Editorial

Un Papa que no compromete su autoridad

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(Editorial Vida Nueva) Se ha presentado un nuevo libro del Papa. Es la segunda parte de su gran obra sobre Jesucristo, concebida en tres tomos. El primero, publicado en abril de 2007, abordaba la vida de Jesús desde el Bautismo a la Transfiguración. En el segundo, comenta la vida pública de Jesús, resaltando la Pasión, Muerte y Resurrección, y deja para el tercero la Infancia. Se trata de un trabajo personal y no un documento del Magisterio, aplicando todo su bagaje teológico y su profundo conocimiento de la Escritura. Un testamento teológico que, de no haber sido elegido para suceder a Juan Pablo II, probablemente también lo hubiera escrito.

Se trata de la obra de un intelectual de alma y pensamiento. Escrita de su puño y letra, a partir de las pequeñas fichas que le sirven de archivos desde hace tiempo, tras largos años de reflexión teológica, sale ahora a la luz. No ha necesitado Joseph Ratzinger de un equipo ni de “negros” que le preparen los textos. Es la obra de un teólogo que escribe con honradez y sin cansancio, pese a su edad y el trabajo que llevan consigo las tareas de cada día.

El Papa es un escritor teológico y, con esta obra, centrada en Jesucristo, quiere dejar su impronta intelectual y personal. No es un libro magisterial, ni se puede considerar dogma de fe. No es tampoco un libro espiritual, aunque haya quien lo use para este tipo de lecturas. Muchas de las cosas que en él se contienen son reflexiones al hilo de la teología desde un método definido.

Hay que agradecer a Benedicto XVI este esfuerzo y esta honradez espiritual. La reflexión teológica es un gran servicio a la Iglesia. No hay precedente cercano. El Papa usa este medio sin comprometer la autoridad de su cargo. Como dice en el prólogo de su primer libro, “cada uno es libre de contradecirme. Solo pido a los lectores y lectoras esa simpatía previa sin la cual no es posible la comprensión”. Presentar a Jesús hoy es legítimo, interesante y aporta un gran servicio al mundo y a la Iglesia.

Publicado en el nº 2.746 de Vida Nueva (19-25 de marzo de 2011).

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