El texto, que espera su ratificación en el Congreso Nacional, es visto con recelo por otras confesiones
(Graziela Cruz– Brasil) Un acuerdo bilateral entre la República Federativa del Brasil y la Santa Sede sobre la condición jurídica de la Iglesia católica en Brasil, firmado por el Gobierno brasileño y el Vaticano el 13 de noviembre de 2008, está en el Congreso Nacional para ser ratificado, y viene provocando gran polémica. Iglesias protestantes han manifestado su disconformidad, mientras la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) defiende que el acuerdo no hiere en nada a la Constitución Brasileña ni al Estado laico, ni pretende conseguir privilegios para la Iglesia católica.
El texto ya ha sido analizado por la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Diputados y espera su tratamiento en otras comisiones del Congreso. El relator del texto, el diputado Bonifácio de Andrada, confirmó que el acuerdo no hiere la Constitución Nacional y enfatizó la necesidad de relaciones internacionales con todos los pueblos, admitiendo la aproximación con todas las religiones.
Firmado por el secretario de Relaciones con los Estados del Vaticano, Dominique Mamberti, y el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, durante la visita del presidente Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva a Benedicto XVI el pasado noviembre, el acuerdo, de 20 artículos, define la personalidad jurídica de la Iglesia católica en el país y las condiciones institucionales para la plena realización de la misión apostólica y pastoral.
Entre los elementos principales están la enseñanza religiosa pluriconfesional en las escuelas públicas, el examen de las sentencias eclesiásticas en materia matrimonial, la inserción de espacios para la construcción de edificios religiosos en los planes urbanísticos o el reconocimiento de los títulos académicos eclesiásticos. Otros puntos del acuerdo son la colaboración con las instituciones públicas en el ámbito cultural y artístico y el derecho a dar asistencia espiritual estable a los fieles en las estructuras sanitarias, penitenciarias y semejantes.
Mientras el acuerdo sigue en discusión en el Congreso Nacional, denominaciones evangélicas se movilizan para garantizar que no sea aprobado. En un reciente documento, la Asociación Victoria en Cristo y Consejo Interdenominacional de Ministros Evangélicos de Brasil afirman que éste beneficia a la Iglesia católica en la evangelización en los diversos segmentos de la sociedad, incluyendo hospitales, escuelas y fuerzas armadas. “Nuestra nación no puede firmar una alianza con cualquier credo religioso, hiriendo el principio de laicidad, inclusive con la quiebra de la fisonomía nacional. Aproximadamente 70 millones de brasileños, que no son católicos, están siendo discriminados”, señalan. También el Colegio Episcopal de la Iglesia Metodista ha reaccionado para reafirmar “el derecho de la libertad religiosa como uno de los pilares esenciales de una sociedad democrática”, según un comunicado divulgado a la prensa.
Entre los protestantes, sin embargo, ha habido reacciones diferentes. En una carta pastoral del presidente de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil, Walter Altmann, se reconoce como legítimos los acuerdos comunes entre los Estados, pero espera que el Gobierno los extienda a la otras confesiones, porque es un precepto constitucional que no puede ser herido.
BENEFICIOSO PARA TODOS
En la opinión de monseñor Geraldo Lyrio Rocha, presidente de la CNBB, el acuerdo no es polémico, sino que son algunos los que están haciendo polémica en torno a él. “Todo su contenido tuvo amplia discusión con el Gobierno brasileño. Las discusiones que se levantan en torno al acuerdo tienen motivaciones diversas: partidarias, religiosas e ideológicas”, dijo el prelado. “Él congrega, en un único instrumento jurídico, lo que ya está contenido en la Constitución Brasileña, en la legislación del país y en la jurisprudencia”, añadió.
El presidente del Episcopado argumentó que el acuerdo con la Santa Sede es una práctica mucho más común de lo que se imagina. “Brasil es uno de los pocos países de América Latina que no tiene un acuerdo con la Santa Sede. Más de cien Estados, incluso algunos que no tienen tradición católica ni cristiana, como los islámicos, tienen acuerdo con la Santa Sede. La propia Francia, país con fuerte tradición laica, lo tiene”.
Con respecto a la reacción contraria de otras denominaciones religiosas, monseñor Geraldo opina que “la firma de un acuerdo de esta naturaleza abre las puertas para otras formas de convenios que podrían ser hechos entre el Estado Brasileño y otras denominaciones cristianas dentro de su propio estatuto jurídico, como también con otras religiones no cristianas”.
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En el nº 2.673 de Vida Nueva.