El Románico resucita en Galicia

Descubren en la basílica de Foz unos frescos del siglo XII, los más  antiguos de la comunidad autónoma

(Juan Carlos Rodríguez-Fotos: Blanca Besteiro) No es la primera vez: las paredes de muchas iglesias son ecos que vienen de siglos pretéritos. En ocasiones, más de las que se piensa, la cal recubre verdaderas joyas pictóricas, casi siempre por que no había quien hiciera frente al deterioro o no se encontraba quién repintara los frescos. La historia se ha vuelto a repetir en la basílica de San Martiño de Foz (Lugo). Sólo que esta vez, la sorpresa ha sido, textualmente, monumental. Los frescos hallados bajo las capas de cal son románicos, del siglo XII, y manifiestan semejanzas ineludibles con las de la mismísima catedral de Santiago.

No hay discusión: los frescos de San Martiño de Foz son los más antiguos de Galicia. El descubrimiento es, por tanto, sensacional. Las pinturas, según el juicio técnico de Manuel Castiñeiras, que dirige la colección de Románico del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), son del siglo XII, el de mayor florecimiento del Románico en Europa, y podrían haber sido realizadas por uno de los artistas de la catedral de Santiago: “Su calidad es excepcional y está a la altura de la pintura románica europea”, afirma a Vida Nueva.

El análisis histórico e iconográfico de Castiñeiras, que es el que ha permitido datar los frescos, los relaciona directamente con las miniaturas del denominado Tumbo A de la catedral compostelana. “La trascendencia del descubrimiento es enorme para el arte gallego al ser únicas en su género”, añade mientras que apunta, en concreto, a parte del conjunto salvado de la cal, al que denomina Apostolado, como el de mayor relevancia. El descubrimiento, curiosamente, ha venido a dar la razón a una de las tesis de Castiñeiras, coruñés y profesor de la Universidad de Santiago. Él mismo avanzó la teoría de que debajo de la cal de San Martiño habría, probablemente, pinturas románicas, y que presumiblemente estarían a la altura de la calidad del propio templo. La restauradora Blanca Besteiro asumió el reto de retirar costra a costra la cal: “Realmente ha sido el sueño de mi vida hecho realidad”, asegura.

Castiñeiras, toda una autoridad en la materia, ve no sólo refrendada su tesis, sino que con este hallazgo se confirma, por ejemplo, que en Galicia hubo una gran escuela de pintura románica, a la altura de la que ya se conoce de arquitectura románica. “El monumento, la basílica de Foz, ya es de por sí muy importante para el románico gallego, pero con estas pinturas lo es mucho más”, añade.

Blanca Besteiro y Manuel Castiñeiras coinciden en lamentar que, básicamente, la humedad y los siglos escondidos bajo la cal hayan dañado considerablemente las pinturas. La restauradora no se atreve a cuantificar los centenares de años en los que la cal ha cubierto las pinturas, lo que sí alcanza a afirmar es que ella y su equipo, Marien González, Carmen Fernández y Elva Rico, han trabajado con “el máximo cuidado”. Y es que las pinturas están ya bastantes deterioradas: “Por eso no hemos querido usar productos químicos, para no dañarlas más, y hemos quitado las capas de cal de forma manual”, manifiesta Besteiro, que explica cómo hay determinadas zonas donde prácticamente el daño es irreparable, básicamente por el impacto de la lluvia y de, según las huellas, alguna obra de albañilería. “Se nota perfectamente”, dice.

Y llega a hablar de “milagro”. Lo justifica Besteiro porque, por ejemplo, se conoce perfectamente que durante el siglo XIX la basílica de Foz llegó a estar sin techado durante cinco años. “Son precisamente –añade– las pinturas situadas en la parte más elevada las de mayor importancia y las que mejor se han conservado. Aunque en algunas zonas hay multitud de pequeños agujeritos”. Besteiro explica cómo, al menos, hay dos estratos de policromía en los frescos y que, en cualquier caso, se van a poder recuperar casi todas las pinturas.

Félix Villares Mouteira, delegado de Patrimonio de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, muestra su júbilo: “Es un hallazgo muy importante. Según los expertos, se podrían datar en el siglo XII y son los más antiguos de Galicia. Sin duda van a revitalizar la basílica de San Martiño artística y turísticamente”. Explica que San Martiño ya es una iglesia muy visitada, pero que el descubrimiento de los frescos abrirá aún mucho más sus puertas, ­incluso a aficionados e investigadores del Románico: “Pero es una basílica aún con muchas cosas por descubrir, como el artipendio o datar con más precisión su origen”.

Manuel Castiñeiras cree que “si estas pinturas estuvieran en Francia se les dedicarían de inmediato varios libros. La Xunta tiene que invertir dinero para restaurarlas”. Curiosamente, las obras de restauración de la basílica –que era el objeto de la intervención– están financiadas por el llamado 1% cultural del presupuesto del Ministerio de Fomento. El equipo de Blanca Besteiro comenzó a trabajar en noviembre en San Martiño, en el marco de la obra de restauración que ejecuta la empresa Diconsa con un presupuesto de casi un millón de euros para eliminar humedades, reponer carpinterías, enterrar cableado, la colocación de una escalera de acceso al campanario, la renovación de la instalación eléctrica, la colocación de alabastros en la ventanas, entre otros muchos aspectos. De forma simultánea, también se está mejorando la casa rectoral, anexa a la basílica, esta vez con financiación de la Xunta. Los frescos, en cualquier caso, como reclama Castiñeiras, necesitarán otra inversión para devolverles todo su esplendor.

Riqueza patrimonial

El alcalde de Foz, García Rivera, está de acuerdo, a la vez que señala que el descubrimiento de los frescos, junto a la renovación de la basílica, “contribuirá a promocionar la riqueza patrimonial de este monumento”. Y así es, porque más allá del lavado de cara al que se ha sometido al templo, hay que recordar que, por decisión de Benedicto XVI, comunicada justo hace un año al obispo de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monge, San Martiño tiene rango de basílica. Y a nadie escapa que, ya antes del descubrimiento de los frescos, el templo era una de las joyas del arte religioso gallego. La mayor parte de la construcción que hoy se contempla data del siglo XI, pero entre sus muros aún hay algunos de épocas anteriores, incluso mozárabes. Las pinturas de San Martiño, sin embargo, abren una nueva perspectiva para el Románico gallego, que, a juicio de Castiñeiras, debe afrontar “nuevas políticas de protección”, sobre todo, teniendo en cuenta que está disperso en un gran número de iglesias por toda Galicia. A la vez, el investigador pide “una nueva interpretación artística, para cambiar la visión simplista y geométrica que se tiene”. La restauración del Pórtico de la Gloria, que se está realizando en la catedral de Santiago, puede ser, según augura, un nuevo hito: “Estoy seguro de que desvelará algunos de los secretos que guarda”.

El Románico, por tanto, resucita en Galicia. Una oportunidad única para promocionar, sobre todo en el exterior, “nuestro momento histórico más importante”, al decir de Castiñeiras, quien, no obstante, pide también una reflexión acerca de su difusión porque, se justifica, “los signos de identidad gallegos no serían fáciles de entender sin el Románico o sin ese momento de la historia”.

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