‘Jesús de Nazaret’, de la lectura histórica al encuentro personal por la fe

Armand Puig recensiona el último libro de Benedicto XVI

ARMAND PUIG I TÀRRECH, decano-presidente de la Facultad de Teología de Cataluña | El Santo Padre ha cumplido su palabra y le ha sido concedida la fuerza necesaria para cumplirla. El resultado es un espléndido volumen –el segundo de una trilogía– sobre Jesús de Nazaret, que lleva como subtítulo Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección (Ediciones Encuentro). El Papa continúa la contemplación de la figura de Jesús como aparece en los evangelios canónicos y se detiene en el nudo central de los acontecimientos que configuran su vida: pasión, muerte y resurrección. Son nueve capítulos y una “Perspectiva” final sobre la ascensión y la parusía. En total, casi 350 páginas de texto, densas pero muy leíbles, didácticas y, a su vez, “profesorales”, escritas por alguien con la forma mentis de un teólogo y capaz de expresar su fe, la fe de la Iglesia.

El Papa consolida con este segundo volumen una forma de escribir sobre Jesús que se sitúa en la vía de la denominada por él mismo “exegésis teológica” o, si se quiere, “teología bíblico-canónica”.

La primera afirmación que se realiza en esta vía es que el acceso a Jesús debe hacerse a través de los cuatro evangelios canónicos, ya que solo ellos nos dan la verdadera y última imagen de Jesús, el Jesús “real”. Esto no significa anular de un plumazo las investigaciones exegéticas, mayoritariamente histórico-críticas, como si los resultados de doscientos años de búsqueda interpretativa pudieran ser obviados.

Por el contrario, este libro integra no pocos momentos de diálogo científico con exégetas, sobre todo del área alemana (católicos y protestantes), pero también de otras áreas (por ejemplo, el sacerdote norteamericano J. P. Meier). Las posiciones de los exégetas merecen una valoración atenta y precisa pero, como es natural, no siempre concordante.

Por otra parte, la aproximación del Papa a la figura de Jesús es la aproximación de los evangelios canónicos; en efecto, los cuatro evangelios integran en un todo articulado historia y fe, fe e historia. La originalidad de la escritura evangélica consiste en que se constituye a partir de la tradición de Jesús y de la recepción interpretativa que de ella hacen las comunidades cristianas primitivas, la Iglesia de los inicios del cristianismo. Por esta razón, la opción metodológica del Papa, que no excluye los análisis exegéticos sobre el Jesús de la historia, se identifica de hecho con el tipo de texto con el que están elaborados los relatos evangélicos.

Deudor del Vaticano II

La segunda afirmación que realiza la vía de la “exégesis teológica” se refiere a la hermenéutica de la fe. En este punto, el papa Benedicto (Joseph Ratzinger) se muestra deudor del Vaticano II y, concretamente, cita en el prólogo el número 12 de la constitución Dei Verbum, dedicado a la interpretación de la Sagrada Escritura. Allí se lee que es tarea de los intérpretes de los textos bíblicos dilucidar “el contenido y la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe”. Difícilmente, encontraríamos en un libro una aplicación más exacta de estos principios hermenéuticos.

La obra del Papa sobre Jesús es un ejemplo magnífico de concreción de estos criterios interpretativos, realizada, además, sobre el tema mayor con el que puede confrontarse un teólogo o un exégeta: los misterios de la vida de Cristo. Sin embargo, él no se limita a reelaborar la teología medieval al respecto. Es consciente del cambio de contexto histórico, existencial y espiritual, y por ello se sitúa en un terreno mixto, que no es el de las vidas de Jesús ni el de las cristologías sistemáticas. Su obra es una lectura de los evangelios y de toda la Escritura, que busca proponer el encuentro personal con Jesús mostrando la certeza de su historicidad y la verdad última a la que llega quien medita sus palabras y entra en comunión con él.

La razón histórica no puede quedarse sola ante la tarea delicada y crucial de trazar los rasgos esenciales de la figura de Jesús de Nazaret. Una lectura puramente histórica de Jesús presenta unos límites evidentes, ya que no logra captar la globalidad de Alguien que supera las coordenadas en las que se mueve la investigación histórica. Sin recursos suficientes y con “una racionabilidad históricamente condicionada”, una lectura de carácter histórico se muestra tan necesaria como insuficiente. Hay que dar un paso más. El Papa lo formula y lo practica así: la exégesis bíblica debe “volver a reconocerse como disciplina teológica, sin renunciar a su carácter histórico” (pp. 6-7). Esta es la tarea de una exégesis responsable que se abre y culmina en una “hermenéutica de la fe… que es conforme al texto y puede unirse con una hermenéutica histórica consciente de sus propios límites” (p. 7).

Una reflexión final. Un anciano Papa, cuya edad se encuentra en la década de los ochenta, ha sido capaz de escribir dos libros que han dado la vuelta al mundo y que han ayudado espiritualmente a muchas personas. El Papa, servidor del Evangelio, parece haber encontrado un modo de escribir que ha abierto los corazones de muchos y ha levantado la admiración de muchas personas, algunas con conocimientos exegéticos notables. Se diría que hay un designio escondido de Dios en algo que resulta inaudito e infrecuente: un gran profesor y teólogo que, aparentemente, ya lo había dicho todo, ahora, como Papa, ha tomado la palabra con convicción y su mensaje ha dado la vuelta al mundo.

FICHA TÉCNICA

Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección

Autor: Joseph Ratzinger-Benedicto XVI

Editorial: Ediciones Encuentro

Ciudad: Madrid

Páginas: 400

En el nº 2.748 de Vida Nueva (reseña completa para suscriptores)

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