La triste partitura del coro de Ratisbona

Georg Ratzinger, su antiguo director, califica de “locura” el informe denunciando décadas de abusos

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Lothar Zagrosek, actual director de la Orquesta Sinfónica de Berlín

RUBÉN GÓMEZ DEL BARRIO (BERLÍN) |Me llamo Lothar Zagrosek. Junto a mi hermano gemelo Eberhard y mi hermano John, tres años menor que nosotros, estuve en el internado de Ratisbona entre 1952 y 1959. Unos años que solo pueden ser descritos por unos recuerdos muy significativos. Nunca olvidaré el día en que mi hermano John no pudo seguir una canción durante la misa porque no encontró la letra en el cancionero. Poco después fue llamado a la biblioteca, donde recibió tantos golpes que fue necesario llamar a una limpiadora para que limpiara la sangre. Tenía rasgado el lóbulo de la oreja”.

Lothar Zagrosek es hoy el director de la Orquesta Sinfónica de Berlín. Un prestigioso músico y uno más de los 231 niños del coro de la catedral de Ratisbona, en el sur de Alemania, que fueron víctimas de maltrato, incluido abuso sexual, entre 1953 y 1992, según el informe provisional encargado por este obispado alemán. A pesar de que el escándalo saltó a la luz en 2010, ahora ha vuelto con fuerza al conocerse nuevos detalles sobre los abusos que se perpetraron impunemente durante 39 años. Sobre la palestra, nuevamente Georg Ratzinger, hermano mayor de Benedicto XVI, quien dirigió el coro entre 1964 y 1994.

En el informe entregado por las autoridades católicas en febrero de 2015 solo figuraban como víctimas 72 menores. Pero la nueva investigación, a cargo del abogado Ulrich Weber, y que se dio a conocer días atrás, asegura que el número real de víctimas es superior, entre 600 y 700, lo que supondría que uno de cada tres niños de dicho coro y de dos internados asociados sufrió algún tipo de abuso físico o psíquico, como golpes, privación de comida, agresiones sexuales y violaciones.

Delitos prescritos

Georg Ratzinger tachó de “locura” el informe. Una semana después de que este viera la luz, y en declaraciones a la emisora de radio Bayerischen Rundfunk, Ratzinger aseguró que para él “el tema está cerrado”. “Es simplemente una locura cómo se quiere investigar cuántas bofetadas se dieron hace 40 años en nuestra casa y en otros sitios”, añadió. Sin embargo, Weber aseguró que el hermano mayor del papa emérito estaba al tanto de los abusos, en su condición de director musical. “Después de mi investigación, debo asumir que los hechos fueron conocidos de manera interna y criticados, pero casi no tuvieron consecuencias”, sentenció el letrado.

La investigación se alargó durante ocho meses, en los que se entrevistaron a más de 140 personas, entre ellas 70 presuntas víctimas. De estas, 50 aludieron a presuntos abusos sexuales en un rango que se extiende desde caricias a violaciones. Sin embargo, la mayoría de los delitos consignados en el informe, en el que se habla de 42 profesores y sacerdotes implicados en las agresiones, ya habrían prescrito.

El abogado atribuyó las palizas y otros malos tratos en su mayoría a Johann Meier, director de la escuela adjunta al coro entre 1953 y 1992, cuando se jubiló. Falleció aquel mismo año, poco después de retirarse. El compositor alemán Franz Wittenbrink lo recuerda bien. En una entrevista concedida a la revista Der Spiegel se refirió a la “violencia” de la que era capaz Georg Ratzinger y al “sistema de castigos sádicos, relacionados con el placer sexual” al que eran sometidos los menores.

La Diócesis de Ratisbona publicó en su página web el informe provisional del caso, junto a un sermón de hace un año del obispo Rudolf Voderholzer, donde expresa su pesar por el presunto abuso al que habrían sido sometido los menores. La diócesis había ofrecido previamente pagar 2.500 euros en daños a cada una de las víctimas. Los resultados de esa investigación, ahora revelados, amenazan multiplicar el escarnio para la Iglesia católica alemana.

En el nº 2.973 de Vida Nueva

 

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