a través de alquileres de propiedades inmobiliarias de la Santa Sede, que en Roma hay bastantes, o bien sea de donaciones o legados. También de la gestión de las pensiones, pero este dinero tiene una finalidad definida.

“Los recortes se hacen de forma
que no repercutan en la eliminación
de puestos de trabajo. Hay muchas personas
que viven de la Santa Sede”.

– Y los gastos mayores, ¿cuáles son?

– El mantenimiento de la estructura de la Santa Sede como país, especialmente las nunciaturas. Las basílicas se mantienen por sus propios ingresos gracias al turismo o las donaciones. La estructura de la Ciudad del Vaticano tiene unos gastos, como la seguridad, que se cubren con sus propios ingresos que tiene como Estado, por medio de la gestión comercial, las ventas, etcétera.

Recortes también en el Vaticano

– Debido a esa reducción de ingresos, ¿se plantea el Vaticano un plan de ajuste?

– Sí, aunque nuestra labor no es puntual. Estamos haciendo revisión continua. En colaboración con los administradores de estos entes, vamos viendo dónde están los problemas e intervenimos. En una institución milenaria como la Iglesia, las decisiones a veces son un poco lentas. Aún así, las ideas son claras. Los problemas no llegan a mayores porque se van poniendo soluciones diarias y puntuales. Los recortes se hacen de forma que no repercutan en la eliminación de puestos de trabajo. Hay muchas personas que viven de la Santa Sede.

– ¿Cuánto se gana en la Santa Sede?

– Llevo tan poco tiempo que no puedo decirle exactamente ni cuál es mi sueldo. Es cierto que vivir en Roma no es barato, aunque la vivienda se le brinda a determinados cargos como parte de su retribución, como a cardenales y secretarios, mientras que otros pueden acceder a una casa de la Santa Sede, pero deben pagar un alquiler, aunque algo más bajo que el precio de mercado. La retribución más baja de los trabajadores de la Santa Sede, según puedo intuir, puede estar entre los 1.200 y los 1.500 euros. Los altos cargos cobran en torno a los 3.000 euros al mes. No son sueldos altos. El personal de la Santa Sede es tremendamente austero. Roma es una ciudad cara. La gente que está aquí sobrevive.

“Los países del Este cayeron no por problemas políticos,
sino porque al final no eran viables económicamente.
Se bloquearon, sin más. A nosotros nos está pasando lo mismo”.

– ¿Cómo está viviendo la actual angustia económica que reina en nuestra sociedad?

– Una de las ventajas de estar en la Santa Sede es que las fuentes de información son universales. En la Prefectura contamos con distintos consejos, lo que permite que llegue mucha información de diversa procedencia, con lo que vas adquiriendo un conocimiento y una preocupación muy grande. En nuestro departamento estamos convencidos de que vivimos un cambio de sociedad. No sé si lo veremos completo, pero está claro que se ha caído el sistema del Estado de bienestar y de protección social en el que hemos vivido. Ya Juan Pablo II lo anunciaba en sus encíclicas sociales. Los países del Este cayeron no por problemas políticos, sino porque al final no eran viables económicamente. Se bloquearon, sin más. A nosotros nos está pasando lo mismo. Nuestros países no son viables. No sabemos qué vendrá después.

– ¿Esta falta de viabilidad nace del endeudamiento?

– Puedes endeudarte, pero hasta un punto. Es lo mismo que ocurre en una familia. No podemos endeudarnos por gastos corrientes. Alguna vez hay que devolver el dinero. La situación actual repercutirá en la parte social más débil, que puede quedar desprotegida. Aquí vemos lo que está pasando con grandísima preocupación.Lucio Angel Vallejo Secretario de la prefectura para los asuntos económicos de la Santa Sede

– En su viaje a Alemania, el Papa pidió una reforma profunda de la Iglesia y su “desmundanización”. ¿Significa esto que se va a desprender la Santa Sede de sus propiedades?

– Hay un mito sobre las riquezas del Vaticano. Es verdad que es uno de los lugares del mundo donde hay una mayor concentración de arte, pero ese arte está sirviendo ahora para sostener a la Iglesia. Los Museos Vaticanos son un gran pulmón para la Santa Sede. Si cerraran, habría que cerrar la mitad de la Ciudad del Vaticano. Es triste que en manos de la Iglesia haya bienes inútiles, que no sirven para sus necesidades, pero la Iglesia necesita recursos para vivir. Otra cosa es que estén bien administrados.

– ¿Podría la Santa Sede financiarse solo con las aportaciones de sus fieles?

– La situación a la que se refiere es europea, pero la Iglesia es universal. África, América del Sur y Asia es muy difícil que aporten fondos. La realidad de la Iglesia es mucho más amplia y mucho más pobre.

– En el pasado hubo problemas de transparencia en las finanzas vaticanas. ¿Cómo se pretende evitar que se repitan?

– Hemos pedido a los organismos internacionales su valoración para que lo consideren un país, digamos, limpio en este sentido. El Vaticano es un Estado muy peculiar: existe para proteger al Papa y para que goce de libertad. Este es su sentido. Económicamente sería un país inviable. Esto hace que los observadores internacionales vean su funcionamiento como algo un poco extraño. Pero cuando lo conocen por dentro, se sorprenden de lo sencillo que es. En este momento, estamos en este paso de lograr que la Santa Sede sea reconocido como un país con todas las bendiciones internacionales para las transacciones.

En el nº 2.781 de Vida Nueva.

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