Valencia recupera su ‘Capilla Sixtina’, una bóveda deslumbrante

Una innovadora restauración rescata casi dos mil metros cuadrados de espléndidos frescos barrocos

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Con más del doble de obras restauradas que en el Vaticano, esta intervención pictórico-oramental es la más importante realizada en el mundo hasta la fecha

Valencia recupera su ‘Capilla Sixtina’, una bóveda deslumbrante [extracto]

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Color, luz, belleza. Los frescos impresionan. “Es una de las creaciones más extraordinarias de toda la historia del arte en Valencia”, describe Antonio Corbí, párroco de la iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, en pleno centro de Valencia, en el corazón de la Ciutat Vella. Corbí mira hacia arriba, a la bóveda, a los frescos. Después de dos años de una restauración innovadora y ejemplar, las pinturas barrocas de Dionís Vidal lucen ahora espléndidas y luminosas.

“La iglesia era muy oscura, muy tenebrosa. Y las pinturas estaban completamente negras”, explica a Vida Nueva Pilar Roig Picazo, catedrática del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Universitat Politècnica de València (UPV), que ha dirigido los trabajos que han devuelto su “celestial belleza” a los frescos pintados entre 1694 y 1701. Una superficie de 1.904 metros cuadrados pintados sobre la bóveda y que se extiende por las claves, los arcos, las pilastras, las lunetas. “La Capilla Sixtina valenciana”, según el mismísimo Gianluigi Colalucci, director de la restauración de los frescos de Miguel Ángel en el Vaticano.

“Es evidente que no podemos establecer comparación a nivel artístico porque Miguel Ángel es Miguel Ángel y el barroco no es el renacimiento –afirma Roig–. Sería absurdo. Colalucci lo dijo por los metros cuadrados que hay, 1.904, pintados y decorados por Vidal y el arquitecto y escultor Juan Pérez Castiel. Y, luego, por la técnica, que es una maravilla, y por esa luminosidad que se le ha devuelto al templo”.

La catedrática valenciana –un referente internacional de la interdisciplinariedad en el arte de la restauración– narra cómo surgió el comentario de Colalucci: “Él es colaborador nuestro y viene todos los años a Valencia. Nos decía que al restaurar la Capilla Sixtina, los frescos estaban sucios, entre amarillo y marrón, pero se veía algo. Y que aquí estaba tan negro que no se veía qué había debajo. Por eso estableció esta similitud, por el alarde tecnológico y por haberlo hecho en un tiempo récord como son dos años. Nos mandó un mensaje diciendo ‘Viva la Capilla Sixtina valenciana’ cuando acabamos y pudo ver al descubierto una riqueza cromática exquisita”. La superficie restaurada en la capilla vaticana suma, en total, 800 metros. La cifra habla por sí sola de la dimensión y el esplendor de los frescos de San Nicolás.

“Sencillamente no nos hemos conformado con hacer una restauración tradicional, sino que hemos partido de la investigación”, explica Pilar Roig, orgullosa ante una intervención que ha sido seguida –y elogiada– por expertos de todo el mundo. “Previamente hicimos muchos estudios, que nos han llevado a poder aplicar nuevas técnicas. Por ejemplo, biolimpieza con bacterias, que ha consistido en crear en laboratorio unas bacterias muy concretas que se alimentaran de, precisamente, lo que pretendíamos eliminar. Ha sido exitoso porque las bacterias son inanes para la obra y para el medioambiente, y, además, actúan maravillosamente y en un tiempo muy breve”. Además, han usado láser y técnicas de clonación digital: “Concretamente, en una pilastra que estaba completamente en blanco, porque se había caído la pintura original”, añade.

