Feliz reencuentro

Si la cosa funciona

Si-la-cosa-funciona(J. L. Celada) Parecía poco probable que, a estas alturas de su vida, Woody Allen modificase esa personalísima visión del mundo y de las relaciones humanas que durante décadas ha ido plasmando en el medio centenar largo de producciones que jalonan su prolífica trayectoria. Sin embargo, hubo quienes, escudándose en la aventura europea del veterano cineasta (Match Point, Scoop, El sueño de Cassandra y Vicky Cristina Barcelona), se atrevieron a insinuar la jubilación anticipada de este neurótico psicoanalista de las miserias contemporáneas. Erraron en sus pronósticos: nadie se olvida tan fácilmente de sus raíces… y de sus obsesiones.

Sólo era cuestión de tiempo que el turista Allen regresara a Nueva York, la ciudad-diván, el inevitable escenario de encuentros imposibles y desencuentros memorables, la patria chica de sus eternas inquietudes. Y ese feliz reencuentro se ha producido con Si la cosa funciona, una comedia ácida y sin complejos acerca del amor, el azar y otros males necesarios.

Atrás han quedado las bellas estampas de entonces, los exteriores de Londres o de la Ciudad Condal. El realizador neoyorquino vuelve a interesarse por las radiografías interiores, por los mecanismos y resortes que manejan la mente, agitan el corazón y llegan a desdibujar el alma; los mismos que casi siempre escapan a nuestra inteligencia y voluntad, porque quedan a merced de las pasiones, cuando no del destino. Y es que, como ya recordaba en aquella “muerte súbita” a orillas del Támesis, suele salir más a cuenta tener suerte que ser bueno.

Una filosofía abanderada ahora por el protagonista de esta historia (el inclasificable cómico Larry David, erigido en portavoz del director y no pocas veces arengando directamente a cámara), un misántropo que reniega de su raza y con la rara virtud de no hacer sentir bien a casi nadie. Descreído y solitario, este individuo tan sólo confía en las bondades de lo establecido mientras dure (si la cosa funciona…). Y así se lo transmite a la joven que irrumpe en su vida, otra fugitiva como él, pero que no viene huyendo de la violencia y el sinsentido de esa sociedad que continuamente detesta desde su condición de Nobel frustrado, sino de la América sureña y profunda, de unos padres desubicados y de unas férreas creencias.

Han cambiado los peones, no el tablero. La pluma del guionista de origen judío reescribe con verbo ágil lo que su objetivo capta con mirada honesta y un excelente sentido del humor: los problemas de pareja, las cortapisas de la religión o el extraño magnetismo de la gran ciudad. Viejos argumentos que recuperan aquí un espíritu y una sensibilidad en el modo de concebir este arte que nos han regalado un puñado de títulos para el recuerdo. Nunca es tarde para revivir aquellas agradables sensaciones y reírnos abiertamente de cuanto somos (y nos creemos). Verán cómo la cosa sí funciona.

FICHA TÉCNICA
TÍTULO ORIGINAL: Whatever works

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Woody Allen

FOTOGRAFÍA: Harris Savides

DISEÑO DE PRODUCCIÓN: Santo Loquasto

PRODUCCIÓN: Letty Aronson y Stephen Tenenbaum

INTÉRPRETES: Larry David, Evan Rachel Wood, Patricia Clarkson, Ed Begley Jr., Conleth Hill, Michael McKean, Henry Cavill

En el nº 2.678 de Vida Nueva.

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