Sorpresa, pesar y buenos deseos

Primeras reacciones a la elección del cardenal Rouco como presidente de la Conferencia Episcopal Española

(José Luis Celada-Foto: Luis Medina) Algunos recibieron la noticia a través de Vida Nueva, y en un primer momento mostraron su sorpresa y un cierto pesar, sobre todo, porque los obispos no “renovaran su confianza” en Ricardo Blázquez, como había sucedido hasta ahora. Sin embargo, con el paso de las horas, quien más quien menos coincidió en agradecer al obispo de Bilbao el servicio prestado al frente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y desear lo mejor a su sucesor, el cardenal Antonio María Rouco Varela. Aunque con matices, fruto sin duda de una reflexión más pausada.

Tanto la actuación del primero como la designación del segundo son valoradas “positivamente” por el presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Alejandro Fernández Barrajón, para quien esta elección “forma parte de la normalidad democrática de la vida de la Iglesia”. Pese a que “la lógica eclesial y la costumbre de los últimos años” parecían apuntar a un segundo mandato de Blázquez –al que “agradecemos de manera muy expresiva la actitud dialogante, serena y cercana que ha mantenido en todo momento con CONFER”–, el religioso mercedario entiende que los obispos “han decidido un cambio seguramente interpelados por la situación social que vivimos en España”. En todo caso, “felicitamos al cardenal Rouco y nos ponemos a su disposición desde la libertad y la comunión de los consagrados”, deseándole “una presidencia muy fructífera con la colaboración, como ha sido siempre, de todos los consagrados y consagradas españoles, que queremos contribuir a abrir caminos de diálogo y de entendimiento entre todos”, concluye Barrajón.

Que “los obispos españoles han preferido otro estilo en su cúpula” es la percepción del periodista y escritor jesuita Norberto Alcover, que hace votos “por la moderación de los contenidos y el diálogo de las formas”. Y añade: “Además, rezo”. También lo harán desde el Foro de Laicos por el “éxito en el servicio encomendado” a la nueva cabeza visible de la CEE. Su presidente general, Juan José Rodríguez, desea, en este sentido, que el cardenal Rouco “aproveche el liderazgo que tiene entre los obispos para mejorar la imagen de la Iglesia, bastante deteriorada; para ello, hay que cambiar el estilo de relación con el mundo, siendo la Jerarquía católica más propositiva y dialogante, transmitiendo gestos y mensajes más esperanzadores y alegres”. “Que no deje de trabajar desde su ministerio –prosigue– por favorecer la unidad y armonía entre los españoles y, por supuesto, favorecer la unidad de los católicos, acercándose a las distintas rea- lidades y sensibilidades que hay en la Iglesia española”.

Más crítica es, sin embargo, Marta López Alonso. Para la presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas (ATE), la reciente elección “no representa el modelo de presidente de la CEE que necesita en este momento histórico la mayoría de los creyentes y la sociedad actual”, y es sólo “una muestra más de que vencen los raíles internos del poder, del miedo, de la ausencia de pluralidad y de diálogo, en definitiva, la línea más dura de la Iglesia jerárquica”.

Apuesta por el diálogo

Un lectura diferente es la que hace el secretario general de FERE-CECA y EyG. Manuel de Castro cree que si el cardenal Rouco ha sido el elegido es porque los obispos “entienden que es la persona que mejor les puede representar en este momento”. Así, después de “transmitir una acción de gracias muy grande por la disponibilidad y colaboración de Ricardo Blázquez ante las dificultades que le hemos ido planteado en estos años”, el religioso salesiano felicita al arzobispo de Madrid y espera que tal colaboración, como el propio cardenal aseguró en su primera comparecencia, “siga en esta nueva época”. “Es muy importante una actitud de diálogo con los poderes públicos; es la mejor actitud para todos, y la que nosotros hemos mantenido a lo largos de estos años”, recuerda Manuel de Castro.

Felicitaciones y agradecimientos al margen, “más allá de vencedores y vencidos”, a juicio de Jesús Bastante Liébana, especialista en información religiosa, “quien ha perdido es la Iglesia”. En opinión de este periodista y escritor, “necesitamos unos obispos que propongan el Evangelio, que lo afirmen con alegría”, y teme él que “el resultado de estas elecciones episcopales nos pone ante una Iglesia enfadada, que se siente perseguida por el poder político, y que actuará en consecuencia. Se avecinan tiempos difíciles”, pronostica.

De momento, no parece ése el presagio de José Luis Rodríguez Zapatero, quien en un breve telegrama felicita al cardenal Rouco por su elección como presidente de la CEE y le transmite sus “mejores deseos en su tarea al frente de la misma”, reiterando “mi voluntad de diálogo y colaboración en el ejercicio de nuestras respectivas responsabilidades”.

En el mismo sentido se manifestaban al día siguiente los Cristianos Socialistas, quienes, aunque esperaban “una elección con testimonio evangélico y sobre todo con mayor confianza en el diálogo tanto dentro de la Iglesia como con la sociedad”, reivindican su “adn”: “Tender puentes desde la convicción de la afinidad entre la primacía evangélica de los pobres y la estrella polar de la izquierda, la igualdad”, en la confianza de seguir “ensanchando los espacios del pluralismo eclesial y la libertad religiosa”.

En una breve nota de cuatro puntos, este colectivo recuerda que “las grandes religiones son reservas de motivos morales, aquellos que la democracia necesita para construirse sobre los valores de la dignidad humana”. “España –sostienen los Cristianos Socialistas– necesita superar viejas querellas entre catolicismo y democracia.

Por último, ante el nuevo trienio episcopal, apelan “a la responsabilidad de los obispos, y de todos, para sentar en la próxima legislatura las condiciones de una convivencia basada en una laicidad democrática, deliberativa e incluyente”.

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