Monseñor Ladaria, sobre el libro del Papa: “Lo que se quiere descubrir es el Jesús real”

El secretario de Doctrina de la Fe presenta en Roma la edición española de la obra

(Antonio Pelayo. Roma) La noticia indiscutible de la semana ha sido la presentación del segundo volumen de Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, que tuvo lugar, como ya saben nuestros lectores, el jueves 10 de marzo en la Sala de Prensa de la Santa Sede. Junto con su director, padre Federico Lombardi, tomaron la palabra ante un público mixto de periodistas y curiales (no se sabe muy bien a qué título) el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, y el escritor Claudio Magris, profesor de Literatura alemana en la Universidad de Trieste. Algún día habrá que estudiar a qué genero literario pertenecen las presentaciones de libros, sobre todo si son obra del papa reinante: ¿panegírico incondicional? ¿Análisis teológico? ¿Glosa entusiasmada?

El cardenal Ouellet me pareció optar por todas y cada una de estas posibilidades, pero sin ir a fondo con ninguna de ellas, con lo cual la suya me pareció –digámoslo sin ambages– una intervención desarticulada y, en el fondo, poco útil, que comenzó con una afirmación de principio: “Este es más que un libro, es un testimonio conmovedor, fascinante, liberador”. Ahí no quedó la cosa; según el purpurado, este libro anuncia “la aurora de una nueva era de la exégesis, una prometedora era de exégesis teológica”.

Por otra parte, el lunes 14 de marzo, la Embajada de España cerca de la Santa Sede hizo los honores a la edición española de Jesús de Nazaret publicada por Ediciones Encuentro. Además de su presidente, José Miguel Oriol, intervinieron monseñor Luis F. Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y don Olegario González de Cardedal.

Según el jesuita Ladaria, “en la mente del Papa creo que está la idea de que si los Evangelios en especial y el Nuevo Testamento en su conjunto han salido de la fe y son testimonio de fe, prescindir de esta para entenderlos es un contrasentido. La exégesis patrística, nos dice, podrá dar fruto en su contexto nuevo. Integrar las dos hermenéuticas, la de la fe y la de la historia, es el proyecto (…). Juntar las dos es la intención de Benedicto XVI (…). El solo Jesús histórico es ‘demasiado insignificante en su contenido’, está demasiado ambientado en el pasado para que se pueda establecer una relación personal con él. El Jesús real es lo que se quiere descubrir, palabra y mensaje, escuchar al Jesús de los Evangelios para que se pueda llegar al encuentro con él”.

Destacando algunos de los puntos que más le habían interesado del libro en cuestión, el teólogo de profesión que sigue siendo Ladaria dijo: “Si Jesús no hubiese resucitado, sería una personalidad religiosa fallida. Solo si ha resucitado ha sucedido algo que ha cambiado el mundo. Nos podemos fiar de él, puede ser nuestro criterio; no solamente ha existido, sino que existe. Salto cualitativo. Jesús no ha vuelto a la vida anterior, es bien sabido. Es la inauguración de una nueva existencia humana para todos, acontecimiento universal para toda la humanidad. Por otra parte, es algo único; los discípulos se encuentran con un Jesús que ya no pertenece a nuestro mundo. Una dimensión nueva de la realidad. Algo nuevo que ha llevado a los discípulos a presentarse ante el mundo para dar testimonio. ¿Por qué la Resurrección no se ha hecho más evidente? Es el modo de actuar discreto de Dios”.

Para González de Cardedal, “este libro, junto con Introducción al Cristianismo, son como las dos columnas que sostienen el edificio teológico de su autor. Las dos puertas que abren y cierran su casa (…). En el contexto del primero (Tubinga, 1968) estaba la politización utópica del cristianismo; en el contexto de esta obra nos encontramos con el abismo abierto entre una lectura (exégesis) de confianza y una lectura de sospecha, como si la Iglesia hubiese creado un Cristo a su medida sin fundamento en la verdad histórica”.

La complementariedad de historia y fe

Sobre el problema suscitado en torno a los criterios de historicidad y los criterios de la fe, el profesor emérito de la Universidad Pontificia de Salamanca y autor de tantas monografías teológicas opina que “la solución consiste en mostrar la coherencia, concordancia y complementariedad de ambas palabras –historia y fe–, aun manteniendo su diferencia en la medida en que desde ambas se iluminan las cuestiones fundamentales de la vida humana: sentido de la existencia, realidad de Dios, su presencia y revelación en el mundo, continuidad y novedad de la persona de Cristo en el horizonte del mundo”.

Monseñor Ladaria insistió en que el libro no es un ejercicio del magisterio: “Tiene la autoridad de su autor, pero no es magisterial”.

Una acogida muy positiva

José Miguel Oriol informó de que oscilan en torno a ciento cincuenta mil el número de ejemplares que se han puesto a la venta en España y países latinoamericanos. También anunció que está ya pronta una versión en catalán.

El segundo volumen de Jesús de Nazaret ha tenido una acogida generalmente positiva en el mundo. L’Osservatore Romano lo ha definido como “un libro del corazón”, y sabemos que Joseph Ratzinger, que no ha dejado de ser el estudioso de teología y profesor universitario de sus primeros años, espera con gran interés las reacciones que sus tesis puedan suscitar en el mundo de los especialistas, que es el suyo.

En el nº 2.746 de Vida Nueva (crónica vaticana íntegra para suscriptores, aquí)

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