Los cristianos de Egipto, otra vez a prueba

religiosa lamenta los destrozos y muertes causadas en la catdral copta de San Pablo en El Cairo Egipto tras el atentado 11 diciembre 2016

Misionera comboniana a VN: “Este ataque nos ha cogido a todos por sorpresa”

religiosa lamenta los destrozos y muertes causadas en la catdral copta de San Pablo en El Cairo Egipto tras el atentado 11 diciembre 2016

Una religiosa muestra su desolación ante los restos del atentado en el templo

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Una vez más, la minoría cristiana de Egipto ha sido golpeada por los más fanáticos. El último episodio, el peor en tres años, se ha registrado este domingo 11 de diciembre, cuando un atentado contra la iglesia de San Pedro y San Pablo, colindante con el templo de San Marcos, la catedral copta ortodoxa de El Cairo, ha ocasionado 25 muertos y 49 heridos. La inmolación de un suicida con una bomba resultó letal al coincidir con la misa dominical. Al caos le siguió una manifestación espontánea de cristianos para exigir responsabilidades al Gobierno y denunciar su desprotección.

Si bien nadie ha reivindicado la autoría del atentado, han sido detenidos cuatro sospechosos. El Ejecutivo del general Abdelfatah Al-Sisi, que derrocó en 2013 a Mohamed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, ha acusado precisamente a esta organización de estar detrás de los hechos, explicando que el terrorista suicida había recibido instrucciones en un viaje a Qatar en 2015.

En conversación con Vida Nueva, Expedita Pérez, misionera comboniana española que lleva cinco años en Egipto, a caballo entre El Cairo y Alejandría, reconoce que “este ataque nos ha cogido a todos por sorpresa”, pues lo cierto es que “la comunidad cristiana copta sí esperaba algún ataque, pero para Navidad, el último día del año o el 7 de enero”.

Con emoción, agradece “el seguimiento y la solidaridad” que le llegan desde España “en este momento de fuerte dolor y rabia”. A la vez, también percibe que “este es un tiempo de esperanza y de reafirmación en nuestra fe”. Como asegura, estos son los sentimientos que les han expresado “nuestros hermanos cristianos coptos ortodoxos”, estrechándose aún más los lazos entre las diferentes Iglesias que nutren la minoría cristiana en Egipto (un 10% de la población).

A nivel político, la religiosa canaria recalca que “con este Gobierno nos sentimos más protegidos como cristianos”. Protegidos y considerados como un colectivo más y no un ente extraño dentro de la cultura egipcia: “Lo demostró el funeral por las víctimas, el lunes 12, que fue de Estado porque así lo quiso el presidente. Los muertos fueron llevados a hombros por los soldados y sus caras cubiertas con la bandera de Egipto. Los llevaron a diferentes iglesias en ambulancias del Ministerio de Sanidad y su llegada fue siempre un momento de mucho dolor para todos”.

Pérez reivindica que la mayoría de los egipcios testimonian su cercanía a los cristianos: “La comunidad islámica ha rechazado con fuerza el atentado y la gente sencilla pide perdón a sus hermanos cristianos”. Sobre su propia comunidad comboniana, que desarrolla en El Cairo un proyecto con menores sudaneses refugiados y otro en Alejandría con una guardería para 300 niños (de los que solo 17 son cristianos), insiste en que buscan poner su grano de arena para una cultura basada en la convivencia: “Nosotras acompañamos tanto en el dolor como en la esperanza… Tenemos que seguir rezando y trabajando por construir puentes de diálogo y de paz”.

Fanatismo en un fin de semana negro

El último fin de semana dejó un reguero de muerte en varios países. El viernes 9, en Mogadiscio (Somalia), un coche bomba produjo 30 muertos en un atentado reivindicado por la milicia yihadista Al Shabab. El sábado, en Estambul (Turquía), un explosivo frente al estadio del Besiktas mató a 38 personas, en su mayoría policías, atribuyéndose el ataque un grupo kurdo. Ese día, en Adén (Yemen), un suicida se inmoló y asesinó a 35 personas y dejó heridas a más de 50, en su mayoría de las fuerzas de seguridad. El domingo, dos niñas de siete años se estallaron en un mercado de Maiduguri (Nigeria), llevándose por delante la vida de unas 11 personas y repitiendo un modus operandi empleado cada vez más por la secta islamista Boko Haram.

Publicado en el número 3.016 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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