‘Captain Fantastic’

fotograma de la película Captain Fantastic

fotograma de la película Captain Fantastic

J. L. CELADA | Miradas furtivas acechan a la presa entre la espesura del bosque, hasta que alguien atrapa y mata al animal con sus propias manos. Lo que parece una simple escena de caza no es tal, sino el rito iniciático por el que un aguerrido joven ingresa en la edad adulta. Ni estamos en el lejano Oeste ni en una tribu africana o de la Amazonía, aunque pronto descubriremos que hay distancias más insalvables que las temporales o las geográficas.

Así arranca la aventura del Captain Fantastic y su disciplinada tropa, seis hijos y una madre enferma (su ausencia, tan presente, mueve el resorte dramático de la cinta hacia la resbaladiza frontera que separa el sentimentalismo del sentimiento), con los que un día levantó su pequeño paraíso ajenos a este mundo “injusto y arbitrario”. Un microcosmos familiar que la cámara de Matt Ross no tarda en mostrarnos al ritmo de la música. Con sus bondades, sus contradicciones y sus límites. Porque el contacto con la naturaleza, los entrenamientos –físicos e intelectuales– o las charlas en torno al fuego contribuyen al sano crecimiento de la prole, pero ¿con qué derecho el padre y protagonista (Viggo Mortensen en uno de los mejores papeles de su carrera) decide criar a sus vástagos fuera de la realidad?

Esta reflexión –que ya suscitaron en el pasado otras producciones como La costa de los mosquitos (1986), de Peter Weir– no solo reabre aquí el debate sobre la educación y la vida en sociedad, sino que incorpora nuevos e interesantes matices a un tema con evidentes implicaciones morales: la sobreprotección (o no) de la infancia, la importancia de un aprendizaje que rebase los márgenes de los libros o si se puede seguir viviendo la misma vida después de una muerte como la de su esposa. Será este hecho, justamente, el que propicie una vuelta de tuerca a la historia, en su género y en su tono.

A medida que los personajes entran en contacto con la “civilización”, la road movie se impregna de comedia (con los comentarios y preguntas incómodas de los más pequeños) y un punto de irreverencia contra lo establecido (autoridad, religión…). Condiciones necesarias para que estos marcianos no se vuelvan monstruos, y terreno abonado para la catarsis final, cuando el patriarca del clan admite haber vivido “un error maravilloso”.

Una mezcla de ambas sensaciones nos deja esta película, a ratos maniquea y condescendiente, pero siempre dispuesta a entretener y dar que pensar. Como lo hacen estos “herederos” de Noam Chomsky, comprometidos con la esperanza y la libertad, o lo que es lo mismo, con la posibilidad de construir un mundo mejor. “Esa es tu elección”, asegura el activista estadounidense. La nuestra ahora es ver Captain Fantastic.

FICHA TÉCNICA

Título original: Captain Fantastic

Guión y dirección: Matt Ross.

Fotografía: Stéphane Fontaine.

Música: Alex Somers.

Producción: Lynette Howell Taylor, Jamie Patricof, Shivani Rawat, Monica Levinson.

Intérpretes: Viggo Mortensen, Frank Langella, George MacKay, Samantha Isler, Annalise Basso, Nicholas Hamilton, Shree Crooks, Charlie Shotwell, Ann Dowd.

Publicado en el número 3.005 de Vida Nueva. Ver sumario

Compartir