Tejen red para formar mejores hombres

Un proceso de articulación social que incluso encuentra la masculinidad ideal en la Biblia

Buscan cambiar paradigmas de la cultura nacional frente a lo que significa ser hombre

(Texto : J. de Francisco– Fotos: Archivo SM, VNC) “Los hombres en Colombia sí existen… hombres que aman, cuidan y paternan”, es la campaña que se está promoviendo como producto de la unión  de un grupo de colectivos de pensamiento en el país, los cuales, buscan cambiar  paradigmas enquistados en la cultura nacional frente a lo que significa ser hombre.   Se trata de una red de colectivos que está en proceso de consolidarse  y que propende  por la equidad de género en todos los ámbitos de la vida.

Después de haber logrado en diciembre de 2009  concretar  un encuentro nacional en Bogotá, -en donde se confirmó la necesidad de sembrar una semilla de pensamiento, que florezca en los colombianos y minimice otro factor generador de violencias, derivado la percepción popular de ser hombre-  se llegó por consenso a la decisión de iniciar la construcción de una red. En consecuencia, se produjo un segundo encuentro, que pese a las diferencias sicosociales se logró fijar la ruta.

Denominada Red de Masculinidades por Colombia (RMC) a ésta se han venido integrando el Movimiento de hombres de Medellín; Grupo de hombres por nuevas identidades masculinas del sur oeste antioqueño; Grupo de hombres de Arauca; Colectivo Pelaos – Cartagena; Colectivo de Nuevas Masculinidades de la UIS – Bucaramanga; grupo de hombres de Casitas Bíblicas Bogotá; Colectivo Hombres y Masculinidades Bogotá; Más hombres, menos machos – Cúcuta; grupo de hombres de Apartado; Diversidad humana – Barrancabermeja; Grupo de hombres del Caribe –  Sincelejo – Sucre y otros más,  que están en proceso de coincidir con unos postulados, a través de los cuales,  buscan transformar la concepción patriarcal, que termina por generar tratos discriminatorios e injustos.

Un propósito no tan macho

De hecho, también se han venido integrando grupos LGBT,  por lo que el tema no se limita a la ternura o actitud de equidad esperada por y frente a la mujer; pues la mirada es mucho  más global e incluyente, porque  abarca el cambio de actitud frente a quienes han optado por ser diferentes en materia sexual.

“Ejercemos nuestro derecho a una participación social activa y significativa para denunciar, rechazar y ayudar a superar formas de explotación, dominio, subvaloración y violencia en contra de mujeres, hombres y personas transgeneristas, en razón del género, la sexualidad o cualquier otra razón que se invoque”, expresa uno de los apartes de la carta de compromiso hecha pública por el Colectivo Hombres y Masculinidades.

A este tren ideológico se han subido también colectivos de orientación religiosa;  grupos de diferentes denominaciones cristianas, protestantes y autodefinidas como progresistas, en tanto que son más tolerantes con la diferencia y la diversidad.

“La Red apenas está en crecimiento, se conformó en febrero de este año y  hace tan solo unas semanas tuvimos una reunión organizativa”, expresó Omar Olaya del Colectivo Hombres y Masculinidades (CHM).

Cada grupo sigue un accionar local y como Red se ha propuesto un día del año (el 20 de agosto de 2011) para promover el día de las masculinidades por la equidad. “Se trata de un llamado a la sociedad para cuestionar el modelo masculino sobre el que nos construimos los hombres en Colombia y promover construcciones más en sintonía con las demandas de una sociedad justa e incluyente”, explica Román Huertas, presidente de la RMC.

“Hasta el momento, parte de lo que se ha logrado es visibilizar la experiencia de las masculinidades en el país desde una reflexión crítica y con avances en diferentes líneas  metodológicas, conceptuales, pedagógicas y apuntando a un movimiento nacional que convoque a más hombres a sumarse  para el cambio”, agregó el mismo representante.

Así enmarcan el tema desde el texto sagrado

En el abordaje del tema ha primado también la  óptica desde el propio texto sagrado en el seno de cada grupo. Muestra de ello, ha sido el  acompañamiento a experiencias y eventos de reflexión bíblica con hombres de la Iglesia Menonita en el eje cafetero y Bogotá  y en espacios ecuménicos.

