Conciertos benéficos

cartel-conciertos-beneficos(Maite López Martínez) Los conciertos benéficos están en pleno auge, en España y en todo el mundo. Consisten en organizar un evento musical con el fin de recaudar dinero para alguna causa justa. Los más famosos han sido los dos conciertos Live AID (realizados en 1985 en Londres y Filadelfia) y USA for Africa (conocido por la canción We Are the World). Más actual es el ofrecido recientemente por David Bisbal para el pequeño Juanma, un niño con una enfermedad degenerativa y mortal, a causa de la polémica con la SGAE, que reclamó 5.000 euros por derechos de autor. Seguramente las cifras recaudadas en todos los casos han valido la pena, pero a muchos nos entran serias dudas sobre la validez a otros niveles de algunos megaconciertos

En música cristiana parece que se entiende mejor el sentido de estos conciertos y, aunque a veces también bajo sospechas, las cantidades de dinero (de artistas y público) que mueven no son comparables con los recién mencionados. Además, suelen ser respaldados por grupos conocidos, cercanos y fiables. Pero no nos olvidemos de que un concierto benéfico es, ante todo, un concierto. Es decir, una actividad que exige un esfuerzo importante a nivel económico, técnico, humano, artístico y promocional, y que hoy requiere una inversión mínima de unos 4.000 euros. La beneficencia -en términos organizativos- debe considerarse un “plus” sobre los gastos a cubrir, pues sería injusto que los profesionales aporten a la causa cientos de euros mientras los asistentes lo hacen por el valor de la entrada. Dicho esto, creo que son eventos necesarios porque dan a conocer realidades muy concretas y pueden paliar parte de las necesidades de miles de seres humanos. La música es una de las cosas más placenteras. Si, además, el dinero que se aporta es para un buen fin, mucho mejor.

mtlopez@vidanueva.es

En el nº 2.661 de Vida Nueva.

Compartir