Colas para ver las pinturas

“Lo más importante ha sido sacar a la luz, que todo el mundo lo pueda contemplar, esas maravillosas pinturas y esculturas”, insiste la catedrática, al frente de un amplio equipo del Instituto de Restauración del Patrimonio desde 2013, cuando se firmó el convenio entre la UPV y el Arzobispado de Valencia. “San Nicolás era una iglesia prácticamente olvidada –admite Roig–. Muchos valencianos ni sabían dónde estaba; ahora ha abierto las puertas en par en par y, con el nuevo párroco, está muy activa. Los fieles pueden contemplar esta belleza que les rodea y que invitan a la reflexión, al recogimiento, porque es una gran obra de arte. Ya figura en los mapas como un referente internacional, como un lugar al que hay que ir. Tenemos unas colas impresionantes para ver las pinturas”.

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Gianluigi Colalucci y Pilar Roig

Los frescos, por supuesto, son pastoralmente muy atractivos, según relata Roig. “Tienen un carácter muy didáctico, muy doctrinal. A nivel religioso son muy interesantes porque Vidal sigue a rajatabla el programa iconográfico que traza Antonio Palomino, del que era discípulo, y refleja la vida y milagros de los dos santos titulares de la iglesia”, explica a esta revista.

“A la derecha –describe– tenemos a san Nicolás de Bari, con la leyenda de las tres monedas de oro con las que salvó a las doncellas, y que es el origen de la tradición de Papa Noel o Santa Claus, aparte de otros milagros. Y a la izquierda, a san Pedro Mártir cuando lo invisten dominico, sus milagros, su suplicio”. Dentro de este conjunto, la catedrática destaca el hallazgo de un mural de unos veinte metros cuadrados sobre el dintel de la puerta oeste, escondida bajo una densa capa de cal.

“Es del mismo conjunto –manifiesta–. Y menos mal, porque era absurdo que esa pared estuviera en blanco. De hecho, Palomino la describe en su libro, y por eso la hemos descubierto. Es muy interesante, porque representa a la Santa Madre Iglesia como una mujer que lleva en una mano una cruz y en la otra una maqueta de la propia iglesia. Es el triunfo sobre los herejes, que también están iconográficamente representados”.

Cañizares: “Habéis devuelto al templo la maravilla de su hermosura”

La iglesia de San Nicolás, monumento histórico artístico desde 1981, es única en Valencia. Es una de las primeras erigidas en el siglo XIII, pero el actual edificio
–como su cúpula del siglo XV– es gótico, y la decoración, íntegramente barroca, de finales del XVII. “Dionís Vidal tiene que hacer el difícil ejercicio de no pintar una superficie continua, sino una bóveda llena de elementos arquitectónicos que ha de revestir. Y que demuestra que tenía un gran dominio de la perspectiva y del escorzo”.

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Dtalle de uno de los ángeles pintados

La actuación no podía ser convencional: “Es la intervención arquitectónica y pictórico-ornamental más importante –reconoce Pilar Roig– realizada hasta la fecha a nivel internacional, por la magnitud de la obra y las técnicas empleadas”. Una exposición en el templo explica la intervención, en la que también ha participado el arquitecto Carlos Campos. “Os habéis convertido en los guardianes de la belleza de este templo de la fe y de la creatividad”, les dijo a los restauradores el párroco, Antonio Corbí.

En la bendición de esta restauración, el 4 de febrero, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, aseguró que “el Pueblo de Dios y la ciudad de Valencia reciben un regalo inmenso, que renueva la amistad de la cultura cristiana con el arte”. Restauración que financia la Fundación Hortensia Herrero con 4,7 millones de euros, y que incluye la rehabilitación de las fachadas, cubiertas y capillas de la iglesia, así como un nuevo sistema de ventilación e iluminación con lámparas led. “Estoy muy orgullosa de haber podido contribuir a poner en el mapa este singular edificio, una de las joyas artísticas de Valencia que hoy luce en su esplendor”, según afirmó la propia Hortensia Herrero, vicepresidenta de Mercadona y esposa de su fundador, Juan Roig, que acudió a la bendición arzobispal. “Habéis devuelto al templo la maravilla de su hermosura”, afirmó Cañizares.

En el nº 2.977 de Vida Nueva

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