Por lo menos, perplejidad

(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)

“No importa que en todo esto el número de estos sacerdotes implicados sea reducido; a la Iglesia hay que pedirle mucho; todo. Y no tanto para restaurar el nombre de la institución como para evitar nuevas víctimas. Creo que bien podemos afirmar que la pedofilia es una lacra de la sociedad”

En Chile, como en otros países, estamos viviendo “un nuevo terremoto”, con la diferencia de que en éste no se debería dudar en el cómo proceder para superar el daño “estructural” causado. Me refiero al de las acusaciones de pedofilia contra sacerdotes. En el pasado se habían adosado muchas debilidades humanas a los sacerdotes. Pero la pedofilia es diferente. Horroriza, ya que, afortunadamente, cuesta entenderla. Un niño inspira cariño, inocencia, simpatía, compasión; y un sacerdote, confianza, generosidad y rectitud. La mala mezcla de todo esto resulta casi explosiva. Nos lleva a hablar de víctimas, heridas, agresión, agredidos, dolor, violencia, denuncias, abusos.

Son varios los elementos que entran en juego en todo esto. Uno de ellos sería la demolición sistemática de la moral tradicional. Con todo, una de las realidades más chocantes de esta crisis es que tanto la Iglesia como los tribunales civiles han declarado culpables a personas que eran férreas defensoras de la moral tradicional. Esto a algunos les permite concluir: “Esa moral no es sublime, sino represiva; sus seguidores son hipócritas”.

No importa que en todo esto el número de estos sacerdotes implicados sea reducido; a la Iglesia hay que pedirle mucho; todo. Y no tanto para restaurar el nombre de la institución como para evitar nuevas víctimas. Creo que bien podemos afirmar que la pedofilia es una lacra de la sociedad y hay que combatirla con decisión y sin respuestas simplistas.

Las medidas que al fin está adoptando la Iglesia son claras y dignas de imitarse, pero las consecuencias durarán mucho; podían haber sido más rápidas, directas y fuertes. Estamos ante algo de misterio; algo por comprender a cabalidad. Si así piensas, eres un buen creyente, pero no te van a faltar los momentos de perplejidad en esa situación. Para superarla, te ayudará el coraje de la verdad de los mejores momentos de la historia de la misma Iglesia.

jmarnaiz@vidanueva.es

En el nº 2.716 de Vida Nueva.

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