Un miembro del CHM, Javier Omar Ruiz, viene difundiendo los fundamentos de la presentación que hizo para  un texto –Otra masculinidad posible, un acercamiento bíblico-teológico-, de Francisco Reyes Archila;  en donde se  analiza la masculinidad en el ámbito bíblico y en particular a partir de la figura de Jesús.

“Nos permite acercarnos a un Jesús que de manera deliberada, confrontó al señalado orden patriarcal, desde su condición de varón. Jesús, por ejemplo, asume posturas favorables frente a quienes el establecimiento desdeñaba y excluía: las prostitutas, los niños, las niñas, las mujeres, los extranjeros. Desde estos grupos de población, toma posiciones reivindicatorias, de cara a los espacios asociados culturalmente como propios  sólo para los hombres: la sinagoga, el templo, la mesa, los caminos y todos otros aquellos espacios de carácter público. Jesús opta por los espacios incluyentes”, describe Ruiz el trabajo de Francisco Reyes Archila. “Francisco Reyes nos va llevando a través del reconocimiento de un Jesús que en cuanto varón, vive su masculinidad de manera nueva y desde ella se atreve a cuestionar también la ley y las costumbres.  Jesús, así, se erige como ejemplo para quienes desde hoy, buscamos maneras más humanas y humanizantes de ser varones”.

Esta concepción es en parte el eje pedagógico, establecido por los grupos comunitarios y de carácter popular.

El proceso de Casitas Bíblicas

Este grupo se encontró por primera vez en 2006. Participaron 9 hombres de los barrios Diana Turbay y Palermo Sur, en el sur oriente de Bogotá. Hoy 12 hombres entre 25 y 65 años, de diferentes profesiones, forman parte del grupo.

En la primera reunión desarrollaron  preguntas que giraron alrededor de una masculinidad diferente en relación con la propia familia: ¿Cómo construir un espacio para desarrollar otro tipo de masculinidad, diferente a la masculinidad vivida en la cantina? ¿Cómo estar más cerca de los hijos y las hijas? ¿Cómo escuchar mejor las necesidades de todos y todas? ¿Cómo desacostumbrarse a la distancia de los demás integrantes de la familia, del mandar en el hogar? ¿Cómo encontrar sentido en la vida? ¿Cómo ser más tiernos?  El compartir de experiencias a partir de la vida cotidiana fue la metodología escogida.

Andrés Molina, José Jara, Markus Bueker han sido los formadores del movimiento Casitas Bíblicas. En 2006 trabajaron el tema de la violencia. Los participantes señalaron el ámbito intrafamiliar. Los hombres fueron identificados como los mayores victimarios en las familias. Por eso, los hombres del movimiento Casitas Bíblicas se daban cuenta, que ellos necesitan trabajar el tema de la masculinidad desde su propia perspectiva: ser hombre en un barrio popular, con pocos recursos, pero con ánimo de ser transformados y ser transformadores en su entorno local.

El grupo empezó por contar sus biografías. Cada uno tenía una noche para hacerlo con sus papás y otros ejemplos masculinos, desde la niñez hasta hoy. Este ejercicio sirvió para despertar mayor conciencia sobre el desarrollo personal, social, económico y cultural de la masculinidad de los participantes. Sirvió para formar el grupo; generar confianza y cohesión. Se vincularon otros hombres. Se generaron más preguntas. Hasta ahora, contar su  biografía masculina, es el ritual de inserción al grupo, al cual, cada nuevo miembro está invitado.

Cuando cuatro miembros participaron en un taller del colectivo de masculinidades con Javier Omar Ruiz, encontraron nuevos enfoques. El trabajo corporal y la diversidad de formas de vivir su masculinidad, marcaron experiencias nuevas que fueron transmitidas al grupo.

La lectura comunitaria del libro del “Caballero en la armadura oxidada”  abrió la discusión sobre la afectividad masculina, respectivamente sobre el endurecimiento, la soledad y el aislamiento masculino. Pero también mostró un camino de apertura del desarme.

En el nº 17 de Vida Nueva Colombia.

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