¿Es posible que el Papa intervenga para alcanzar la paz en México?

Para Daniela Malpica, especialista en Derechos Humanos, la participación de líderes religiosos en los procesos de paz no viola el Estado laico; al contrario, obedece a sus obligaciones para propiciar el respeto a las garantías individuales de toda persona

Hace poco más de un mes, uno de los candidatos a la Presidencia de México, tras reunirse con los obispos católicos en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), afirmó ante los medios de comunicación que, de ganar los comicios del próximo 1 de julio, invitaría al Papa a participar en el proceso de paz y reconciliación en el país. El político puso como ejemplo que Francisco intervino en el restablecimiento de la relación entre Estados Unidos y Cuba, así como en el proceso de pacificación en Colombia, por lo que consideró que el líder de la Iglesia católica podría ayudar a resolver el grave problema de inseguridad y violencia en el país.

En entrevista para Vida Nueva, Daniela Malpica Neri, maestra en Derechos Humanos por la Universidad de Essex (Reino Unido) y columnista de la revista “Nexos”, explica que, independientemente de que este tipo de argumentos puedan ser vistos meramente como arma política en las elecciones para atraer el voto, es importante reconocer que la participación de los líderes sociales –entre ellos los religiosos– es fundamental para otorgar una voz de pluralidad y confianza en los procesos de paz, “pues muchas veces éstos sí han estado donde los gobiernos han brillado por su ausencia”.

¿Y el Estado laico?

Daniela Malpica, quien actualmente se desempeña como Directora General de la asociación civil Justicia, Reconciliación y Derechos Humanos (JUSRED), afirma que el hecho de que los líderes religiosos convoquen públicamente a una pacificación, informen a las personas de su comunidad sobre los Mecanismos de Justicia Transicional o salgan en defensa de las personas que han sido afectadas en sus derechos por la violencia y las instituciones estatales, no trasgrede las limitaciones establecidas por la ley; al contrario -dice– jurídicamente obedecen a sus obligaciones para propiciar el respeto a los Derechos Humanos de todas las personas, “y quién mejor para inculcar este mensaje que aquellos que son considerados líderes en sus comunidades”.

PREGUNTA: ¿A qué te refieres con Mecanismos de Justicia Transicional?

RESPUESTA: Son mecanismos que se aplican en países que sufren o han sufrido un conflicto armado –internacional o interno–, una dictadura, y que han sufrido violaciones graves masivas a los Derechos Humanos para auxiliarlos a hacer la transición a la paz y a un Estado democrático. Entre sus objetivos principales está el de ofrecer reconocimiento a las víctimas, fomentar la confianza y reforzar el Estado de Derecho, prevenir la repetición de las crisis y futuras violaciones de los Derechos Humanos, contribuir a la construcción de la Nación, a la cohesión social y a alcanzar la reconciliación.

México, ¿en conflicto armado?

La especialista hizo referencia al reporte de la Academia de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos de Ginebra, que cada año analiza los conflictos internacionales y no internacionales alrededor del mundo, y en cuya edición 2017 por primera vez se incluyó a México dentro de los países que se encuentran en un “conflicto armado no internacional”.

En este sentido, explicó que para algunas personas –entre ellas el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), José Ramón Cossío– muy probablemente México sí se encuentra en un conflicto armado no internacional, pues los niveles de violencia igualan a los de países en conflicto, lo mismo que el tipo de violencia usada –incluyendo la tortura, ejecuciones, desapariciones y asesinatos– y los métodos sin precedentes que se han utilizado.

Si bien es controversial que México se ubique o no en esta clasificación, lo que el ministro en particular señala –dice Daniela Malpica– es que es algo que debemos comenzar a reconocer y a nombrar como tal. “Una vez que reconozcamos la gravedad del problema y le pongamos nombre, podremos comenzar a implementar estrategias para solucionarlo, pero mientras neguemos el conflicto en el que nos encontramos, será imposible aplicar las medidas correctas”.

El ministro de la SCJN también ha reflexionado sobre las implicaciones que podría tener a nivel internacional que México sea reconocido, ante la Organización de Naciones Unidas, como un Estado que se encuentra en conflicto, pues en ese escenario, la comunidad internacional podría imponer la implementación de algún mecanismo o sanciones para tratar de frenar la violencia que los mexicanos no han sido capaces de detener por sí solos.

PREGUNTA: ¿Puede la Iglesia católica, el propio papa Francisco, influir en una situación de violencia como la que estamos viviendo en México?

RESPUESTA: Las iglesias forman parte fundamental de nuestra sociedad y de la identidad de millones de personas; sus mensajes son escuchados y repercuten en las conductas de las personas que se identifican con ellos. Estos mensajes pueden ser para bien o para mal. Las religiones han contribuido a sacar lo mejor y lo peor de la humanidad. Creo que un mensaje que invite a la población a reconocer la dualidad de las personas, que no existe una división entre buenos y malos, como se nos ha hecho pensar, podría ayudarnos a iniciar una conversación para iniciar un proceso de paz. Necesitamos un mensaje a través de la Iglesia que nos invite a reconocer que muchas personas en México se encuentran en situación de víctimas y de victimarios, y que tenemos que reconstruir una visión de país en el que no somos entes aislados, sino que estamos interconectados y dependemos de los otros. La Iglesia también debe informarse y ayudar a informar a las personas que pertenecen a sus comunidades sobre estos mecanismos y sus implicaciones. Debemos ayudar a que todas las personas estén informadas y participen activamente en estos procesos.

Finalmente, sobre el papel que debe jugar el Episcopado Mexicano en estos momentos en materia de construcción de paz, Daniela Malpica consideró: “Creo que su papel para la construcción de paz es fundamental. Lo ideal sería que los obispos se informen y ayuden a informar a sus comunidades de manera imparcial y objetiva. También, las iglesias siempre han sido un gran espacio para generar el diálogo en la comunidad y para practicar la solución pacífica de conflictos. Sabemos que muchos párrocos han realizado labor humanitaria auxiliando víctimas en distintas crisis de seguridad –migrantes, por ejemplo, o durante conflictos como en Michoacán– la continuidad de sus labores y su participación para acercarnos a la verdad será fundamental en los próximos años. Ellos han realizado funciones que le corresponderían al Estado, y se han vuelto líderes reconocidos en sus comunidades, creo que deben seguir apoyándolas y promoviendo un diálogo hacia la paz.

¿Qué es JUSRED?

Actualmente Daniela Malpica es Directora General de JUSRED, una organización sin fines de lucro integrada por una red transdisciplinaria de profesionales, que busca la construcción de una cultura de reconciliación, respeto a los derechos humanos y acceso a la justicia en México, mediante el fortalecimiento de liderazgos con perspectiva de derechos humanos, género e interseccionalidad, así como el impulso de Mecanismos de Justicia Transicional.

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