Los hombres de la compañía

Próximamente en la cartelera colombiana ingresará una historia que como tal es común en casi todo el mundo y he ahí que igualmente cala en la percepción del gran público en todas partes.

John Wells autor y director de este film,  plantea un drama psicosocial y urbano muy actual que supo recrear con un reparto de verdadero lujo. Pese a que hay un personaje más notorio que los otros,  en perspectiva la mayor parte de quienes componen el drama lo son por igual, pues comparten la misma suerte y es la de perder su empleo cuando la compañía en la cual laboran y a la que han entregado lo mejor de sí mismos, ha entrado en una grave crisis. Salvo el copropietario y sus socios que no aparecen, es el único personaje  al que no le afecta personalmente lo que ocurre bajo sus pies, como tampoco la suerte de su amigo (Tomy Lee Jones) con quien erigió y llevó aquella compañía hasta la cúspide y convertirse él en su vicepresidente.
Con un tono muy norteamericano en donde se pregona  la felicidad  en el gran consumo de todo lo que significa bienes y servicios, el impacto de la crisis en estos personajes cuando han perdido la fuente única y principal de sus ingresos es mucho más sentida. De hecho, se aborda en el personaje central interpretado por Ben Affleck, quien con una reputación convertida en orgullo, no logra asimilar la pérdida sino hasta cuando toca fondo. Su esposa, aunque comprensiva y aparentemente tranquila lo conmina a atrabajar en lo que le salga, circunstancia que es mucho más dolorosa para él. De allí en adelante, se expone cómo maneja cada personaje aquella crisis. Unos no soportan la presión de un cambio casi súbito de vida cómoda y sin mayores preocupaciones a otra de incredulidad ante la escasez que enfrentan y la aparente impotencia por revertir esa situación.  Aquí el papel de las mujeres es igualmente el de víctimas, pues el importante y mayor proveedor en términos económicos es él.
Con un ambiente de tensión bastante creíble y ninguna escena que permita adivinar lo que vendrá, incluso entre los perfiles sicológicos más vulnerables, vale la boleta.
Con el ritmo de los acontecimientos que se vale también de situaciones cómicas e irónicas el epílogo si bien no es rosa, tampoco es triste. VNC
J. ESCOBAR

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